viernes, 4 de enero de 2013

José Guadalupe Posada regresa un siglo después

Ciudad de México • Este 2013 es el año de José Guadalupe Posada, el célebre creador de La catrina, quien es reconocido como el precursor del arte contemporáneo de México. Para evocar su memoria, este 20 de enero, fecha en que se cumple el centenario de su fallecimiento, se realizarán una exposición y un homenaje en el Panteón Civil de Dolores. El realizar este acto conmemorativo en dicho camposanto cobra relevancia, ya que en este lugar fue enterrado en la fosa común, ya que murió en un cuarto de vecindad del barrio de Tepito, en la pobreza absoluta. Justo a 100 años de aquel suceso, un grupo de investigadores, encabezados por Agustín Sánchez González y Ethel Herrera, está por localizar la fosa donde están sus restos en el Panteón de Dolores. La idea es darle al artista el lugar que merece como un referente del arte nacional —fue una de las influencias en la labor creativa de pintores como Diego Rivera, José Clemente Orozco y Leopoldo Méndez—, por lo que, además, ya se presentó a la Secretaría de Gobernación la propuesta para que sea incluido en el Rotonda de las Personas Ilustres. Sin embargo, con el cambio de gobierno federal no se sabe en qué quedó el trámite, detalla a MILENIO Sánchez González, quien ha estudiado la vida y la obra de Posada durante más de dos décadas. Herrera, autora del libro Restauración integral del Panteón Dolores, aclara que la solicitud que han hecho a las autoridades correspondientes es que se ponga un cenotafio (un momento funerario erigido en su honor) aunque sin los restos del artista. Para que el legado del grabador, periodista, ilustrador y caricaturista, nacido en la ciudad de Aguascalientes en 1952, sea difundido y valorado, Sánchez González trabaja actualmente en lo que será “el Gran libro de José Guadalupe Posada”, el cual reunirá más de 20 mil imágenes del prolífico artista, quien retrató de una manera majestuosa la vida cotidiana. El homenaje ya empezó Sánchez González afirma que el homenaje a José Guadalupe Posada ya empezó: se le rinde en estos momentos en Monterrey, en Guadalajara y en la Ciudad de México, en la Casa de la Primera Imprenta de América de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Lo significativo de la exposición en la UAM, titulada El juego de la vida, y que exhibe alrededor de 40 espléndidos grabados alusivos a la vida cotidiana, es que a unos metros de este inmueble trabajó por algunos años el mayor de nuestros grabadores, justo en el terreno donde se localiza actualmente el Palacio de la Autonomía. En Monterrey, en el Museo de Historia Mexicana se muestra también, bajo la curaduría de Sánchez González, la más completa exposición sobre Posada, bajo el título de José Guadalupe Posada. El gran ilustrador de lo mexicano. Por su parte, en Guadalajara, en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, se presenta la exposición Posada en la prensa mexicana, la que estará abierta hasta el 13 de enero de 2013, lo que significa que será clausurada siete días antes de su aniversario luctuoso. Bellas Artes, en deuda. El más grande artista del grabado en México no ha tenido una exposición en el Palacio de Bellas Artes; creadores van y vienen, y la obra de Posada, quien es un referente del arte mexicano, nunca se ha mostrado en el recinto cultural más importante de este país, cuestiona Sánchez González. Para este 2013 las instituciones culturales, a través de los museos nacionales de la Estampa y de Arte, montarán dos exposiciones a destiempo, ya que no coincidirán con la fecha conmemorativa. Pero lo importante es que el público conozca las imágenes de Posada, quien en su tiempo cuestionó la desigualdad e injusticia social, y que, al mismo tiempo, tuvo la visión para crear sus características calaveras e imágenes para juegos de mesa —como la oca—, diseñar cajetillas de cigarrillos o ilustrar la Biblioteca del Niño Mexicano.

José Guadalupe Posada, un rompecabezas para armar

En unos días se cumple un siglo de la muerte de uno de los artistas plásticos más versátiles de México, cuya obra va mucho más allá de la famosa Catrina 

 Jueves 03 de enero de 2013

Invariablemente la Catrina lleva al apellido Posada y, sin embargo, las calaveras apenas ocuparon entre 3 y 5 % de la obra de José Guadalupe Posada. 

Inasible y universal, así fue este artista que falleció hace un siglo, el 20 de enero de 1913, en la ciudad de México. Caricaturista, publicista, dibujante, ilustrador y cronista visual -sus dibujos se publicaron en más de 70 periódicos-.

Pocos detalles se conocen acerca de él, y eso contrasta con la idea de que por ser autor de la famosa Catrina, no necesita presentación. "Por el contrario, lejos del conocimiento que creen la sociedad y los investigadores, Posada está por descubrirse", asegura Agustín Sánchez González, historiador, escritor y periodista, autor de libros como Posada y José Guadalupe Posada. Un artista en blanco y negro, y curador de varias de las exposiciones que en torno de Posada se presentan por estos meses en el país.

La idea de que sólo pintaba calacas no es el único mito; algunos lo ubicaron como anarquista, para otros fue porfirista, sin embargo Posada "no estaba ni a la izquierda ni a la derecha", recalca el investigador del INBA. 

Sánchez demanda que se haga un inventario de su obra: "No se conoce al artista; cuando mucho, debe haber por ahí un 3% o 5% de la obra en calaveras. Todo el resto del trabajo que hizo ni siquiera los investigadores lo acabamos de ubicar". 

Refiere que falta descubrir al Posada publicista, al diseñador, al periodista, al cronista gráfico en un tiempo en que la prensa no tenía la capacidad de poner fotografías y artistas como él narraban los hechos cotidianos con sus dibujos, creados siempre al revés para que después, al ser impresos, se vieran al derecho. Poco se conoce de su periplo por México; se sabe que dejó Aguascalientes -donde nació en 1852- a los 19 años, que después vivió en León y que a los 38 años se trasladó a la ciudad de México. "Es un rompecabezas para armar. Toda la grandeza de Posada estriba, no en la muerte, sino en la vida, en la forma de ver la vida, en los juegos de mesa, en las cartas de amor, en las canciones, en las obras de teatro, prácticamente cuando uno se asoma a su obra se asoma a un espejo.

Es el artista más mexicano y universal, no en un sentido chauvinista ni ramplón, sino en el sentido de la grandeza de lo mexicano en cuanto a la universalidad". 

Intuición de genio 
No hubo una escuela como tal donde se formara. A su "intuición de genio" atribuye Sánchez esa singular capacidad creativa. Los oficios de su padre como panadero, de su tío como alfarero representaron formas de aprendizaje. Pero, ante todo, se le puede describir como un observador nato que dio cuenta de lo que sucedía en su entorno con imaginación, humor, creatividad e incorporando el saber del tipógrafo, lo que veía en periódicos, incluso lo prehispánico.

Sánchez considera que es muy probable que haya conocido la obra de Goya y recuerda que en alguno de los escasos testimonios se cuenta que en uno de sus talleres tenía una imagen de La Creación, de Miguel Ángel. 

Pero entre las crónicas del siglo XIX no figura nada sobre Posada: "Nadie habla de él. Jamás ningún periodista lo entrevistó, jamás él dio un testimonio de algún periódico; jamás nadie dijo ‘yo trabajé con él'. Lo que se ha escrito es un poco mito. 

Por ejemplo, José Clemente Orozco y Diego Rivera decían que cuando eran niños, al pasar por su taller, se llevaban las virutitas del metal; eso lo dijeron muchos años después, cuando ya se había hecho la construcción de José Guadalupe Posada". 

 El investigador es de la opinión de que Posada nació el día que murió don Lupe, que era "un hombre por el que nadie daba nada, un señor que iba a imprentas, periódicos, a su casa, que hacía su trabajo, que era una especie de freelance. Cuando muere nadie se entera, va a parar a la fosa común en el Panteón de Dolores. 

Muere y la familia Vanegas Arroyo sigue explotando sus imágenes. Quince años después, los muralistas, lo empiezan a retomar y a descubrir". 

 Agustín Sánchez González, quien ha escrito libros y artículos acerca de la caricatura en México, no duda en afirmar que Posada heredó mucho de los grandes caricaturistas que entre los años 1860 y 1880 crearon la mejor caricatura en la historia nacional. 

Un tiempo de revistas como La Orquesta, y de firmas como las de Constantino Escalente, José María Villasana y Santiago Hernández. "De eso se nutre Posada, en sus primeras caricaturas se nota mucho la influencia de Santiago Hernández, que es, desde mi punto de vista, el más grande caricaturista mexicano de todos los tiempos.

 Pero la influencia directa está en los litógrafos, en revistas como La Orquesta, El Rascatripas, El Padre Cobos que hacía el abuelo de Octavio Paz, Irineo Paz, cuyo hijo, Arturo Paz, escribió en el periódico: 
‘Bienvenido el joven José Guadalupe Posada'.
"Posada era un hombre con una gran capacidad de observación, que miraba como águila, que tenía unas manos maravillosas, que podía convertir las líneas en grandes cosas. Más que caricaturista era un ilustrador con todo lo que implica esa palabra: hizo caricatura, grabado, dibujo, dibujo comercial. No estaba casado con nada: en un taller le pedían una ilustración para el anuncio de Don Juan Tenorio, en otro le pedían uno para el jarabe contra la tos, luego le pedían una caricatura en contra o a favor de Porfirio Díaz... Se convirtió en un trabajador de la imagen, en un obrero de la línea sin compromisos ideológicos ni laborales".

 La vigencia de esa obra hace necesaria su difusión; que en este siglo XXI se conozcan los dibujos para prensa, las caricaturas, los carteles de teatro, las loterías o la Biblioteca del Niño Mexicano. 

La mayor exposición se presenta en Monterrey, en el Museo de Historia Mexicana, pero no se verá en el DF; el Museo de la Estampa prepara otra muestra. La anterior dirección del INBA no previó una gran muestra en el centenario de la muerte de José Guadalupe Posada.

martes, 18 de diciembre de 2012

Dedican magna muestra a Posada

Dedican magna muestra a Posada Por: Luis Barrera López (Corresponsal El Mañana 17 de Diciembre de 2012 El curador de la exposición, Agustín Sánchez, dijo que Posada hizo grabados para muy diversos productos y publicaciones. Exhiben todas las facetas del más famoso grabador mexicano con motivo del centenario de su muerte MONTERREY.- Un recorrido por la obra gráfica de uno de los más reconocidos ilustradores mexicanos es la exposición que actualmente ocupa la planta baja del Museo de Historia Mexicana de Monterrey. Bajo el título de “José Guadalupe Posada. El Gran Ilustrador de lo Mexicano”, esta muestra presenta las distintas facetas que tuvo quien es considerado el grabador más importante de nuestro País. Esta exposición se ha organizado con motivo del primer centenario del fallecimiento del creador de la famosa “Calavera Catrina” y muchas imágenes que a fines del siglo XIX y principios del XX ilustraron muchos periódicos, pasquines, anuncios y hasta etiquetas de productos. El historiador Agustín Sánchez González, quien por más de 15 años ha realizado una profunda investigación alrededor de Posada, se encargó de la curaduría y seleccionó las más de 200 piezas que provienen de colecciones privadas e instituciones públicas. Se trata de la primera magna exposición que se organiza en reconocimiento a la obra de Posada y que durará en Monterrey hasta el 13 de febrero del 2013. Posteriormente viajará al Museo Nacional de la Estampa, en la Ciudad de México. La museografía hace uso de videos temáticos que fortalecen los contenidos y facilitan al público adentrarse en el mundo del dibujante, ilustrador y grabador. Sánchez dijo que Posada es muy popular en nuestros días debido a sus famosas claveras que ilustraban los pasquines de Día de Muertos, pero su obra gráfica va más allá de eso, ya que es considerado como uno de los precursores de lo que posteriormente fue el arte mexicano del siglo XX. En la exposición se pueden admirar ilustraciones publicitarias como empaques de cigarros, cajetillas de cerillos, etiquetas para cajas de puros, vinos y medicamentos; portadas e interiores de recetarios de cocina; carteles taurinos, teatrales, circenses y de las primeras funciones de lucha libre. También sus dibujos estuvieron presentes en los periódicos; ilustró desde lo que hoy se conoce como la nota roja, noticias de accidentes (como el ocurrido en las minas de carbón en Palau, Coahuila) erupciones de volcanes y hasta el famoso incendio del puente San Luisito de Monterrey en 1903. El genio de Posada realizó grabados para artículos de entretenimiento, esoterismo y educación, como los juegos de mesa de la oca, la lotería, el nuevo coyote, libros para aprender a leer las cartas, cancioneros, almanaques, la Biblioteca del Niño Mexicano, poemarios y corridos. Sánchez comentó que irónicamente el gran ilustrador mexicano murió en la pobreza al inicio de la Revolución en 1913 y su cadáver se perdió en una fosa común. La exposición narra cómo se desarrolló la vida de Posada, desde su nacimiento en Aguascalientes, su paso por la ciudad de León y su establecimiento y gran labor gráfica en el Distrito Federal. “Lejos de lo que se cree, Posada no era un rebelde, sólo era un artista que ilustraba lo que le pedían, y muchas veces se trataba de escenas de tipo político para los periódicos”, agregó. Hacia 1892 Posada comenzó a trabajar con el impresor comercial Antonio Vanegas Arroyo , casa impresora que hoy en día conserva el mayor número de trabajos de Posada. Del taller de Vanegas Arroyo, salieron miles de publicaciones de toda índole. Información de catástrofes, milagros, crímenes, escándalos, incendios, profecías, sucesos sensacionales, peregrinaciones, cuentos de amor, relatos patrióticos y los célebres ejemplos. Participó en más de sesenta periódicos de este tipo como La Casera, El Chile Piquín, El Diablito Rojo, Don Cucufato, El Malcriado, El Paladín, Ave Negra y La Guacamaya. “Posada es un artista cuya obra, presumiblemente efímera, quedó para la posteridad por muchas razones, una de ellas es su presencia en la vida cotidiana. Una obra póstuma es la llamada Calavera Catrina, impresa en 1913 y que se convirtió en uno de los símbolos nacionales de México”, concluyó Sánchez.

lunes, 19 de noviembre de 2012

José Guadalupe Posada, más que calaveras

Dos museos albergarán, en dos momentos distintos, la muestra El gran ilustrador de lo mexicano, que hace una lectura histórica de su obra Virginia Bautista CIUDAD DE MÉXICO, 8 de noviembre.- Por primera vez se realiza una lectura histórica de la obra del dibujante, ilustrador y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada (1852-1913), con la idea de demostrar que “es mucho más que calaveras”, comenta Agustín Sánchez. El estudioso desde hace dos décadas del legado del creador nacido en el Barrio de San Marcos, en Aguascalientes, seleccionó las más de 200 piezas que integran la exposición El gran ilustrador de lo mexicano, que se inaugurará el 14 de noviembre en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey, y posteriormente viajará al Museo Nacional de la Estampa, en la Ciudad de México. La muestra reúne dibujos, ilustraciones y caricaturas realizadas por el famoso autor de La calavera garbancera –que Diego Rivera inmortalizó como La Catrina, pintándola de cuerpo entero del brazo de su creador en el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central– en las tres ciudades que amó y cuyas costumbres retrató: Aguascalientes, León (Guanajuato) y el Distrito Federal. “Partí de la pregunta cómo leer a Posada para mostrar el impacto inmediato que tuvo como héroe cultural y el que sigue teniendo hoy, sin caer en el lado populachero de las calaveras, del que creo que se ha abusado. Él es más que las calaveras; éstas representan un ínfimo porcentaje de su obra”, explica en entrevista. La vasta producción del caricaturista abarca tanto ilustraciones publicitarias o promocionales, como para periódicos y libros e imágenes más lúdicas para diversos juegos populares y almanaques. Dividida en seis núcleos temáticos, la exposición exhibe empaques de cigarros, cajetillas de cerillos, etiquetas para cajas de puros, vinos y medicamentos; portadas e interiores de recetarios de cocina; carteles taurinos, teatrales, circenses y de las primeras funciones de lucha libre que llegaban al país. “Sus dibujos también estuvieron presentes en los periódicos, ilustró desde lo que hoy se conoce como la nota roja, noticias de accidentes –como el ocurrido en las minas de carbón en Palau, Coahuila–, erupciones de volcanes y hasta el famoso incendio del puente San Luisito, en Monterrey, en 1903. “Asimismo, realizó grabados para artículos de entretenimiento, esoterismo y educación, como los juegos de mesa de la oca, la lotería, el nuevo coyote, libros para aprender a leer las cartas, cancioneros, almanaques, la Biblioteca del Niño Mexicano, en la que trabajó con Heriberto Frías, cartas de amor, poemas, corridos, ex libris, catecismos. En fin, su ilustración no tuvo límites”, detalla Sánchez. El historiador admite que Posada fue un hombre que “no se concebía como un artista, él sólo trabajaba, no era consciente de que estaba forjando lo que después se consideraría ‘lo mexicano’. Hizo caricaturas en contra y a favor de Porfirio Díaz, dibujaba lo que le pedían, como muchos moneros actuales”. Dice que, ojalá, la conmemoración por su centenario luctuoso, que se recordará el 20 de enero del próximo año, sirva para profundizar en la investigación sobre su vida, de la cual no hay documentos ni datos, sólo dos fotografías suyas. “Los descubrimientos más recientes que he hecho son dos: él daba cada mes 25 centavos para la iglesia que estaba en Martínez de la Torre, en la colonia Guerrero, era muy católico; y, en 1904, ganó cien pesos en la Lotería. Hay un Posada por descubrir, un rompecabezas por armar y realizar un inventario nacional de la obra que se conoce hasta ahora”, añade. ¿DÓNDE Y CUÁNDO? La exposición José Guadalupe Posada: El gran ilustrador de lo mexicano se inaugurará el 14 de noviembre, a las 20 horas, en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey (Dr. Coss 445 Sur, Centro), con motivo del centenario luctuoso del artista. Muestra Núcleos de la muestra son: Los precursores. Comienza con obras de Constantino Escalante, Jesús Alamilla, Alejandro Casarín y José María Villasana. Primeros años. Aguascalientes: 1852-1871. Su estancia en León: 1872-1888. Don Lupe llega a México: 1889-1913. Su relación con Ireneo Paz, abuelo del poeta Octavio Paz, y con Heriberto Frías. Su influencia inmediata. Cien años después de su muerte.

Cien años riéndose de la muerte... o tal vez no

La dibujó José Guadalupe Posada, pero la bautizó Diego Rivera 30 años después María Verza | México DF Actualizado jueves 01/11/2012 05:17 horas
"Remate de Calaveras alegres -y sandungueraaaaaas-", debía gritar el niño voceador mientras ondeaba las hojas volantes llenas de versos y presididas por una calavera con sombrero emplumado. "A cinco, a cincooooo..." añadía, pues era lo que costaban las publicaciones satíricas que proliferaban en la Ciudad de México de principios de siglo XX. Se cree que corría el 2 de noviembre de 1912, Día de Muertos en plena Revolución Mexicana. Y nada mejor para celebrar la fiesta que una dosis de nacionalismo con La Flaca haciendo sorna de las sirvientas venidas a más. "Las que hoy son empolvadas GARBANCERAS, pararán en deformes calaveras", rezaba el subtítulo de las irónicas rimas dedicadas a las indias que despreciaban su origen y pretendían parecerse a sus patronas españolas o francesas, que comían garbanzos en vez de frijoles. "Las Marcelas y las Saras" , "las Lupes y las Pitas", las "Gilbertas y Ramonas", las "Adelaidas traidoras" y las "pulidas Carolinas unidas a las Julianas y a las Virginias tramposas" (...) "Todas, todas en montón / sin poderlo remediar / en llegando la ocasión / calaveras del montón / en la tumba han de parar". Nadie podía pensar entonces que esas cuartillas publicadas por Antonio Vanegas Arroyo e ilustradas por el caricaturista, ya sesentón, José Guadalupe Posada, llegarían a hacer historia. Ni que el dibujo de este mexicano nacido en Aguascalientes en 1852, que de niño garabateaba 'monos' sin parar para entretener a los alumnos latosos de su hermano, se convertiría en uno de los símbolos mexicanos por excelencia. La historia de La Catrina, la 'dama calaca' que con ropajes elegantes conquista a quien la ve a pesar de su siglo de vida, va más allá de la de su autor. Y su creador es mucho más que una famosa calavera impresa en 1913 pero cuyo origen se sitúa en ese Día de Muertos de 1912, meses antes de la muerte del artista. Un dibujo entre 15.000 Considerado uno de los mejores ilustradores mexicanos, José Guadalupe Posada realizó en torno a 15.000 dibujos, grabados e ilustraciones que iban desde anuncios de cigarrillos a etiquetas para medicamentos, carteles taurinos o circenses, dibujos de juegos de mesa o de la lotería, noticias de accidentes, sucesos, erupciones de volcanes y hasta cartas de amor. La mayoría de estos trabajos se han perdido porque fueron realizados para un medio efímero, más de 70 periódicos, pero precisamente por eso llegaron a la gente, "hoy al verlas sentimos que son nuestras, tan nuestras como es el arte universal", explica a ELMUNDO.es el historiador Agustín Sánchez González, uno de los mayores estudiosos de la obra de Posada. De toda esta producción, solo un 5% son calaveras pero, paradójicamente, son las que le inmortalizaron. El primer esqueleto de Posada del que se tiene registro fue una muerte con una guadaña dibujada con apenas 19 años quizás, comenta Sánchez, fruto "de una infancia dolorosa". Y aunque no fue el primero que dibujó calaveras, una tradición de origen prehispánico, "Posada las sintetiza y las da fuerza". Rivera, el promotor del mito Su influencia cala en el Taller de Gráfica Popular y entre los muralistas de la Escuela Mexicana de Pintura, según Sánchez, porque "tras la Revolución (1910-1920), viene una ideologización del arte, se vive un rechazo a lo español y una reivindicación de lo prehispánico". Por eso cuando Rivera descubre las caricaturas de don Lupe en casa de los impresores Vanegas, se queda impactado: la obra "tenía todos los elementos de lo que podía ser el arte mexicano", añade el historiador. En los años 30, Diego Rivera participó en una monografía sobre Posada y en 1947 no dudó en reproducir a la calavera emplumada y "garbancera", de cuerpo entero, a la izquierda de Frida Kahlo y del brazo de don Lupe, en uno de sus murales más famosos 'Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central'. Para entonces ya la había bautizado con un adjetivo que significaba 'elegante' y que llenó de ironía: catrina. El mito estaba creado en un México que, según Sánchez, estaba ansioso de símbolos que reafirmaran su identidad. "José Guadalupe Posada es tan grande que algún día se perderá su nombre en medio de su obra", auguró entonces Diego Rivera. Y así ha sido. La Catrina ha sobrevivido al cambio de época, a la revolución tecnológica. A sus 100 años, tiene página en Facebook y usa Twitter, y ha dado origen a una rama de la artesanía mexicana, la "catrinería", destinada a construir esqueletos vestidos de mujer afrancesada que luego se venden en los mercados de todo el país. La Catrina también ha ilustrado billetes de lotería, se quiere hacer una moneda con su rostro y hay quien apuesta por declararla Patrimonio Cultural de la Humanidad en 2013, cuando se cumple el centenario de la muerte de Posada. Pero hasta entonces, México quiere aprovechar este aniversario para dar a conocer al artista. "Se ha creado una imagen equivocada de él –señala Sánchez-. Su obra no estaba ideologizada. Se le presenta como un radical de izquierdas pero era más bien conservador y dibujaba lo que le pidieran, incluso dibujos a favor del dictador Porfirio Diaz". Tuvo problemas con el alcohol y parece que eso fue lo que le hizo morir en la pobreza. Después de haber enterrado a su mujer y a su único hijo, la calavera de don Lupe acabó como una "calavera del montón", en la fosa común del panteón de Dolores, en plena capital mexicana. Tal vez desde ahí se siga riendo de esa muerte que le obsesionó y que dibujó en todas las formas posibles descarnada pero alegre, como el mismo México.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Posada en la prensa mexicana

Posada en la prensa mexicana Además de haber sido un gran caricaturista y grabador, José Guadalupe Posada (1853-1913) fue un extraordinario ilustrador de la prensa mexicana de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Ello se da cuenta en la exposición “Posada en la Prensa mexicana”, una muestra que recorre 40 años de producción del artista hidrocálido como ilustrador de la prensa de esa época. Inaugurada la víspera en el Museo del Periodismo y de las Artes Gráficas de la Ciudad de Guadalajara, la exhibición presenta las ilustraciones que este artista “popular” hizo para diferentes diarios entre 1871 a 1911. “Se trata de portadas de diarios que Posada ilustro desde El Jicote, hasta El Diablito Rojo, pasando por El periquillo sarniento o La Patria festiva, este último, un diario en el que Posada trabajo al lado de Irineo Paz, abuelo de Nobel mexicano Octavio Paz”, dijo el periodista, investigador y curador de la muestra Agustín Sánchez González. De acuerdo Sánchez, quien lleva más de 20 años indagando a Posada, lamuestra es de suma importancia, toda vez que nunca antes se habían mostrado esta serie de trabajos que el propio Posada hizo en la prensa en tiempos del Porfiriato. “Se trata de material inédito y que sólo los investigadores hemos ido rescatando del olvido, materiales difíciles de tener acceso por supuesto”, dijo. Comentó que en el periodismo, Posada tuvo un papel importante, pues lo ilustró casi todo su vida, es decir, desde los 19 años, cuando publico en “El Jicote” en 1871 y hasta 1911 en “El Perico”. Es decir, refirió Sánchez González, en ese momento no existió técnica alguna para hacer fotografía en los primeros tiempos y él hizo grabado; incluso, el primer trabajo que hizo, fue a esa edad (19 años) y apareció en un diario de Aguascalientes titulado “El Jicote”. De acuerdo con el Premio Tengo, se sabe que Posada ilustró decenas de diarios, de los cuales se tiene un registro de 71 periódicos y “esto es algo que nunca se ha dicho del artista”. “Por el contrario se dicen varias mentiras como por ejemplo que trabajó en el Ahuizote y en el Hijo del Ahuizote, pero nunca estuvo en ambos”, señaló. Comentó que el creador de “La Catrina” es un personaje importante en el desarrollo cultural de México, pues muralistas de la talla de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, denotan influencia de lavisión de Posada en sus respectivos trabajos. En la muestra, el historiador rescata docenas de ejemplares procedentes de Aguascalientes, León y la Ciudad de México, que exhiben en copias digitales el pensamiento radical de Posada: "El periodismo es parte de nuestra vida, es un retrato, lo más cercano, incluso que la propia historia". Y es que para Sánchez González llegó la hora de rescatar al Posada gigante, maravilloso y que se encuentra por todas partes. “Se ha abusado de la Catrina con normas ridículas poniéndole la ‘Diva de México’, o vistiéndola de botargas al estilo del Dr. Simi. Hay que ver aPosada desde un punto de vista muy serio, y dejar de promover la ignorancia. “Posada es mucho más que eso, un gran ilustrador, un buen caricaturista, es tiempo de dar a conocer al gran Posada, al Posada maestro de maestros y enla medida en que lo conozcamos, entenderemos más cosas de México”, concluyó. El horario del MUPAG "Casa de los perros" es de martes a sábado de 10 a 18:00 hrs. y los domingos de de 10 a 16:00 hrs. Se ubica en Alcalde 225, Guadalajara Centro.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...