lunes, 9 de junio de 2014

SÍLABAS POR EL MAXILAR DE FRANZ KAFKA



En unos días más, el 18 de junio,  Efraín Huerta cumple 100 años de haber llegado a este mundo y, con su poesía, permanecer siempre.
      Sea este un homenaje diario 
Kafka por Kap

Oh vieja cosa dura, dura lanza, hueso impío, sombrío objeto
de árida y seca espuma; ola y nave, navío sin rumbo, derrumbado
y secreto como la fórmula del alquimista; velero sin piloto
por un mar de aguda soledad; barca para pasar al otro lado del mundo,
enfilados hacia el cielo praguense y las callejuelas
donde la muerte pisa charcos de la cerveza que no bebió Neruda;
hueso infinito para ponerse verde de envidia,
para no remediar nada —ni el silencio ni las alas oscuras y obscenas de tus orejas;
para no ver siquiera la herida de tu boca
ni el incendio de allá arriba, donde tus ojos todo lo penetran
como otras naves, otras lanzas ardidas, otra amenaza;
para hipnotizar la espada de la melancolía
y acaso para descifrar el curso de aquel río de palacios
donde murieron los santos y las vírgenes agonizaron tañendo laúdes de piedra;
para que pasen la novia y el féretro y Nezval resucite
en el corazón del follaje del cementerio judío;
para que el poeta te mire y se sonría ante el retrato de Dios;
para la locura —tu maxilar de duelo—, para la demencia total
y hasta para la humildad de nuestro lenguaje y su negra lucidez;
para morir eternamente de una tuberculosis dorada
y cabalgar las nubes y nombrar a los ángeles del exterminio
y clamar por los asesinos —otra vez allá arriba—,
por los que quemaron a Juan Huss
y arrojaron sus cenizas a un ancho río de espinosa corriente.
Hueso de piedra, ojo derecho del carlino puente,
pirámide caída, demolida, muerta desde su muerte;
hueso para escribir cien veces Señor K Señor K Señor K
hasta la podredumbre de las estrellas y las ratas de los castillos
y la infamia de los jueces; hueso vivo, puntiagudo
como la raíz del alma, como la ciega aurora de tus cejas;
hueso para llegar de rodillas y aguardar amorosamente
la carcajada y la oración, la blasfemia y el perdón.
Nave, navío, barca y espuma para sudar de miedo
y escribir sobre la piel la palabra abismo,
la palabra epitafio, la palabra sacrificio
y la palabra sufrimiento
y la palabra Hacedor.

El Espejo y el martillo

Si andan por Madrid este viernes, vayan a la Biblioteca María Zambrano, de la Universidad Complutense, verán la esplendida obra de Junco, junto con quien dialogaremos en torno a el humor y el arte



domingo, 8 de junio de 2014

El cartón del mes. Tiranía

Mi colaboración mensual para la revista Relatos e historias de México, junio de 2014.




Se presentará en Cádiz una interesante e importante muestra sobre José Guadalupe Posada


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Cuando uno ve cualquiera de los grabados que a lo largo de su vida nos dejó el artista mexicano José Guadalupe Posada, inmediatamente se los relaciona con México y la cultura mexicana. Sus dibujos retrataron a la perfección una parte de nuestra cultura proyectándola de manera intemporal lo que ha permitido que aunque pasen los años sigan teniendo vigencia y encuentren una identificación con todo mexicano que los encuentra divertidos y muy propios.

Y parte de ese embrujo podrá verse en la exposición "Posada. Fantasías, Calaveras y Vida Cotidiana", de José Guadalupe Posada, que se exhibirá desde el 19 de junio del 2014 en el Castillo de Santa Catalina, en la ciudad andaluza de Cádiz.  La muestra, cuya curaduría estará a cargo del escritor, periodista e investigador, también mexicano, Agustín Sánchez González, "...se compone de alrededor de un centenar de volantes originales de finales del siglo XIX y principios del XX, en los que se destacan diversas facetas del artista oriundo de Aguascalientes."



Posada fue un artista, cuya obra influyó de manera importante en algunos de los pintores mexicanos de generaciones posteriores:
Fue considerado por Diego Rivera como el prototipo del artista del pueblo y su defensor más aguerrido, incluso se autoproclamó como hijo de Posada y de la Catrina en su mural Sueño de una tarde de domingo en la Alameda.  También es considerado precursor del movimiento nacionalista mexicano de artes plásticas. Célebre por sus dibujos y grabados sobre la muerte. Apasionado de dibujar caricatura política. Desarrolló nuevas técnicas de impresión. Trabajó y fundó periódicos importantes. Consolidó la fiesta del día de los muertos, por sus interpretaciones de la vida cotidiana y actitudes del mexicano por medio de calaveras actuando como gente común.
La muestra podrá verse en Cádiz durante los meses de junio, julio y agosto porque esta previsto que en octubre la misma exposición podrá verse en la ciudad madrileña de Alcalá de Henares.


Exhibirán exposición de José Guadalupe Posada en España


CULTURAS

Exhibirán exposición de José Guadalupe Posada en España

Es reconocido como el ilustrador de lo mexicano. La muestra “Posada. Fantasías, Calaveras y Vida Cotidiana”, podrá verse a partir del 19 de junio, en el Castillo de Santa Catalina, en Cádiz.

Apenas en 2013 se conmemoró el centenario de su muerte con la realización de varias exposiciones en México.
Apenas en 2013 se conmemoró el centenario de su muerte con la realización de varias exposiciones en México.
El grabador José Guadalupe Posada es más que calaveras, por las que es conocido en el mundo, “es el gran ilustrador de lo mexicano”, afirmó el investigador Agustín Sánchez González. El investigador del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) precisó que Posada es conocido en el mundo por sus ilustraciones de calaveras, pero la muestra llevada a España descubre que es más que calaveras, es el gran ilustrador de lo mexicano.

Sánchez es el comisario de la exposición “Posada. Fantasías, Calaveras y Vida Cotidiana”, de José Guadalupe Posada, que se exhibirá desde el 19 de junio en el Castillo de Santa Catalina, en Cádiz, sur de España. El también historiador describió que se trata de cien piezas, impresiones tipográficas directas.

Posada es autor de más de 20 mil obras. Apenas en 2013 se conmemoró el centenario de su muerte con la realización de varias exposiciones en México, recordó Sánchez. El ilustrador nació en Aguascalientes, en 1852, y murió en el emblemático barrio de Tepito, en la Ciudad de México, en 1913.
Su obra, mientras vivió, no ocupó espacio en ningún museo, lo que nunca fue su objetivo, y tuvo un fin mejor: volar por los aires, mirarse en las calles, en las iglesias, en las mesas para el juego, en las cartas de amor, en los cancioneros, los periódicos, los anuncios, entre otros escaparates.

En cada una de las casas, modestas o lujosas, siempre se encontraba uno de sus trabajos. Su obra fue realizada para el momento, para lo efímero, y sin embargo, trascendió de tal manera que hoy, más de cien años después, está más viva que nunca.

La exposición se podrá visitar durante junio, julio y agosto, y en octubre se trasladará a la ciudad de Alcalá de Henares, cuna de don Miguel de Cervantes de Saavedra, destacó Sánchez

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Afrodita Morris. Homenaje a Efraín Huerta




 

En unos días más, el 18 de junio,  Efraín Huerta cumple 100 años de haber llegado a este mundo y, con su poesía, permanecer siempre.
      Sea este un homenaje diario 

 












AFRODITA MORRIS
(Ceremonial de las 13.30)
                        On ne mesure pas le désordre
                       Pourtant
                        C’est par la femme que l’homme dure
                      PAUL ÉLUARD

Causadora de secretos yerros
Enemiga de honestad
Ligera emerges de la malvada espuma
Y zahareña pasas bajo arcos triunfales
Traspasada de luces meridianas
Pirules, marquesinas, prósperas azaleas,
Sublimada como la gran cosa grandes muslos
Sintiéndote brutalmente soñada
Cual si fueras lo exclusivo y único mineral y eléctrico

Pero así eres pues
Y algo de tu mítica presencia
Explicaré en seguida
Con licencia de castos ojos castos oídos:

A los 200 metros advertimos olemos la chamusquina
Tu breve cabellera república de abejas
Dorado vellocino
Te acercas luego luego
Deseada y amada a todo vapor
Con tus brillantes incisivos de ardilla
El busto de amazona levemente anémica
Y todo lo animal y exuberante que te circunda
Laboriosa potranca gigante brizna
Abrasadora corza purpureante blasfemia
Amazona domadora del potrillo segundo
Del minutero potro
Fulminadora de una vez por todas
Espejo espejito espejazo
De los hirientes azúcares del día
¿Quién más bella que tú?

Pasas rapiditamente por el abismo de mis tristezas
Irradiando cardillo suscitando guirnaldas
Malditamente becqueriana
Salvajemente nerudiana
Abruptamente rubendariana
Dueña y señora de las implacables exultaciones
Vegetal marmórea canela pura
Piel de adivinaciones
Pies tejedores de aullidos
Cuando un fregabundal de albañiles te miran
Y los andamios son ya castillos en ruinas
Los pasajeros de autobuses fallecen de escalofrío
Y los decesos (desexos) se suceden como un tropel de alfajores
Imposible sería, erectamente hablando,
Decir tu nombre porque nadie lo sabe y
Porque pocos conocen tu eminencia hipotenar
El aductor medio el definitivo sartorio
Los nombrados internos y externos
El crucial peroneo lateral largo
Y los delicados crural anterior, ah, y el sóleo

Después la asfáltica nube que discurre desde Morris Hnos.
(todo lo diagnosticas tú, todito, toditito,
doctora en almas herrumbrosas automóviles desbielados)
Hasta Masaryk, Horacio y Homero
Territorio de los rugidos las aromáticas mentadas de madre
Las sirenas de la Cruz Verde y la Cruz Roja
El claxon rencoroso de las damas liverpúlicas
Las solamente lindas propietarias de boutiques
(una shutique me hace merecedor de la locura)
Los vendedores de billetes de lotería
Los boleros sin ranita con mandolina,
Los vagos, los imbéciles gerentes de banco
Y sus medianamente guapotas secretarias
Las carrozas de Gayosso y Tangassi
(Cuando estrene mi pijama de madera estaré más triste)
Los camiones 60, 77, 85, 91, etcétera,
Que van y vienen como cangrejos locos
Y vas y vienes, Afrodita de tezontle,
Y entonces la avenida Mariano Escobedo (¡Ríndete,Maximiliano!)
Es el canal donde la sangre estalla y se desparrama
Y los cínicos sicofantes la recogen con cucharitas de plata

Pero cuando ayayay no pasas
Vario coraje nos enferma y
Por absoluta mayoría se resuelve
Que simplemente seas Afroda
Afroda Pérez López González o Martínez
Y no como te llamen en tu oficina en tu alcoba
O como se llamen tu espalda y tus riñones
Tus músculos ya escritos y descritos
La dulce miniatura de tus machupechos
Nuestros ojos muertos de pena
Nuestra boca muerta de sed
Nuestra poesía tan pobremente reiterativa

Todo viene a ser atrocísimo
Ominoso guillotinesco
Oh tú arrogante y bien plantada
Epicúreo y frutal teorema
Avara y generosa
Plácidamente paladeable
Para con “los llamados etceteristas
Y también los del así sucesivamente”

Y así
Así susexyvamente
Hasta la dulce muerte por enumeración
Y la despiadada caída
Del violáceo telón de la Impudicia

Enero de 1971




Encontré un blog, de César Abraham Navarro, que rescata la siguiente anécdota:
" En la primera parte del programa televisivo Luces de la ciudad, Efraín Huerta y la Ciudad de México (México, 1994) —idea original de Gerardo de la Torre—, realizado por Felipe Cazals, Edmundo Valadés (1915-1994) refiere la siguiente anécdota brevemente: En ese tiempo el tuvo un infarto, ¿no?, muy grave. Me acuerdo de que mandó una tarjeta que decía “QueridoMundo” —él me decía Mundo—, tal y tal cosa, y firmaba  “Infartín Huerta”.
En la segunda parte de dicho programa, Alejandro Aura (1944-2008) contextualiza un par de poemas de “El cocodrilo”:
Había una chica que trabajaba en la distribuidora de automóviles y taller mecánico y no sé qué, “Morris”, que está o estaba ahí junto a IBM, junto al edificio de IBM, y ahí  trabajaba una chica grandota como tú [se refiere a la entrevistadora y conductora Perla de la Rosa], preciosa, nomás que rubia, y tenía unos muslos pero así fornidos [los evoca con las manos] y se usaban las minifaldas y entonces
usaba la minifalda entalladita y aquellos piernones... Y venía, la veníamos venir y entonces Efraín decía:
—¡Mira y... ésa es Afrodita! ¡Afrodita! Y entonces pasaba Afrodita —nunca le dijimos nada, nada más la mirábamos con arrobo—, pasaba... y entonces escribió el poema ese  que se llama “Afrodita Morris”. Es un poema extraordinario.
Y Afrodita Morris es esa Afrodita que trabajaba en la estación, en el taller Morris.

http://caesarisnv.blogspot.mx/2014_01_01_archive.html


sábado, 7 de junio de 2014

La vida es como el metro.

El domingo de las muchachas


Los domingos nadie trabaja, eso dicen.
Es un día especial, pero en el metro sí hay servicio, digamos normal, aunque los vagones suelen ir vacíos y silenciosos pues vendedores ambulantes, artistas callejeros, supongo que ladronzuelos y demás asiduos, toman su día de asueto.
Hay estaciones cuya fluidez y gente es casi la misma, en cantidad, pero no en calidad. Chapultepec, Hidalgo, Bellas Artes, Zócalo, Basílica y Pantitlán, reciben ese día a las viajeras, que casi toda la semana han permanecido en casa.
Son fácilmente reconocibles. Huelen a limpio, a que acaban de usar el jabón que compraron en la fayuca o el que les regaló la señora.
Andan en pequeños grupos de dos, tres y hasta cuatro. Son jóvenes, casi todas, y se juntan como los domingos en que salían del rancho para ir a misa al pueblo.
Allá van. Se les mira en la Basílica de Guadalupe o en la Catedral; a la iglesia de la colonia donde trabajan evitan asistir pues, dicen algunas, allá van los patrones y luego las ven mal.
Su ropa también está limpia, en algunas ocasiones aún usan vestidos chillantes, como sus ancestros, sólo que son más modernas o pretenden serlo. A veces lucen algún vestido de "marca", regalo de la señora o pirata del tianguis..
Casi nadie se maquilla, ni se pinta los labios. Son chaparritas, llevan pelo suelto y sonríen tímidamente, como descubriendo el mundo.
Las que sí andan de pelo suelto, esperan al galán en la Alameda o en el jardín cercano de sus “casas”; los novios son soldados, o el panadero o el albañil que construye en la colonia o en la casa vecina a la que ellas atienden.
Es el domingo, el día de la creación, el día de la libertad. Van a Chapultepec a mirar los animales, a remar con el novio, a comer tortas, tostadas y quesadillas, con agua de limón o de horchata. Las modernas, de cuando en cuando, comen hamburguesas en McDonalls.
La ciudad les parece un monstruo. A veces añoran la tranquilidad pueblerina, pero se reconfortan con la seguridad que tienen para comer, con las comodidades que gozan muy pocas, sobre todo, aquellas que trabajan en una casa rica y sus patrones son generosos, cosa poco frecuente; en cambio, a las que chambean con clasemedieros, cada vez les va peor.
Viven en pequeños cuartos, compartiendo habitación con los hijos menores de la familia o, de plano, les han construido un cuartito, como palomar, en la azotehuela, donde duermen al lado del lavadero o de los tendederos de ropa.
Pero los domingos olvidan todo eso, se les ve alegres.
Bajan en Bellas Artes y se encaminan al correo a poner una carta a sus "tatas", donde cuentan sus vivencias, les mandan un poquito de dinero que alivie un poco sus pesares.
Los domingos ríen. 
A veces van al teatro Blanquita, transitan por la Alameda central, como en su pueblo: "los muchachos por allí, las muchachas por allá", soñando con encontrar un hombre que las quiera y no las abandone como muchas que se equivocaron, un fin de semana, y salieron con su domingo siete.
Ese día salen temprano de la casa donde están encerradas todos los días, caminan despacio, disfrutan su descanso; recorren todas las estaciones del metro, pasan de andén en andén, de línea en línea.

Les gusta contemplar las calles, desde aquellas líneas que no son subterráneas, como la dos, la de color azul, de San Antonio Abad a Taxqueña, pero en cuanto empieza a oscurecer regresan a la casa de sus patrones a esperar el siguiente domingo para volverse a encontrar con la ciudad, con el metro, con la vida.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...