Con gran tristeza, acabo de leer que murió un gran actor, director, dramaturgo; un grande la escena que formó y forjó a muchas generaciones de niños que disfrutaron con su trabajo: Mauro Mendoza, un artista que era parte esencial de La Trouppe.
Esto escribí hace veinte años, en La Jornada.
Más de dos millones de personas los han visto en más de 6 mil 200 funciones
Somos payasos del siglo pasado: La Trouppe
Sus integrantes no sólo son actores, sino pedagogos, músicos, filósofos y comunicólogos
AGUSTIN SANCHEZ GONZALEZ ESPECIAL
Música, payasos, títeres, colores, movimiento, cámara negra, juego y mucha diversión, eso es La Trouppe, la tropa, un grupo de artistas que comenzó una aventura, un divertimento escénico, hace veinte años y que hoy han consolidado con gran calidad.
Empresarios de la cultura, en el mejor de los términos, son la compañía teatral infantil, sin duda, de mayor trascendencia en nuestro país, cuyo contenido y calidad, han ido en aumento. Para quienes gustan de las cifras: más de dos millones de personas los han visto en más de seis mil doscientas funciones, han visitado más de tres mil escuelas.
"Somos unos payasos del siglo pasado", dice Sylvia Guevara (Lady Lucas) cuando comenzamos a platicar de los orígenes e imágenes, veinte años ha, el milenio pasado, cuando nació La Trouppe.
Conejillos de indias de la Escuela Nacional de Arte Teatral, donde formaron parte de la primera generación, Mauro Mendoza (Truppo) y Sylvia son los fundadores de este grupo. "La Trouppe nació para los cuates, dice Mauro, para las fiestas, para los jardines de niños".
Mientras jugaban a ser payasos, los jóvenes actores seguían estudiando y trabajaban en el Instituto Nacional de Bellas Artes: Sylvia en asesoría pedagógica para educación especial, en la Dirección de Teatro, y Mauro en el Centro de Teatro Infantil, coordinando el TitiriGlobo y realizando el inventario de Rosete Aranda.
"En un festival que hacía la UNAM, faltó un grupo. La Trouppe entra de emergente y vemos que funciona para teatro, no solamente para fiestecitas y cuates; en ese tiempo éramos tres nada más", cuenta Mauro.
Antes de La Trouppe habían hecho Barrionetas, Amores más laberinto, de Sor Juana; apoyados por Emilio Carballido viajan a Nueva York para participar en el Festival Latino, con una obra montada por Santiago García de la Candelaria, en la Escuela de Teatro: Guadalupe años sin cuenta.
En Nueva York, Mauro y Sylvia, deciden fundar una compañía al regresar a México. Era apostar a lo más difícil. El primer grupo se llamó Trajinante cuya vida fue efímera. Esta ruptura los llevó a una crisis que los obligó a montar una obra a la brevedad posible: Rompecabezas Opus No. 1, y con ella se inició una larga carrera.
"El teatro infantil, los payasos y el arte de los títeres son disciplinas que exigen dedicación tiempo amor y sacrificio, sin embargo, son menospreciados y han sido considerados como artes menores, hasta por los teatreros", dice Mauro.
La apuesta de La Trouppe fue buscar darse un lugar en el teatro, en una lucha que comenzó en plazas, jardines, escuelas, pero con la obra Troupperino, los títeres y los payasos regresaban al teatro, con la misma calidad y dando el mismo valor que al teatro de adultos. Pero además, son pioneros en la técnica de cámara negra y que cuenta con un excepcional trabajo musical, completamente original, compuesto por un genial compositor: Marco Antonio Serna (Toño Canica).
Constancia y calidad han sido la clave para permanecer veinte años en el gusto del público; asumirse como trabajadores del arte significó crear una empresa cuyos miembros están profesionalizados y dedicados completamente a la compañía, recibiendo su salario haya o no funciones.
En 1996, el IMSS lanzó una convocatoria a la comunidad teatral para otorgar en comodato algunos de los teatros de esa institución; uno de ellos, el Teatro Isabela Corona, fue obtenido por el grupo a partir de la propuesta Truppe-teatro, el espacio teatral para niños y jóvenes; fue otorgado por tres años, hecho que se prorrogó un año más; actualmente se encuentran en la incertidumbre, ya que en mayo concluye el convenio.
Sin embargo es una propuesta que ha avanzado, tiene un público cotidiano; ya hay tres generaciones que los han visto. Muchos de aquellos niños o adolescentes que los vieron en sus orígenes, hoy llevan a sus hijos.
Han dejado a un lado la improvisación, la copia y el teatro como negocio, para ponderar el estudio, el análisis, el conocimiento de los niños, la actualización permanente.
Los miembros de La Trouppe no sólo son grandes actores, cuentan con alguna especialidad: Silvya Guevara es pedagoga; Mauro Mendoza estudió comunicación gráfica; Marco Antonio Serna es egresado de la Escuela Nacional de Música, y Carmen Luna (Noni Pelusa), de la facultad de Filosofía y Letras, todos miembros de la UNAM.
Galardonados y distinguidos por la crítica especializada en seis ocasiones, han participado en más de cuarenta festivales nacionales y once internacionales; cuenta con catorce espectáculos teatrales y una película: Calacan, ganadora de cinco premios del III concurso de Cine Experimental.
La Trouppe, que comenzó con dos personas, hoy cuenta con tres compañías, mientras que los payasos originales siguen trabajando para mantener la calidad del teatro infantil y de su propuesta estética.
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