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domingo, 8 de marzo de 2015

Las moneras llegaron ya

La Jornada Semanal,   domingo 13 de julio del 2003        núm. 436
 Agustín Sánchez González
Las moneras llegaron ya...
No son todas. 
La historia de la exposición, que ahora se convierte en libro, comenzó hace más de un año. El encuentro, el descubrimiento, el hallazgo fue sumamente lento. Ya en el Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana, publicado en 1997, había registrado siete mujeres caricaturistas. Sin embargo, esta cifra fue aumentando paulatinamente, conforme pasaba el tiempo. De siete llegué a sumar quince, al decidir realizar una exposición que se iba posponiendo. Lo ideal hubiera sido conformar la exposición con todas, pero las dificultades fueron enormes; por ello, siguiendo un patrón de asamblea, fueron descartándose moneras.
Palmira Garza

Les cuento de las quince y cómo llegué a cinco: el rastreo comenzó al revisar el clásico libro La caricatura en México, de Rafael Carrasco Puente, donde se menciona a Emma Best (1895-?) como "la mujer que más caricaturas ha publicado". Sin embargo, no existe mayor información. Por algún artículo de José Juan Tablada, supe que estuvo casada con el caricaturista Enciso. Recientemente descubrí que es autora de los libros de cuentos La perla azul (1937) y 12 cuentos (1938), mismos que firmó como Emma Best de Enciso.
En su libro Un siglo de caricatura en México, Rius señala a Palmira Garza (1937) como "la única mujer caricaturista que ejerce en México".
En 1998, el investigador Tomás Zurián presentó una exposición de caricaturas de Nahui Ollin (1893-1978), en el Museo Mural Diego Rivera. Carmen Mondragón, que era su nombre real, fue famosa por su pintura naïf y, hay que decirlo, por sus escándalos y amores. 
Un ejemplar de aniversario de La Garrapata, en su tercera época, mostró a la monera Alicia (1949), veracruzana, que también colaboró en Unomásuno. No hubo mayores datos. Hace poco localicé a la editora de la revista, Alicia Yolanda Reyes, quien me señaló: "La chica que dibujó alguna vez en La Garrapata, llegó, dejó sus cosas y no apareció más."
Guadalupe Rosas
Las demás, contemporáneas, fueron más fáciles de localizar: a Guadalupe Rosas (1965) la conocí en El Universal hace unos doce años. Es miembro de la smc, fue directora del Museo de la Caricatura y ha colaborado en diversos medios de comunicación.
Landy (1966), Patricia Aguilar Palafox, ha realizado su trabajo en Villahermosa, Tabasco. En 1990 obtuvo el Premio Estatal de Periodismo; en 1993 publicóNo es cosa de risa.
Pego (1967), Cecilia Pego, comenzó a colaborar en el Diario de Ciudad Juárez y más tarde regresó a la Ciudad de México, donde participó en La Jornada. Es autora de Box Populi y de Sardonia y su perro Chamuco. Actualmente está dedicada a la pintura.
Jotavé (1972), Jazmín Velasco, comenzó a trabajar en Paréntesis, de Guadalajara; durante mucho tiempo publicó en Unomásuno. Desde hace tiempo se dedica a la historieta. Es autora de un libro excepcional: La línea de Steinberg.
En agosto de 1996, El Chamuco convocó al Primer Concurso Nacional de Moneras. En enero de 1997 señalaba que "durante tres meses y medio... llegó la fabulosa cantidad de una participante". Sin embargo, según la revista, en el último mes llegaron decenas de caricaturas, historietas y cartones. Justo en ese número aparecieron cartones de Luzbel, Érika Martínez, Bibi Ayala y Cintia Bolio.
En los siguientes números desaparecieron todas. Sólo Cintia Bolio (1969) volvió aparecer en el número de marzo, convirtiéndose, de hecho, en la única monera que continuó en la revista. 
He sabido de otras historias, como la de una chica llamada Cristina, que también conocí en los tiempos en que ambos colaborábamos en El Universal, entre 1988 y 1990; Alma Ontiveros, hija del caricaturista Alfonso Ontiveros, destacada en una pequeña nota por el caricaturista Tuno, en su revista Quién es en... carikatura y, finalmente, de Jesusa Rodríguez, de quien Raquel Tibol lamentó el que "no desarrollara ese talento", tras presentar unas tiras cómicas en la Bienal de Nuevas Tendencias, en 1977.
Sin embargo, en pleno 2003, de este grupo de mujeres, prácticamente la única monera en activo es Cintia Bolio, cuyo trabajo puede disfrutarse en Milenio Diario, Milenio Monterrey y en el suplemento Doble Jornada, de La Jornada.
La exposición Las moneras llegaron ya es el resultado de más de un año de trabajo. En ella participan cinco moneras. En estricto orden alfabético: Cintia Bolio, Guadalupe Rosas, Jotavé, Palmira y Pego.
La característica común de nuestro quinteto fue su presencia más o menos continua en la prensa, tanto del interior del país (tal es el caso de Pego), como en la prensa nacional, las otras cuatro.
En este sentido, Landy debería figurar también, pero se perdió de vista hace tiempo. La buscamos sin éxito. El caricaturista Pedro Sol estuvo en mayo de 2003 en Villahermosa, Tabasco, y tampoco logró conectarla. De las otras moneras que alguna vez publicaron en diarios, desde hace mucho tiempo nadie sabe nada.
La localización del quinteto fue un poco complicada. Palmira vive hace mucho tiempo en Cuernavaca, retirada de la caricatura. Jotavé estudia Multimedia en Londres, pero Lupita Rosas tenía su correo electrónico. Pego hace varios años se dedica a la pintura y a impartir clases de acuarela; gracias a Arturo García, buen amigo de La Jornada, logré su encuentro; a Cintia Bolio bastó con mandarle un mensaje electrónico para que, gustosa, aceptara colaborar, y Lupita es miembro de la smc y, como ya mencioné, siempre hemos estado más o menos cerca.
En esta historia no podía faltar el detalle chusco. En la revista Vértigo comencé a ver cartones firmados por Teta, que supuse mujer. Le escribí un correo "invitándola" a participar en la exposición, pero resultó que Teta era un caballero...
¿Qué tienen en común las cinco mujeres que conforman esta asamblea de moneras? Sin duda, a todas les preocupa el problema de género. Algunas de ellas militan (Cintia) o han militado (Pego) en el campo del feminismo. Ambas, además, han realizado una caricatura política crítica, sarcástica, irónica. Durante una década, Pego se dedicó a la caricatura y la historieta que, junto a sus estudios de ingeniería civil, la condujeron a otro tipo de creación estética: la pintura. Ya sin las presiones que exige la prensa, Pego vive encerrada manejando volúmenes y colores de manera excepcional.
Jotavé solía hacer cartón político hace diez años hasta que, en sus propias palabras, "después de cinco años me di cuenta de que la política me aburría mortalmente. Además nunca logré entender nada, ni quién era quién, y además me deprimía mucho tener que leer las noticias y tratar de sacar algo divertido... muy mal. Así que me moví hacia la industria de libros infantiles." En sus venas, sin duda, tiene tinta, pues su padre fue monero (Joaquín Velasco).
Es en el género de la historieta donde Palmira se mueve en un medio natural. Formada por Gabriel Vargas, sus primeros trabajos son parte de La familia Burrón. Más tarde incursiona en diversos medios, con personajes característicos a quienes no les hace falta la nariz para respirar. Ha hecho tantas tiras que podría cubrir toda la ciudad con ellas. Lamentablemente, hace doce años dejó los monos.
Lupita Rosas ha tenido una presencia importante como ilustradora en los medios. En 2001 ganó el Premio de Ilustración y aunque no suele hacer cartón político, cuando lo hace, impacta sobremanera. Ella es prácticamente la única del quinteto que tiene formación académica, incluso a nivel posgrado, en artes plásticas, y sus trazos dan cuenta de ello.
Cintia Bolio jamás oculta su militancia feminista pero siempre va más allá. Una característica importante es que desde sus primeros cartones ya tenía un estilo estético propio, cuyas variaciones a lo largo de estos cinco años como profesional, han mejorado excepcionalmente.
Esta exposición intenta dar respuesta a una pregunta que me suelen hacer, cada vez que hablaba de caricatura, ya en conferencias, cursos o personalmente. ¿Por qué no hay mujeres caricaturistas?
Aquí están cinco, ahora podré afirmar, aunque difícilmente contestaría las razones y no estoy tan seguro de que sea vital responder. Hay quien señala que, simplemente, no les interesa. Hace un par de meses, en marzo de 2003, en el sitio de internet Humoralia.com se discutió, durante varias semanas, el tema "¿Por qué no hay muchas mujeres humoristas?" Pensé que ello me resolvería el problema al que me enfrenté con este tema. No fue así. Simplemente, quedé perplejo ante las respuestas. Una cosa me llamó la atención: la coincidencia de varias mujeres, en el sentido de preguntarse: ¿será que las mujeres no toman en serio el dibujo humorístico?
Al respecto, Lupita Rosas me escribió: "El hombre maneja diferente el humor, al género femenino nos cuesta dominarlo, quizá somos más crudas. Creo que la ironía y el humor se encuentran cargados de masculinidad; el manejo del lenguaje visual, el hecho en sí de exagerar los rasgos... Me parece que el lenguaje de la mujer es el oral, somos más dispersas en nuestra manera de percibir y por lo tanto de trasmitir la idea, y la caricatura es muy concreta."
En cuanto a otras mujeres que han trabajado el humor, me parece que esta es la ocasión adecuada para rendir un homenaje a la periodista y escritora Magdalena Mondragón, quien escribió Los presidentes me dan risa, en una edición de autora y que fue censurado en pleno gobierno de Miguel Alemán. Años después publicó México pelado... ¡pero sabroso! (1973).
¿Por qué no hay mujeres caricaturistas? Termino este texto con la pregunta que convocó a esta asamblea de moneras. Hay quien dice que las mujeres no tienen sentido del humor, lo cual puede ser una buena provocación. Empero, la respuesta pierde sentido cuando uno mira la excelencia de sus cartones. Esta mirada de mujer, este lápiz cargado de ironía, de belleza, de incertidumbre, de dudas, de críticas y, sobre todo, de una visión distinta de la vida...o son todas. 
La historia de la exposición, que ahora se convierte en libro, comenzó hace más de un año. El encuentro, el descubrimiento, el hallazgo fue sumamente lento. Ya en el Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana, publicado en 1997, había registrado siete mujeres caricaturistas. Sin embargo, esta cifra fue aumentando paulatinamente, conforme pasaba el tiempo. De siete llegué a sumar quince, al decidir realizar una exposición que se iba posponiendo. Lo ideal hubiera sido conformar la exposición con todas, pero las dificultades fueron enormes; por ello, siguiendo un patrón de asamblea, fueron descartándose moneras.
Les cuento de las quince y cómo llegué a cinco: el rastreo comenzó al revisar el clásico libro La caricatura en México, de Rafael Carrasco Puente, donde se menciona a Emma Best (1895-?) como "la mujer que más caricaturas ha publicado". Sin embargo, no existe mayor información. Por algún artículo de José Juan Tablada, supe que estuvo casada con el caricaturista Enciso. Recientemente descubrí que es autora de los libros de cuentos La perla azul (1937) y 12 cuentos (1938), mismos que firmó como Emma Best de Enciso.
En su libro Un siglo de caricatura en México, Rius señala a Palmira Garza (1937) como "la única mujer caricaturista que ejerce en México".
En 1998, el investigador Tomás Zurián presentó una exposición de caricaturas de Nahui Ollin (1893-1978), en el Museo Mural Diego Rivera. Carmen Mondragón, que era su nombre real, fue famosa por su pintura naïf y, hay que decirlo, por sus escándalos y amores. 
Un ejemplar de aniversario de La Garrapata, en su tercera época, mostró a la monera Alicia (1949), veracruzana, que también colaboró en Unomásuno. No hubo mayores datos. Hace poco localicé a la editora de la revista, Alicia Yolanda Reyes, quien me señaló: "La chica que dibujó alguna vez en La Garrapata, llegó, dejó sus cosas y no apareció más."
Las demás, contemporáneas, fueron más fáciles de localizar: a Guadalupe Rosas (1965) la conocí en El Universal hace unos doce años. Es miembro de la smc, fue directora del Museo de la Caricatura y ha colaborado en diversos medios de comunicación.
Landy (1966), Patricia Aguilar Palafox, ha realizado su trabajo en Villahermosa, Tabasco. En 1990 obtuvo el Premio Estatal de Periodismo; en 1993 publicó No es cosa de risa.
Pego (1967), Cecilia Pego, comenzó a colaborar en el Diario de Ciudad Juárez y más tarde regresó a la Ciudad de México, donde participó en La Jornada. Es autora de Box Populiy de Sardonia y su perro Chamuco. Actualmente está dedicada a la pintura.
Jotavé (1972), Jazmín Velasco, comenzó a trabajar en Paréntesis, de Guadalajara; durante mucho tiempo publicó en Unomásuno. Desde hace tiempo se dedica a la historieta. Es autora de un libro excepcional: La línea de Steinberg.
En agosto de 1996, El Chamuco convocó al Primer Concurso Nacional de Moneras. En enero de 1997 señalaba que "durante tres meses y medio... llegó la fabulosa cantidad de una participante". Sin embargo, según la revista, en el último mes llegaron decenas de caricaturas, historietas y cartones. Justo en ese número aparecieron cartones de Luzbel, Érika Martínez, Bibi Ayala y Cintia Bolio.
En los siguientes números desaparecieron todas. Sólo Cintia Bolio (1969) volvió aparecer en el número de marzo, convirtiéndose, de hecho, en la única monera que continuó en la revista. 
He sabido de otras historias, como la de una chica llamada Cristina, que también conocí en los tiempos en que ambos colaborábamos en El Universal, entre 1988 y 1990; Alma Ontiveros, hija del caricaturista Alfonso Ontiveros, destacada en una pequeña nota por el caricaturista Tuno, en su revista Quién es en... carikatura y, finalmente, de Jesusa Rodríguez, de quien Raquel Tibol lamentó el que "no desarrollara ese talento", tras presentar unas tiras cómicas en la Bienal de Nuevas Tendencias, en 1977.
Sin embargo, en pleno 2003, de este grupo de mujeres, prácticamente la única monera en activo es Cintia Bolio, cuyo trabajo puede disfrutarse en Milenio Diario, Milenio Monterreyy en el suplemento Doble Jornada, de La Jornada.
La exposición Las moneras llegaron ya es el resultado de más de un año de trabajo. En ella participan cinco moneras. En estricto orden alfabético: Cintia Bolio, Guadalupe Rosas, Jotavé, Palmira y Pego.
La característica común de nuestro quinteto fue su presencia más o menos continua en la prensa, tanto del interior del país (tal es el caso de Pego), como en la prensa nacional, las otras cuatro.
En este sentido, Landy debería figurar también, pero se perdió de vista hace tiempo. La buscamos sin éxito. El caricaturista Pedro Sol estuvo en mayo de 2003 en Villahermosa, Tabasco, y tampoco logró conectarla. De las otras moneras que alguna vez publicaron en diarios, desde hace mucho tiempo nadie sabe nada.
La localización del quinteto fue un poco complicada. Palmira vive hace mucho tiempo en Cuernavaca, retirada de la caricatura. Jotavé estudia Multimedia en Londres, pero Lupita Rosas tenía su correo electrónico. Pego hace varios años se dedica a la pintura y a impartir clases de acuarela; gracias a Arturo García, buen amigo de La Jornada, logré su encuentro; a Cintia Bolio bastó con mandarle un mensaje electrónico para que, gustosa, aceptara colaborar, y Lupita es miembro de la smc y, como ya mencioné, siempre hemos estado más o menos cerca.
En esta historia no podía faltar el detalle chusco. En la revista Vértigo comencé a ver cartones firmados por Teta, que supuse mujer. Le escribí un correo "invitándola" a participar en la exposición, pero resultó que Teta era un caballero...
¿Qué tienen en común las cinco mujeres que conforman esta asamblea de moneras? Sin duda, a todas les preocupa el problema de género. Algunas de ellas militan (Cintia) o han militado (Pego) en el campo del feminismo. Ambas, además, han realizado una caricatura política crítica, sarcástica, irónica. Durante una década, Pego se dedicó a la caricatura y la historieta que, junto a sus estudios de ingeniería civil, la condujeron a otro tipo de creación estética: la pintura. Ya sin las presiones que exige la prensa, Pego vive encerrada manejando volúmenes y colores de manera excepcional.
Jotavé solía hacer cartón político hace diez años hasta que, en sus propias palabras, "después de cinco años me di cuenta de que la política me aburría mortalmente. Además nunca logré entender nada, ni quién era quién, y además me deprimía mucho tener que leer las noticias y tratar de sacar algo divertido... muy mal. Así que me moví hacia la industria de libros infantiles." En sus venas, sin duda, tiene tinta, pues su padre fue monero (Joaquín Velasco).
Es en el género de la historieta donde Palmira se mueve en un medio natural. Formada por Gabriel Vargas, sus primeros trabajos son parte de La familia Burrón. Más tarde incursiona en diversos medios, con personajes característicos a quienes no les hace falta la nariz para respirar. Ha hecho tantas tiras que podría cubrir toda la ciudad con ellas. Lamentablemente, hace doce años dejó los monos.
Lupita Rosas ha tenido una presencia importante como ilustradora en los medios. En 2001 ganó el Premio de Ilustración y aunque no suele hacer cartón político, cuando lo hace, impacta sobremanera. Ella es prácticamente la única del quinteto que tiene formación académica, incluso a nivel posgrado, en artes plásticas, y sus trazos dan cuenta de ello.
Cintia Bolio jamás oculta su militancia feminista pero siempre va más allá. Una característica importante es que desde sus primeros cartones ya tenía un estilo estético propio, cuyas variaciones a lo largo de estos cinco años como profesional, han mejorado excepcionalmente.
Esta exposición intenta dar respuesta a una pregunta que me suelen hacer, cada vez que hablaba de caricatura, ya en conferencias, cursos o personalmente. ¿Por qué no hay mujeres caricaturistas?
Aquí están cinco, ahora podré afirmar, aunque difícilmente contestaría las razones y no estoy tan seguro de que sea vital responder. Hay quien señala que, simplemente, no les interesa. Hace un par de meses, en marzo de 2003, en el sitio de internet Humoralia.com se discutió, durante varias semanas, el tema "¿Por qué no hay muchas mujeres humoristas?" Pensé que ello me resolvería el problema al que me enfrenté con este tema. No fue así. Simplemente, quedé perplejo ante las respuestas. Una cosa me llamó la atención: la coincidencia de varias mujeres, en el sentido de preguntarse: ¿será que las mujeres no toman en serio el dibujo humorístico?
Al respecto, Lupita Rosas me escribió: "El hombre maneja diferente el humor, al género femenino nos cuesta dominarlo, quizá somos más crudas. Creo que la ironía y el humor se encuentran cargados de masculinidad; el manejo del lenguaje visual, el hecho en sí de exagerar los rasgos... Me parece que el lenguaje de la mujer es el oral, somos más dispersas en nuestra manera de percibir y por lo tanto de trasmitir la idea, y la caricatura es muy concreta."
En cuanto a otras mujeres que han trabajado el humor, me parece que esta es la ocasión adecuada para rendir un homenaje a la periodista y escritora Magdalena Mondragón, quien escribió Los presidentes me dan risa, en una edición de autora y que fue censurado en pleno gobierno de Miguel Alemán. Años después publicó México pelado... ¡pero sabroso! (1973).
¿Por qué no hay mujeres caricaturistas? Termino este texto con la pregunta que convocó a esta asamblea de moneras. Hay quien dice que las mujeres no tienen sentido del humor, lo cual puede ser una buena provocación. Empero, la respuesta pierde sentido cuando uno mira la excelencia de sus cartones. Esta mirada de mujer, este lápiz cargado de ironía, de belleza, de incertidumbre, de dudas, de críticas y, sobre todo, de una visión distinta de la vida...
 

Mujeres caricaturistas 1

Hace doce largos años que realicé la primera exposición dedicada a las caricaturistas mexicanas.

El Museo de la Caricatura recibió la obra de cinco mujeres: Palmira Garza, Cecilia Pego, Jotave, Guadalupe Rosas y Cintia Bolio.


Nunca en nuestra historia se había realizado un trabajo así.


La exposición fue todo un éxito, la repercusión en la prensa fue inusitada: El Universal, por ejemplo, le dio la primera plana de la primera sección, además de dos planas en la sección cultural; La Jornada publicó el ensayo que había publicado en el libro y realizó un amplio reportaje en el suplemento Triple Jornada; Reforma y Milenio dieron amplios espacios.



Además de ello, el Instituto de la Mujeres del Distrito Federal apoyó con la publicación del libro que, inclusive, fue presentado en Alcalá de Henares, en España.

Dado el enorme éxito que tuvo esa primera muestra, cuatro años después, la Secretaría de Cultura del GDF, a instancias del IMDF me pidió hacer una segunda edición del libro y, dado que habían aparecido un par de caricaturistas más, lo reeditamos el título  Siete Moneras  y se presentó en la Feria Internacional del Libro de la Ciudad de México.


Para entonces, empezaba a preparara lo que sería la primera muestra internacional de mujeres caricaturistas, con una visión que tendría criterios históricos y estéticos. Se llamaría Mujer que sabe reír y nunca pudo llevarse a cabo, por un lado, gracias al boicot de algunas mujeres dedicadas a este oficio y por otro, no tenía ninguna intención de pelearme.


La experiencia fue fatal. Casi casi fui linchado por una mexicana (que fruta vendía, jajaj) y con el eco de un par de caricaturistas de sendos países, y hasta Rius le entró a la descalificación (a pesar del apoyo de la entonces presidenta de la Federación de Caricaturistas del Mundo (FECO)


La segunda ingrata experiencia fue la stalinista actitud de una de las caricaturistas mexicanas que, sintiéndose víctima del pecado neoliberal, siempre ha dicho que nadie la había hecho caso en México hasta que fue publicada en España... sólo que ello sucedió cuatro años después de esta muestra y de la publicación de estos libros y de que, además, nosotros la recomendamos para que viajara a Alcalá. 

En fin, como dijo una caricaturista, las mujeres siempre se quejan de que los varones no las valoran y cuando uno de ellos empieza a trabajar en torno a ello, es descalificado.

viernes, 6 de marzo de 2015

Más de Guerrero Edwrds

La obra de Guerrero Edwards estuvo presente durante varias décadas en la prensa mexicana. Desde El Universal, donde ganó un concurso, pasando por la revista Fantoche, una de las grandes publicaciones de humor en México, donde compartió páginas con el Chamaco Covarrubias o con Alfredo Zalce, dirigido por el Chango Ernesto García Cabral de quien, por cierto, recibió un sabio consejo cuando apenas empezaba su obra:  "copia mis dibujos, trabaja mucho y después encontrarás tu propia forma”. Y así fue, el pachuqueño Gerrero encontró su camino.
Fue en Excélsior donde publicó  la mayor parte de su obra. Estos son algunos de sus trabajos.



Fantoche, el personaje que representaba a la revista de ese nombre


El humor negro, siempre

jueves, 5 de marzo de 2015

Chicharrín, el Sargento Pistolas y su creador

Armando Guerrero Edwards vivió 92 años y su presencia en la caricatura fue tal, que durante setenta años publicó Chicharrín y el sargento pistolas, domingo a domingo en el diario Excélsior.
Este artista del lápiz ejerció su oficio durante siete décadas, a los veinte años ya estaba haciendo monos, al ganar un concurso convocado por el periódico El Universal, y de ahí nunca se detuvo.
Estuvo en la revista Fantoche, dirigida por Ernesto García Cabral; también participó en Sucesos para todos, e hizo una historieta muda llamada EGA, con sus iniciales al revés.

























Con un desenfadado estilo, creo a un par de personajes clásicos del la historieta mexicana: Chicharrín, un niño travieso, y el Sargento Pistolas, un militar abusivo y manipulador. Son personajes que trascienden, con un humor blanco, despolitizado, a veces machista, a veces inocente.


Armando Guerrero Edwards obtuvo numerosos reconocimientos a los largo de su vida: en 1935 ganó el primer premio en un concurso de carteles; en 1971 el Circulo de Tlacuilos de México le concedió una mención honorífica; en 1975 recibió un diploma en la Exposición Nacional de Caricatura Deportiva.

En 1976 obtuvo el “Huevo de Onix”, del Club de Caricaturistas; en 1978, el gobierno del estado de Hidalgo lo homenajeó con una charola de plata y un diploma.
En 1994 la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, de la que fue fundador, le otorga el Premio a la Trayectoria Artística.
Falleció un año después, el 26 de septiembre de 1995 en la ciudad de México.
Hace poco más de diez años, publiqué el libro Guerrero EdwardsImagen y perseverancia (2003); y, tiempo después, ese mismo texto se reprodujo en el libro Póquer de ases. Caricaturistas del Estado de Hidalgo (2009)


lunes, 2 de marzo de 2015

El alcalde no tiene la culpa, sino a los que baja los calzones

La crisis de los partidos y de los políticos es cosa de todos los días. Los candidatos que nos presentan las organizaciones políticas distan mucho de presentar  a gente profesional y, sobre todo, honorable.

Las rifas de la PRI-eta (MORENA), la candidatura de Car-mensita Salinas o las ratería de los decrépitos jóvenes verdes, son una muestra de  esta decadencia.
Este domingo, en San Blas, Nayarit, un patán electo como alcalde de esa región,  miembro del Comité Ejecutivo del Sindicato del ISSSTE.

Me pregunto quién es responsable de que un tipejo como este realice una fiesta que cuesta quince millones de pesos (el presupuesto anual de seguridad para el municipio es más o menos eso), y en el templete levante la falda a la chica con la que bailaba.
Este tipo se hizo famoso por su frase: "Si robo, pero sólo un poquito" y aún así fue electo alcalde de ese municipio. Aún asíl una corrupta, sin duda, organización internacional, le nombró "Alcalde del año" (¡Hagame el rechiflado favor!) 

La Fundación Global Quality Foundation nombró “Alcalde del Año 2014” a Hilario Ramírez Villanueva, “El Layín”, quien confesó durante sus actos de campaña rumbo a la presidencia de San Blas, Nayarit, haber robado “nomás poquito” dinero público durante su anterior administración.

El nombramiento se le otorgó por su “trayectoria, trascendencia, influencias, y proyección”, “El Layín” fue premiado por ‘la excelencia alcanzada en el desempeño de su labor’, sobre todo, su capacidad de comunicarse con la gente y su habilidad para transitar de candidato triunfante por el PAN cuando por vez primera fue alcalde del puerto, y ahora como candidato independiente en que volvió a ganar.
Alcalde del año o ¿del ano? o ¿del daño?
Fundada en Nueva York, la Global Quality Foundation reúne a miembros de 36 naciones, así como instituciones y empresas de todo el mundo, ha entregado reconocimientos a presidentes y personajes destacados como el magnate Carlos Slim, Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes; Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, entre otros.

Echamos culpas a los políticos, a los partidos, falta, no echar culpas sino analizar que hace que la sociedad mexicana vote por tipejos así en vez de botarlos.

No hay duda, no tiene la culpa el indio, sino al que le bajan los calzones.  


domingo, 1 de marzo de 2015

Huici, otro caricaturista olvidado

El 8 de septiembre de 1981 falleció uno de los animadores de la caricatura mexicana. Alberto Huici que tenía por entonces 52 años.
            Autodidacta de la caricatura, Huici estudió contabilidad e ingreso al mundo del humor gráfico siendo casi un niño. Tenía 15 años cuando ya publicaba en Don Timorato, la revista más importante de esa década, firmando como De la Torre,
            Comenzó a colaborar en otra importante revista: Ja-já. Síntesis del humorismo mundial,  y luego en La Afición, el diario decano de deportes; en 1950 comenzó a publicar en la casa Excélsior, a través de Jueves de Excélsior, donde permaneció por muchos años, pero al  mismo tiempo participó en revistas como Claridades. Siete, Hélice, y La Balota.
            En 1952 se fue a radicar a Estados Unidos buscando nuevos horizontes, colaboró en diarios de Los Ángeles y Nueva York, fue miembro de The Nacional Cartoonist Society.
Presidente y fundador del Club de Caricaturistas de México; miembro de la Sociedad Mexicana de Dibujantes, que editaba Tlacuilo, donde también colaboró. Fundador de la Sociedad Mexicana de Caricaturistas.
            Viajero incansable, anduvo por todo el mundo y participó en diversos concursos: obtuvo varios galardones, el más importante fue el Primer Premio en el Salón Mundial  de la Caricatura en Skopje, Yugoeslavia, en 1974. En 1960 había obtenido el trofeo Radio Mil.
            Trabajó En la versión mexicana de Interviú, realizando una página entera; en sus últimos años hizo la “Semana según Huici”, en Jueves de Excélsior.

Un año después de su muerte, en estados Unidos le rindieron un gran homenaje, la Universidad de Columbus organizó una exposición conmemorativa de su vida y obra, y en México, el Instituto Politécnico Nacional hizo lo propio.

Lizardi y el Mono vano

José Joaquín Fernández de Lizardi, el Pensador Mexicano, jugó un papel tan importante, como el propio Hidalgo, ya que sentó las bases de lo que es la cultura mexicana, a través de su obra literaria, periodística y pedagógica, por señalar tres de los campos más importantes de su vasto trabajo intelectual.
            La repercusión del momento político de ruptura con el orden colonial tomó cuerpo y forma en los pensadores americanos. Uno de ellos, Fernàndez de Lizardi, asumió, inclusive, el seudónimo de El Pensador Mexicano, y emprendió un misión ejemplar en el trabajo intelectual que desarrolló:
            Yo soy un escritor y tengo alacena de papeles y, por lo mismo, cuando se verifican las propias ventas, lo debo resentir primero y con doble motivo; pero estamos en el caso de ser útiles a nuestros semejantes, prefiriendo el bien público al privado.

Una de las fábulas que escribió, fue dibujada por José Mariano Torreblanca. Se trata de El mono vano, una imagen tan contemporánea, en el texto y el dibujo, que acá se las comparto



EL MONO VANO
 Mono presumido 
que en palacios se crió,

a los bosques huyó
de sus mejores ropas revestido.

Se presentó a los monos

haciendo cortesías
con dos mil monerías
y hablando con ridículos entonos.

Al pronto, ante su vista,

los monos se aturdieron.
-¿Quién será éste? dijeron:
¡Júpiter con sus rayos nos asista!.

Mas poco a poco el susto

se les fué disipando;
fuéronsele acercando
y lo reconocieron a su gusto.

-¿Qué es esto, compañero?

un mono le decía;
y el vano respondía: 
-Háblame como se habla a un caballero.

Advierte, desdichado,

que de la mona gente
soy yo muy dliferente,
porque soy hábil, rico y bien plantado.

En medio de este entono.

hizo cierta cabriola;
se le salió la cola,
y todos le dijeron: -Eres mono.



Eres mono, aturdido,
y mono como todos;
aunque por raros modos .
te quieras disfrazar con el vestido.

Con igual desenfado,

lo mismo diré yo
al rico que creyó
que no es igual al pobre desdichado.

De un padre descendemos;

mil pasiones sentimos;
enfermamos, morimos
todos, y ser iguales no queremos.


Historia de la caricatura en México en diez horas


Taller de caricatura mexicana en el Cenidiap

  • Impartirá el investigador Agustín Sánchez González
  • Los días 3, 5, 10 y 12 de marzo serán las sesiones

Para la mayoría de la gente, los nombres de Constantino Escalante, Santiago Hernández y José María Villasana, entre otros, son desconocidos, a pesar de que representan la edad de oro de la caricatura mexicana, es decir, la que corresponde a la época presidencial de Benito Juárez.

Lo anterior fue expresado en entrevista por el investigador Agustín Sánchez González, quien impartirá los días 3, 5, 10 y 12 de marzo, de las 11:00 a las 13:30 horas, el taller Historia de la caricatura en México. De La Tiranía de Linati al Rey Chiquito de Trino, en el Salón de Usos Múltiples del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). La actividad no tendrá costo, pero el cupo es muy limitado.

Agustín Sánchez González aseguró que la caricatura ha alcanzado mayor notoriedad con el transcurso del tiempo. En la búsqueda del conocimiento de este arte, la idea del taller es tratar de analizar el tema desde el punto de vista técnico y estético, así como del impacto que tiene en la vida diaria, para hacer un recuento histórico desde sus orígenes hasta nuestros días, explicó.

El también autor de más de 30 libros “que reflejan lo mismo la alegría por la vida, a través de una historia dedicada a Cri-Crí, que el malestar social expresado en el humor”, aclaró que no siempre ha existido la caricatura mexicana, en términos académicos, pues se le confunde con el dibujo satírico. Ambos géneros son muy diferentes entre sí, consideró.


Sánchez González, historiador formado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que la caricatura está relacionada con los medios de comunicación y la difusión masiva, mientras que los dibujos satíricos son de índole privada y no tienen impacto social.

La primera caricatura que se reconoce como tal se llama La Tiranía, atribuida a Claudio Linati y aparecida en la revista El Iris, en abril de 1826, informó el especialista en la obra de José Guadalupe Posada y Gabriel Vargas. Las primeras caricaturas se dieron a conocer por medio de litografías y, de hecho, los más grandes caricaturistas mexicanos son, a la vez, grandes litógrafos, señaló.

La segunda mitad del siglo XIX, en la época del presidente  Juárez, “es la etapa de oro de la caricatura en México. En estos años, aparecen las mejores caricaturas, desde el punto de vista estético, político y cultural”.

El investigador del Cenidiap, que ha impartido más de cien conferencias en diferentes espacios culturales de México y España, explicó que en el taller también se dará un espacio a la caricatura realizada durante la Revolución Mexicana. Lo mismo se hablará de obras a favor de Porfirio Díaz que en contra de la propia contienda civil, pero en ambos casos se mostrará que contienen gran calidad estética.

Además de que se aborde el trabajo de Miguel Covarrubias, Marius de Zayas y Ernesto Guasp, entre otros, durante el taller se dará a conocer por qué los tres grandes caricaturistas mexicanos son Constantino Escalante, Santiago Hernández y José Guadalupe Posada.

Agustín Sánchez González recordó que la palabra caricatura proviene del latíncarricare, que significa recargar o exagerar. “Una buena caricatura debe ser inteligente, contar con trazos estéticos de calidad y ser entendible para cualquier persona, pero a la vez ser crítica y responsable”, aseguró.

También debe ser seria y disfrutable para evitar situaciones embarazosas. El caricaturista, si quiere hacer una crítica feroz, debe hacer trazos geniales y referencias a lo que quiere decir sin caer en la vulgaridad. Por ejemplo, José Clemente Orozco, el gran muralista, fue uno de los caricaturistas más ácidos y contundentes que hayan existido en México, agregó.

Informes e inscripciones en la Coordinación de Difusión del Cenidiap, al teléfono 4155 0000, extensión 1122, y en el correo coyauqui@yahoo.com.mx

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