Acabo de encontrar un texto que
escribí hace casi tres décadas, cuando la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada cumplió
70 años, que iba a publicar hoy, pero lo dejaré para mañana.
Es un
breve testimonio de la importancia que ha tenido esa biblioteca en mi vida, y
en la de cientos de investigadores más.
Leo en
twitter y en Facebook las molestas generadas por que el grupo conservador de
FRENA puso una biblioteca en medio de su plantón, en el Zócalo capitalino y da
grima los comentarios.
No comulgo,
en absoluto, con ningún grupo conservador y autoritario, como FRENA o MORENA,
sin embargo, esa biblioteca hace una diferencia capital.
Ignoro si tiene libros o no, ignoro si lo consultan o no, pero el
sólo hecho de colocar una biblioteca en medio de una protesta, por más estéril
que esta sea, me parece halagador para la cultura.
Sabemos
que esos grupos conservadores lo son, entre otras cosas, por su desapego a la
cultura, su ignorancia, su desdén a la lectura y, por ello, me parece, lo
reitero un gran acierto.
Desconcierta
pues, que universitarios, gente que se supone ama la lectura, descalifique un
acto así.
De no
existir la pandemia, hubiera ido a visitarla y, de funcionar, hasta cooperar
con algunos libros clásicos que nunca sobran, en ningún lugar y para ninguna
persona.
Que el
hígado no nos haga repudiar cosas tan hermosas como las bibliotecas.
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