Gracias a José Guadalupe Posada
he vuelto a montar una exposición de este genial artista de Aguascalientes y he
aprovechado para volver, también, a mirar una de las grandes obras maestras
del arte universal: los murales de Francisco de Goya en la ermita de San
Antonio de la Florida.
En esta pequeña parroquia, Goya realizó una proeza al pintar
una cúpula que muestra el universo, ese cielo azul, tan hermoso que se ve en Madrid, y enmedio de ese cielo aparece el retrato de San Antonio y la resurrección
de un hombre que había sido asesinado para que testifique la inocencia del
padre del santo, acusado del crimen.
Esa es la anécdota.
La pintura es una crónica de un momento en donde Goya plasma un retrato de la sociedad de finales del siglo
XVIII, cuando se ha quedado sordo y empieza a mirar el mundo de otra forma.
El crítico de arte Juan Carrete Parrondo, considera esta obra "(quizá) como la más significativa y sólo equiparable a las llamadas Pinturas negras. Es la más original obra de Goya, la más marcada por su genial personalidad, y el primer y más relevante manifiesto de la Modernidad".
El crítico de arte Juan Carrete Parrondo, considera esta obra "(quizá) como la más significativa y sólo equiparable a las llamadas Pinturas negras. Es la más original obra de Goya, la más marcada por su genial personalidad, y el primer y más relevante manifiesto de la Modernidad".
(https://sites.google.com/site/arteprocomun/francisco-de-goya-san-antonio-de-la-florida-infortunio-critico-de-una-obra-genial)
Muy cerca del Río Manzanares, la ermita de San Antonio de la Florida, es
una visita fundamental en la capital española.
Grandeza de un genio, cuyos restos ahí yacen, es una obra que
vale para ver en ese sitio, tan mágico, como la vida misma.
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