domingo, 13 de febrero de 2011

AHI SUCEDIO

28 de enero, 2010 etcétera Le recomendamos: Paseo literario revive la nota roja del siglo XIX
Los sucesos que narró la nota roja del siglo XIX servirán para trazar un recorrido en la ciudad de México este fin de semana. La ruta la formarán aquellos puntos en los que ocurrieron los crímenes más célebres de esa época.

El itinerario será guiado por el periodista y escritor Agustín Sanchez, autor del libro Terribilísimas historias de crímenes y horrores en la ciudad de México, publicado en 2004 por Ediciones B.

El recorrido está organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), como parte del ciclo "Lecturas de la ciudad. Paseos literarios".

La cita es el domingo 31 de enero, a las 10:00 horas, en la Casa Leona Vicario, ubicada en la calle República de Brasil, número 37, en el Centro Histórico.

La caminata comprenderá calles como Donceles, Correo Mayor e Isabel La Católica, informó el Conaculta a través de un boletín. Para mayores datos, comunicarse al teléfono 5526-0219.

El libro

Terribilísimas historias de crímenes es un conjuto de historias criminales ocurridas entre 1822 y 1899 en la ciudad de México. El volumen es fruto de la consulta que Agustín Sánchez realizó en los diarios de aquella época.

Algunos de los relatos están escritos con el estilo periodístico del siglo XIX. Tal es el caso de Ola de crímenes: mujeres matamaridos, Un niño entre los plagiarios de Ahuixotla, El fisgón de la buena muerte, Se quema el circo Chiarini, Vuelve el jinete de la muerte y Famoso poeta se suicida.



http://www.musicnightintl.com/cultura/agust%C3%ADn-s%C3%A1nchez/

De nota roja

Ni la violencia ni la sed por leer sobre crudelísimos crímenes son novedad; esto queda claro al hablar del tema con el escritor Agustín Sánchez.

Por Alberto Castillo


La labor del investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del INBA, Agustín Sánchez González, se ha centrado en el siglo XIX, del que no sólo ha rebuscado en sus letras sino también en sus imágenes. Los caricaturistas de época eran tan virulentos como los de hoy en día y los presidentes no se escapaban de ser ridiculizados. En su libro de reciente aparición Terribilísimas historias de crímenes y horrores en al Ciudad de México en el siglo XIX. (Ediciones B, 2006) Agustín Sánchez entrega una serie de relatos extraídos de la nota roja en los que los hechos de sangre son protagonistas. La entrevista con CAMBIO se dio en un café de la colonia Condesa, evento al que se sumó, por azar, el también escritor Federico Campbell.
—Da la impresión, a leer tu libro, de que la Ciudad de México siempre ha sido violenta…
—Son fenómenos que suceden en todo el mundo. En Madrid hay un fenómeno muy fuerte de libros sobre asesinos de mujeres. Hay títulos incluso como “ellas matan mejor”. Es un poco la moda de allá.
—Sin embargo, con la historia que mencionas de una banda ligada al jefe del Estado Mayor de Antonio López de Santa-Anna, se evidencia que la relación entre el poder y el crimen en México es añeja.
—Por supuesto. Esa fue una parte impresionante. Estas crónicas de nota roja son una buena muestra de un país que cambió para seguir siendo el mismo.
—¿Cómo le entraste a la investigación de la nota roja?
—Hace muchos años habíamos hecho un proyecto con la SOGEM [Sociedad General de Escritores de México] de nota roja de la Ciudad de México y, como los proyectos gubernamentales quedan truncados, nunca lo publicaron y quedó por ahí.

CRIMEN Y PODER
En este momento de la conversación cruza frente a la terraza del café Federico Cambpell, al reconocer a Sánchez se acerca para saludarlo. Entonces, este reportero le explica el tema de la entrevista y Campbell sze interesa por las respuesta de Sánchez”.
“Y sí, este es un país con mucha desigualdad y con gran organización para el crimen. Aquí una de las mejores historias es la que toma Manuel Payno para hacer Los Bandidos de Río Frío.”
—¿Oye, es cierto que los bandidos de Río Frío eran policías?- le pregunta Campbell a Sánchez.
—El asistente de Santa-Anna, Juan Yáñez, el jefe de Estado Mayor, tenía acceso directo a él, así que cuando le decían “señor, vamos a llevar el oro a Veracruz y va en tal lugar’, cuando llegaban los bandidos, ya sabían exactamente en qué lugar buscar”, sin mayor derramamiento de sangre.
—¿Cuál es tu principal fuente para el libro?— cuestiona este reportero.
—Hay varios tipos de textos. Por ejemplo, leí a la marquesa Calderón de la Barca buscando, a Altamirano, a Bustamante, buscando hechos criminales.
—¿Dónde se publicaban estos textos en el siglo XIX?
—No había muchos periódicos. El título del libro es un homenaje a Posada, que tenía una publicación llamada La Gaceta Callejera, donde pone estos títulos que después hereda Alarma. Estos títulos de “La horrorosa historia del horroroso hijo que mató a su horrorosa madre” o “Tristísimas lamentaciones de un enganchado”.
—Yo había pensado que esto era relativamente nuevo…
—No, es una tradición del siglo XIX, que surgió de un cuate llamado Constancio S. Suárez, que era quien hacía las cabezas para La Gaceta Callejera, que era una hojita que aparecía cada vez que había un hecho violento. Entonces Posada imprimía su hojita y la vendía al día siguiente. De hecho el libro termina con la historia de una chava que se lanza de las torres de Catedral por una cuestión amorosa.
Federico Campbell se ríe de la decisión de la joven y comenta: “¡Qué estúpida! Hay muchos peces en el mar”.

LA MODA DEL SUICIDIO
Sánchez agrega datos que hacen la historia aún más risible:
—Se da un fenómeno colectivo de suicidios. Los periódicos prohíben las noticias de suicidio porque se puso de moda.
Campbell relata que durante hace unos años se dio una ola de suicidios de niños en Japón, debido a que se les presionaba para obtener cada vez mejor calificaciones. De vuelta al siglo XIX Sánchez relata el conocidísimo caso de Manuel Acuña, aquél del Nocturno a Rosario:
—Acuña se suicida por Rosario de la Peña, que traía locos a todos los intelectuales de la época. Y el único que se suicida es Manuel Acuña. Además es muy chistoso, porque este cuate, que en realidad no quería suicidarse, camina de noche por toda la Ciudad de México buscando que lo asalten, que lo maten y no le pasa nada. Entonces al día siguiente se suicida. A veces los periódicos pagan por noticias, y hay una historia de un tipo que llega a la redacción de un periódico y dice “¿Aquí compran noticias de crímenes y asaltos?” y le responden que sí; “¿y cuánto pagan?”, pregunta; “pues depende de la noticia”; “¿y cuánto pagan por esto?”, dice y se destapa el vientre y enseña las tripas de fuera.
Campbell abre los ojos y comenta: ¡A poco pasó eso! Si lo pones en una novela nadie te lo cree.
Resulta evidente que Agustín Sánchez consigue su objetivo: atraer lectores. En la parte final de esta entrevista se lamenta de lo poco que se lee en México. Estas historias terribilísimas son su granito de arena para acercar al gran público a la lectura. Están bien escritas, documentadas, hablan de la historia de este violento país y, sobre todo, son entretenidas y sorprendentes.

martes, 8 de febrero de 2011

La caricatura, forma más seria de ver la historia: Agustín Sánchez

domingo 21 de noviembre de 2010
***El historiador presentó su libro José Guadalupe Posada. Una historia en blanco y negro, editado por la Dirección de Publicaciones del Conaculta

La caricatura, de acuerdo con el investigador Agustín Sánchez González, “es la forma más seria de ver la historia”, de ahí que uno de sus objetivos recientes sea el de recuperar la obra del artista mexicano José Guadalupe Posada, a quien pretende se le coloque entre nombres de grandes creadores como Diego Rivera o David Alfaro Siqueiros.

En la presentación de su libro José Guadalupe Posada. Un artista en blanco y negro, editado por la Dirección de Publicaciones del Conaculta, dentro de la Colección Círculo de Arte, el historiador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) compartió varios de sus hallazgos sobre la labor creativa del grabador nacido en 1852, entre los que mencionó su gran producción de “ilustración comercial para deportes, juegos de mesa, portadas religiosas, libros de oraciones, etiquetas de cigarros y cerillos”.

Después de mencionar que además de “caricaturas políticas, grabados de fotografías, revistas, libros, carteles, cabezas de muchos periódicos” entre otros trabajos, aún debe haber mucha obra por descubrir, Sánchez González, lamentó que, pese a ello, “lo terrible de todo es que murió (1913) sin que nadie lo conociera”.

Diego Rivera, continuó el investigador, “lo recupera en los años 20” y él lo señala como “el gran artista del pueblo”. A partir de ahí se recupera una gran cantidad de trabajos, pero muchos otros se pierden por distintas razones, también, inician muchos mitos, abundó Sánchez González, ante decenas de jóvenes y adultos que se reunieron en el Foro Café y Letras, uno de los nuevos espacios de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), en su 30 edición.

El historiador del Cenidiap recordó que también fue Rivera quien puso el nombre de La Catrina, a uno de los grandes íconos populares más representativos de México, creado por Posada. “La Calavera Catrina no se llama así. Su nombre era Calavera Garbancera (las garbanceras eran indígenas que querían ser como las españolas) y el cuerpo se lo pone Diego Rivera cuando la pintó en su mural (Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central) del Hotel del Prado”, afirmó.

El libro José Guadalupe Posada. Un artista en blanco y negro, de Agustín Sánchez González, fue presentado dentro del programa de novedades editoriales de la 30 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, en el Centro Nacional de las Artes, ubicado en Avenida Río Churubusco 79, esquina con Calzada de Tlalpan, colonia Country Club.
Publicado por AGUSTIN SANCHEZ GONZALEZ en 16:49 1 comentarios Etiquetas:

lunes, 7 de febrero de 2011

Las calaveras de Posada representan un retrato del mexicano: Agustín Sánchez

El historiador presentó anoche el libro Posada, sobre el grabador hidrocálido

Las calaveras de Posada representan un retrato del mexicano: Agustín Sánchez
“Le tocó ver una epidemia de cólera, enfrentamientos... ¡La muerte lo marcó!”, afirma

CARLOS F. MÁRQUEZ



El escritor Agustín Sánchez González, autor del libro Posada Foto: FOTO IVÁN SÁNCHEZ El grabador José Guadalupe Posada, con la creación de su universo satírico y popular de las calaveras, sintetizó la herencia prehispánica y la tradición española en torno a la muerte para contribuir a satisfacer la necesidad de tener una identidad nacional; por ello, el historiador y especialista en la caricatura mexicana, Agustín Sánchez González, afirma que frente al conflicto entre lo nacional y la avasallante globalización, la defensa de las calaveras de Posada es a la vez la defensa de la identidad.

El autor del Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana presentó anoche en la Casa de las Musas su libro Posada, en el cual reconstruye la biografía del grabador de Aguascalientes para echar por tierra algunos de los mitos que se han creado en torno a su vida y obra.


Calaveras


Las calaveras son lo más popular de la obra de Posada, pero aún en esa vertiente tan difundida Agustín Sánchez encuentra algunos mitos, como aquel que afirma que en este apartado del universo creativo de Posada pulsa únicamente la tradición prehispánica de la muerte, lo cual es cierto, pero el historiador aporta matices que hacen observar a esta parte de la obra como una especie de registro testimonial.

“A Posada le tocó ver una epidemia de cólera en la que murieron miles de personas, entonces le tocó ver los cadáveres apilados. También le tocó ver la violencia de los enfrentamientos entre conservadores y liberales, entonces esta cosa de la muerte lo vive desde niño y desde su primer dibujo ya está la muerte presente en una calavera con su guadaña. ¡La muerte lo marcó!

“México tiene esta tradición prehispánica de la muerte, pero también española, entonces la suma de todo esto va haciendo una tradición que impacta en el nacionalismo cultural; es decir, hay una reconstrucción del imaginario de los mexicanos. La muerte es una necesidad de crear una identidad”.

Posada contribuyó entonces a crear una parte importante del imaginario nacional, el cual según Sánchez González se ve amenazado en la actualidad por la idea de globalización. “En este momento, esta defensa de las calaveras debería ser otra forma de defender nuestra identidad contra el impulso globalizador, deben ser parte de nuestra identidad como mexicanos”.


Posada el político


José Guadalupe Posada desplegó en su obra para periódicos una aguda crítica política y sátira social que para algunos historiadores es un rasgo de radicalidad, pero Sánchez González considera que ése es otro mito y explica: “sí creo que Posada no tenía una concepción política ni antiporfirista ni proporfirista. Posada hacía caricatura en contra de Madero, pero todos la hacían en ese tiempo. Creo que a Posada le decían ahora dibuja tal cosa y él la dibujaba. No es que sea un vendaval, sino que era su chamba. La genialidad suya estaba en la calidad que consiguió en su obra”.

José Guadalupe Posada, además de borracho empedernido, era un trabajador incansable cuya obra estaba en los juegos de mesa de las familias, en las canciones ilustradas, en las cartas de amor, en los toros, en el circo y en los libros de oración de las iglesias, por ello Agustín Sánchez afirma que conocemos de su obra sólo un pedacito, pero “de repente te cae el veinte, que Posada es como ponerse una camisa, por eso es tan fuerte, no por la política, ¡la política vale madre!, lo importante es que Posada representa un retrato del mexicano”.

“Don Lupe, el que murió el 20 de enero de 1913, el que nos dio identidad, el que retrató a la sociedad, el que nunca creyó que era un genio, mucho menos un artista maravilloso, quedó ahí, confundido entre tanta osamenta, como una calavera del montón”, cuenta Agustín Sánchez en su libro, y revela que los restos de Posada terminaron en la fosa común, lo cual resulta muy emblemático de la condición marginal que la mayoría de los caricaturistas tienen que sobrellevar.

Respecto de lo anterior comentó Agustín: “todo mundo tiraba a la basura sus caricaturas y es tan grave que yo calculo que hoy 95 por ciento de la caricatura que se ha hecho en el mundo está perdida. Creo que les daba vergüenza ser caricaturistas como a Orozco o Zalce. Los caricaturistas nunca dicen: ‘es maravilloso lo que hago’. No se han valorado.

“Yo escribí en La Jornada un artículo El recuento de los daños: la historia de la historia de la caricatura, y hablaba en él cómo desde los años 50 no había vuelto a verse un solo texto sobre la caricatura. Tuvieron que pasar 50 años para que un grupo de locos volviéramos a tomar a la caricatura como algo importante, pero somos un grupo muy pequeño que estamos rescatando esta gran importancia. La caricatura es una manera muy seria de ver la vida, pero cuando logremos ver esta historia vamos a entender muchas cosas de lo que somos los mexicanos”.

Un recuerdo a José Guadalupe Posada

miércoles 19 de enero de 2011
Un recuerdo a José Guadalupe Posada
Este 20 de enero se cumplen 98 años del fallecimiento de José Guadalupe Posada, autor de la 'Catrina'

CIUDAD DE MÉXICO, México, ene 19, 2011.- El investigador Agustín Sánchez, autor del libro José Guadalupe Posada. Una historia en blanco y negro (Conaculta, 2010), tiene una frase que revela mucho sobre la historia de este excepcional dibujante y grabador mexicano:

"Posada nació el día que murió don Lupe. Don Lupe era el señor que andaba haciendo sus dibujitos por aquí y por allá, y cuando se muere don Lupe pasan muchos años para que empiece el mito de José Guadalupe Posada".

Este pasaje es fundamental para entender que si bien José Guadalupe Posada fue capaz de dejar un retrato fidedigno de un cambio de siglo y de un cambio cultural, sin proponérselo, se convirtió en uno de los iconos del nacionalismo cultural y nos legó, también uno de los símbolos mexicanos: la Calavera Catrina.

José Guadalupe Posada Aguilar nació el 2 de febrero de 1852, en el barrio de San Marcos de la ciudad de Aguascalientes, y falleció el 20 de enero de 1913. Su padre fue el panadero Germán Posada Serna y su madre Petra Aguilar Portillo, quienes procrearon seis hijos: José María de la Concepción (1832), José Cirilo (1839), José Bárbaro (1843), José Guadalupe (1852), Ciriaco (1856) y María Porfiria (1858).

Después de aprender a leer y escribir con su hermano José Cirilo, Posada ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes. En 1868 entró como aprendiz en el taller litográfico de Trinidad Pedroza.

En estos primeros años de aprendizaje, el joven Posada manifestó una facilidad innata para la caricatura, de tal modo que su mentor logró introducirle en el mundo del periodismo y de la prensa gráfica como dibujante; y logró publicar sus primeras viñetas en el periódico El Jicote (1871), cuando el artista acababa de cumplir los 19 años.

En 1872 Posada y Pedroza deciden instalarse en León, Guanajuato, donde ambos se dedicaron a la litografía comercial, con la que realizaban estampas religiosas, cajetillas, etiquetas, invitaciones, bolos, tarjetas, esquelas, etcétera. En León, Posada abrió su propio taller y trabajó como maestro de litografía en la Escuela de Instrucción Secundaria.

Las graves inundaciones que asolaron León en esa época le obligaron a trasladarse a la Ciudad de México, donde le hicieron rápidamente ofertas para trabajar en distintas empresas editoriales, entre ellas la de Irineo Paz, abuelo de Octavio Paz. Allí elaboró cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El Hijo del Ahuizote, etcétera.

Su nombre cobró una fama inesperada y su cotización se disparó, alcanzando cimas que pocos meses antes le habrían parecido inimaginables. Esta repentina bonanza económica le permitió abordar una serie de experimentos gráficos que culminaron con la exitosa utilización de planchas de zinc, plomo o acero en sus grabados.

A partir de 1890, sus trabajos gráficos ilustraron las publicaciones, de carácter nacionalista y popular del impresor Antonio Vanegas Arroyo: historietas, liturgias de festividades, plegarias, cancioneros, leyendas, cuentos y almanaques, destacando La Gaceta Callejera y las hojas sueltas que incluían imágenes e información resumida de carácter diverso sobre "acontecimientos de sensación".

A partir de entonces Posada emprendió un trabajo que le valió la aceptación y admiración popular, por su sentido del humor, propensión a lo dramático y calidad plástica. En su obra, amplia y variada, Posada retrató las creencias y formas de vida cotidiana de los grupos populares, criticando los abusos del gobierno y la explotación del pueblo. Además, ilustró las famosas "calaveras", versos alusivos a la muerte que junto con sus demás ilustraciones, se distribuían en periódicos y hojas sueltas.

Las ideas de Posada eran de clara índole progresista y, al servicio de éstas, dibujó caricaturas y bocetos satíricos consagrados, en general, a elaborar una crónica de la vida mexicana de la época o a poner de relieve los sufrimientos de su pueblo bajo el yugo de los grandes terratenientes. Las sátiras de los políticos más influyentes de la época le costaron la cárcel en más de una ocasión. El gran número de encargos que se amontonaban en su taller le obligó a crear una técnica nueva, el grabado al ácido en relieve, mucho más rápida.

Su extensa producción gráfica, estimada en más de 20 mil grabados, realizados en litografía o planchas de metal, podría clasificarse como expresionista, puesto que recrea con extraordinaria imaginación, gran sentido humorístico y profunda capacidad crítica las lacras, miserias y prejuicios de la realidad social y política de su época.

Su obra abarca múltiples temas, entre los que destacan las célebres "calaveras" o imágenes de ultratumba; los "desastres", que comprenden catástrofes de tipo natural (inundaciones, epidemias, sucesos astronómicos, nacimientos de seres monstruosos), accidentes, hechos sobrenaturales, crímenes y suicidios; los "ejemplos" o lecciones morales que pueden extraerse ante la perversidad y bestialidad humanas; sucesos sociales y políticos, donde sobresalen las viñetas referidas a las ejecuciones y los "corridos" revolucionarios; los milagros religiosos; la serie denominada Don Chepito, que narra las desventuras de un solterón ridículo, una especie de antihéroe; así como las imágenes captadas de la vida cotidiana con inigualable precisión e intención certera.

José Guadalupe Posada fue considerado como un precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por algunos de quienes lo protagonizaron: José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez. En 1933, veinte años después de su muerte, fue redescubierto por el pintor Jean Charlot, quien editó sus planchas y reveló la influencia de Posada sobre artistas de las posteriores generaciones.

De acuerdo con el investigador Agustín Sánchez, Posada es un invento, de alguna manera, de dos personajes: el grabador Leopoldo Méndez y el muralista Diego Rivera. "Es decir, Posada nunca creyó que era un gran artista, que era un gran personaje. Y Diego Rivera lo inventa, como inventó a Frida Kahlo. Lo mismo Leopoldo Méndez: inventa un Posada que no tiene nada que ver con el Posada de la realidad, es decir, inventó un político radical, con una concepción política muy avanzada. Y las investigaciones recientes demuestran que no fue así: era un hombre que tan sólo trabajaba. Él iba haciendo los trabajos que le encargaban. No tiene nada que ver con esta imagen radical que nos han vendido durante muchos años, una imagen antiporfirista, radical.

"Por otro lado, una parte que es muy importante mencionar es cómo a pesar de que nos legó la Catrina, es interesante ver cómo esta invención de Posada tiene que ver con una falsa idea de la propia invención de Diego, porque la Catrina no es La Catrina, su nombre real es la Calavera Garbancera. Los garbanceros o las garbanceras eran los indígenas que querían ser como los españoles, mas no como indígenas. Es como hoy los mexicanos que quieren estar en McDonald?s y que quieren ir a Disneylandia, o sea, no asumen su mexicanidad. Eso era lo que Posada estaba criticando. Sin embargo, Diego Rivera la bautiza como la Catrina, así porque sí", revela Agustín Sánchez.

Gran dibujante, trabajador incansable y un gran técnico del grabado, Posada murió tan pobre como había nacido en Ciudad de México, el 20 de enero de 1913. Sus restos, que nadie reclamó, fueron sepultados en una fosa común.

En la ciudad de Aguascalientes, anexo al templo del Encino, se encuentra el Museo José Guadalupe Posada en donde se expone permanentemente parte la obra de este artista. También se montan exposiciones temporales de otros artistas gráficos. Se cuenta además, con una biblioteca de aproximadamente cinco mil volúmenes.

CON INFORMACIÓN DE CONACULTA
Publicado por AGUSTIN SANCHEZ GONZALEZ en 19:36 0 comentarios Etiquetas:

domingo, 6 de febrero de 2011

Proponen hacer inventario de la obra de Gabriel Vargas

“Aunque falleció el año pasado (2010) es una figura que ya vive para siempre, pues nos dejó un retrato de la vida cotidiana mexicana”, dijo el historiador Agustín Sánchez

Se intentará realizar un inventario de la obra de Gabriel VargasMéxico.- El escritor, historiador y periodista Agustín Sánchez González pugnó porque se lleve a cabo un inventario de la obra del historietista Gabriel Vargas (1915-2010), pues alertó que en el mercado del arte circulan obras apócrifas del padre de La Familia Burrón.

Entrevistado a propósito del 96 natalicio del historietista Gabriel Vargas (1915-2010, efeméride que se cumplió ayer), el también investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), llamó a tener cuidado con los falsos del cartonista.

Recordó que recientemente Guadalupe Appendini, viuda del monero, estuvo a punto de ser defraudada con una supuesta escultura elaborada en madera y atribuida a quien fuera catalogado uno de los sociólogos contemporáneos más importantes del mundo por retratar fielmente la vida urbana de México.

A pesar de que este tipo de trabajos de Vargas no fue tan conocido como sus exitosas historietas, el autor de textos como “7 moneras” y “El General en La Bombilla”, entre otros, sostuvo que se tratan de obras fáciles de detectar, pues son de muy mala calidad.

Cabe mencionar que en junio del 2010, la propia Appendini denunció que Graciela y Adriana, nietas del dibujante, ofrecieron 183 viñetas y tres acuarelas apócrifas a una reconocida casa de subastas en esta ciudad.

En aquella ocasión, afirmó, no era la primera vez que se intentaba vender piezas falsas de Vargas, pues en 2001 y 2005 realizaron acciones similares, en perjuicio del autor.

Según Sánchez González, quien es uno de los más importantes historiadores de la caricatura mexicana, llamó a que se retome el estudio de la obra de Vargas y a que se digitalicen los materiales existentes y en poder de Appendini para tener un control al respecto.

Lamentó que cerca del 40 por ciento de la obra de Vargas se encuentre dispersa y otras más, en manos de coleccionistas.

Incluso, reveló que gran cantidad de obras que el cartonista realizó para diarios como Excélsior, Novedades y El Sol de México, se desconoce su paradero y de no haber sido por la labor de recopilación y recuperación de la también periodista Guadalupe Apendinni, hoy toda la obra Vargas estaría en el olvido.

Hay que clasificar su obra, todo lo que anda perdido. Dibujos, revistas, publicaciones, documentos personales, fotografías, etcétera.

Hacer un archivo digital y estudiar más su obra, pues se sabe poco sobre de su trabajo”, mencionó.

El investigador, quien posee un sinfín de libros donde combina la historia, la literatura y el periodismo, recordó al creador de “Los superlocos”, como uno de los personajes claves para entender lo que somos los mexicanos.

“Aunque falleció el año pasado (2010) es una figura que ya vive para siempre, pues nos dejó un retrato de la vida cotidiana mexicana”, dijo.

Incluso, destacó que varios de los términos del diccionario de mexicanismos, recién publicado por la Academia Mexicana de la Lengua, fueron tomados de la historieta de La Familia Burrón.

“De ese tamaño es su importancia”, refirió.

“Fue un hombre que se formó como parte de la generación que se constituyó con la creación del estado nacional y de la educación pública con José Vasconcelos.

“Tuvo una sólida formación e impactó en los grandes intelectuales como Alfonso Reyes, Carlos Monsiváis o Sergio Pitol, quienes lo alabaron”, apuntó.

Por otra parte, adelantó que el próximo 6 de marzo, en el marco de las actividades de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), presentará su libro “Gabriel Vargas.

Una historia chipocluda”, un texto que realiza un recuento de la obra del ilustrador, desde su primer dibujo, realizado en 1930, hasta los últimos días de La Familia Burrón

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...