La compulsión por comprar aun no era tal.
Durante 9 días, en muchas d elas calles de la ciudad de México se celebraba un ritual, una fiesta donde los niños eran los privilegiados pues se les consentía con piñatas llenas de frutas y dulces.
Y si no alcanzaban a ganar, los organizadores les entregaban una canastita de mimbre o una bolsita hecha con papel de china, rellena con dulces, o un cucurucho con fruta.
José Guadalupe Posada ilustró unos hermosos cuadernillos con las letras de las jornadas de los santos Peregrinos.
También ilustró la gran fiesta posterior al ritual de los peregrinos: la piñata llena de frutas que, al grito de dale dale dale, los chicos trataban de romperla y encontrarse con la dulzura de la fruta invernal.
1 comentario:
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