Más allá de la sangrienta historia de Tlatelolco, habría que recobrarla historia de esa generación que nos legó un nuevo país que, por cierto, la sociedad sigue empeñada en denostarlo, en decir que estamos peor que nunca, por ejemplo.
Momentos de terrible represión, de control mediático, de monopartidismo, de persecución política fue ese. De hecho, muchos jóvenes debieron lanzarse a la guerrilla ante la cerrazón política del Estado Mexicano.
Recordar esos años para, creo yo, en vez de sólo denostar lo que tenemos, empujar hacía lo que nos hace falta:una democratización que involucre a toda la sociedad y no sólo a las burocracias partidistas, por cierto, atascadas de ex-priistas.
Claro, siempre y cuando nos quitemos el síndrome de pueblo derrotado que nos hemos cargado hace siglos.
@agusanch
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