martes, 7 de noviembre de 2017

Horrores y crímenes en México del Siglo XIX

El sábado 4 de julio fue un lujo aparecer en la primera plana de El Universal y luego leer la entrevista en la sección cultural y la red. Fue una gratificante nota que agradezco a Julio Aguilar, editor de cultura y a la reportera Yanet Aguilar, por su entrevista. 



http://www.eluniversalvideo.com.mx/video/cultura/2017/tragicomedia-a-la-mexicana


lunes, 6 de noviembre de 2017

El crimen político es un crimen perfecto

Entre las innumerables sorpresas que nos depara la red, apareció una nota aparecida en la revista Proceso, el 6 de marzo de 1995. ¡Hace doce años! donde hablo de mi libro Cuatro atentados presidenciales. Este es el artículo:




El crimen político es un crimen perfecto, dice el historiador Agustín Sánchez González, autor de “cuatro atentados presidenciales”


Agustín Sánchez González afirma sobre su experiencia como investigador del pasado mexicano: “cuando se estudian algunos pasajes de la historia de México, uno siente como si el Monje Loco, aquel personaje de la radio y la televisión, la hubiera escrito. `Nadie sabe, nadie supo’, solía decir”.
Historiador formado en la UNAM y el periodismo, Agustín Sánchez González es el autor de Fidel, una historia del poder, El general en La Bombilla Cuatro atentados presidenciales
Precisamente en este último reúne las crónicas que recrean los casos de hombres prominentes de la política a quienes, siendo presidentes de la República, se les intentó asesinar. Se trata de los mandatarios Porfirio Díaz, Pascual Ortiz Rubio y Manuel Avila Camacho (Alvaro Obregón era presidente electo). En el libro también se habla de los cuatro agresores: Arnulfo Arroyo, Daniel Flores, Antonio de la Lama, y José León Toral.
¿Quién estaba detrás de cada uno de los hombres que intentaron asesinar a los presidentes?, ¿qué hay de común entre unos y otros?
Los cuatro agresores murieron sin hablar, sin decir los móviles que los orillaron a atentar contra sus víctimas: uno fue fusilado, Toral; dos fueron asesinados inmediatamente después del atentado, Arroyo y De la Lama, y el cuarto fue muerto tiempo después, Flores.
Con excepción del general Alvaro Obregón, los demás sobrevivieron a los atentados. Miles de páginas se han escrito con muchas versiones acerca de los sucesos retomados por Sánchez González; sin embargo, como él mismo apunta: “cada crimen político se ve envuelto en una nube negra que no permite saber, como pedían los viejos historiadores positivistas, lo que verdaderamente sucedió”.
Según el investigador, “el crimen político suele ser el crimen perfecto. Nadie sabe, nadie supo”. Para de inmediato sentenciar: “nada más difícil que buscar la verdad en una sociedad, en un sistema político que se sostiene a base de mentiras”.
Entrevistado para ahondar sobre sus hallazgos y los nexos que pudieran configurarse en relación con los atentados criminales más recientes: el del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el de Luis Donaldo Colosio Murrieta y el de José Francisco Ruiz Massieu, Sánchez González explica: “la muerte, o la intención de matar a un presidente, generó crisis, grandes o pequeñas que, sin embargo, sólo logró cambiar el país para que siguiera siendo el mismo”.
–En su libro Cuatro atentados presidenciales habla del crimen político como del crimen perfecto, ¿se refiere exclusivamente a México?
–Creo que es una situación mundial. Siempre que se trastoca el poder suele suceder así: el caso más famoso en el mundo fue el del presidente John F. Kennedy, del que nunca se supo la verdad. Lo mismo ocurrió con Gandhi y Olof Palme. Pienso que es un problema mundial y casi siempre son justamente las personas del mismo poder quienes asesinan. No es común que el poder asesine a la gente que no es parte del mismo. Es obvio que las tapaderas están entre ellos mismos.
“El caso más reciente y acabado de este tipo de crímenes políticos lo tuvimos el año pasado con José Francisco Ruiz Massieu y Luis Donaldo Colosio Murrieta. En ambos incidentes las sospechas y los rumores señalaban que los autores intelectuales habían sido personas del mismo aparato. No descarto esa tesis porque el asesinato de un personaje del poder lo efectúa una persona o un grupo del mismo poder.”
–¿Por un lado están las víctimas y por otro, los autores materiales e intelectuales del crimen?
–Me llama la atención que los asesinos tienen una serie de rasgos en común, que incluso en los casos de los magnicidios recientes se repiten como una constante. Son individuos jóvenes y dispuestos a cambiar su vida. Conviene recordar lo que decía Obregón: “cuando alguien esté dispuesto a matarme, tendría que ser alguien decidido a cambiar su vida por la mía”. El asesino es un potencial suicida, una persona dispuesta a morir e invariablemente son solitarios. Sin lazos familiares ni convicciones políticas. Se sabe que ellos dispararon, pero no se sabe quién les puso la pistola en las manos.
–¿Entonces el crimen político es una suerte de callejón sin salida?
–Es imposible dar una tesis única de un crimen. Cuando hablo del crimen perfecto, me refiero a que no hay elementos para resolverlo. Cuando asesinan a Obregón, había voces que acusaban a Calles, a Morones, a la Iglesia y a los hijos y parientes de las personas mandadas a asesinar por el héroe de Celaya. Sin embargo, nada estaba claro.
–¿Cuáles han sido los contextos políticos y sociales que han rodeado estos atentados?
–Generalmente hay una crisis y lucha por el poder. El atentado contra Porfirio Díaz ocurre cuando es la cuarta reelección. Prevalece una lucha entre diversos grupos que tratan de imponer sus intereses. Incluso se descubren los vínculos entre Arnulfo Arroyo y el jefe de la policía, quien se suicida después del frustrado atentado.
“Cuando Obregón cae abatido por los disparos de Toral, se desplegaba una cruenta lucha de los caudillos revolucionarios contra Calles. Un chiste de la época es muy ilustrativo del momento; una persona pregunta: “¿quién mató a Obregón?”, y otra responde: “¡Cálles… e la boca!”
–Menciona el chiste político. ¿Qué función cumple en estas situaciones?
–Un elemento que destaco en mis crónicas históricas es la búsqueda de dar el pulso de la sociedad por medio del chiste político. En El general en La Bombilla los capítulos llevan por títulos las frases de los sketchs de la carpa del Panzón Soto. Además, es interesante constatar cómo ante la desinformación, la sociedad opta por el chiste político. En cuanto a los crímenes del cardenal Posadas Ocampo, de Colosio Murrieta y Ruiz Massieu, la respuesta de la sociedad se manifiesta a través de chistes que expresan un humor negro terrible y cruel. Sin embargo, es toda una elaboración del inconsciente colectivo que responde así a la desinformación.
–¿Cuál es su conclusión a raíz de los últimos acontecimientos?
–El asesinato de Obregón, un sonorense, marcó el inicio de una etapa en México de un partido único y autoritario. Y el asesinato de Luis Donaldo Colosio, también sonorense, marca el fin de un partido único y autoritario. Paradójicamente, hay un elemento histórico en común. No porque la historia se repita: la historia es una especie de espejo deformante donde se ve el rostro distorsionado de otros momentos. Igual que el asesinato de Colosio Murrieta conmovió el país, el de Obregón también lo cambió. El asesinato de Luis Donaldo Colosio marca justamente el declive del autoritarismo priísta.







http://www.proceso.com.mx/293560/el-crimen-politico-es-un-crimen-perfecto-dice-el-historiador-agustin-sanchez-gonzalez-autor-de-cuatro-atentados-presidenciales






























domingo, 5 de noviembre de 2017

Luis Cernuda, el poeta eterno, que se fue un 5 de noviembre

Uno de los grandes poetas universales fue Luis Cernuda. Un hombre que llegó a México como parte de esos miles de españoles perseguidos por el fascismo de Franco.

Cernuda legó a la humanidad un puñado de poemas maravillosos. Un español habla de su tierra, es uno de estos poemas de un hombre que murió el 5 de noviembre de 1963, miembro  destacado de la Generación del 27.

A continuación, pueden leerlo y después escuchar la versión realizada por el genial Paco Ibáñez.




Un español habla de su tierra

Las playas, parameras
Al rubio sol durmiendo,
Los oteros, las vegas
En paz, a solas, lejos;

Los castillos, ermitas,
Cortijos y conventos,
La vida con la historia,
Tan dulces al recuerdo,

Ellos, los vencedores
Caínes sempiternos,
De todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.

Una mano divina
Tu tierra alzó en mi cuerpo
y allí la voz dispuso
Que hablase tu silencio.

Contigo solo estaba,
En ti sola creyendo;
Pensar tu nombre ahora
Envenena mis sueños.

Amargos son los días
De la vida, viviendo
Sólo una larga espera
A fuerza de recuerdos.

Un día, tú ya libre
De la mentira de ellos,
Me buscarás. Entonces
¿Qué ha de decir un muerto?




PACO IBÁÑEZ: UN ESPAÑOL HABLA DE SU TIERRA

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Lanzamiento libro electrónico La portentosa vida de José Guadalupe Posada

Hoy estrenamos sello editorial con la edición electrónica de "La portentosa vida de José Guadalupe Posada" de Agustín Sánchez González. Busquen el libro en su tienda en línea predilecta.  Este post va con agradecimiento especial a Triolabs por el soporte tecnológico.
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Esta es una historia basada en hechos reales; no pretende decir la última palabra sobre la vida de José Guadalupe Posada, pero sí abrir una brecha en torno a su desmitificación; tampoco pretende censurar al gran personaje, como quienes se…
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martes, 31 de octubre de 2017

La vida en México 1910-2010

domingo, 29 de octubre de 2017

A 30 años de la muerte de Jorge carreño



Hace 5 años el periódico crónica me entrevistó en torno al cuarto de siglo de la desaparición de uno de los caricaturistas fundamentales de nuestra historia. esta fue la entrevista.

A 25 años de muerto rescatan legado de Carreño



A 25 años de la muerte del caricaturista Jorge Carreño Alvarado, Agustín Sánchez, especialista en este género, afirma a La Razón que éste es uno de los grandes retratistas y creadores que han sido poco reconocidos pero que dejó un legado a México a través de su hijo, Luis Carreño.
“Sus trabajos de Siempre! son testimonio de la historia de México, me parece más que importante que se le reconozca no sólo en el periódico; es uno de los hombres a los que le tendrían que hacer exposiciones y muchas otras cosas más, pero lamentablemente está un poco olvidado”, apunta Agustín Sánchez.
Jorge Carreño marcó diferencia en cuanto a la estética de la caricatura mexicana y el manejo de los rasgos en el retrato, según informa el especialista. “Hay una preocupación por hacer un trazo fino, un trazo elegante, un trabajo estético; eso es un trabajo muy importante. Cuando uno revisa sus Quijotes que hizo en las portadas de la revista Siempre!, uno puede apreciar la gran calidad, el colorido y el cuidado ”, asegura el caricaturista.
Carreño Alvarado realizó las portadas de la revista Siempre! desde 1960 hasta su muerte, en 1987. Durante su carrera de 43 años como caricaturista, también trabajó en La Prensa y Novedades, trayectoria que, afirma Agustín Sánchez, es difícil de lograr para un artista del dibujo.

“A veces los caricaturistas no tienen la posibilidad de permanecer tantos años en los medios en cambio, Carreño estuvo años en Siempre! y Novedades.
Pero hay otras facetas que se conocen poco de él, como una caricatura deportiva que hizo en el periódico La Prensa; era un hombre muy completo”, comenta Sánchez.
El especialista señala que el legado de Jorge Carreño también representa compromiso, profesionalismo y honorabilidad; considera urgente hacer una revalorización de su trabajo.
“Jorge Carreño hizo una de las grandes portadas del movimiento del 68, cuando pone un gorila caminando en medio de la Plaza de las Tres Culturas.
Es un retrato espléndido, por lamentable y porque nos muestra lo que estaba pasando en México”, comparte Sánchez.
El apellido Carreño significa una dinastía dentro de la caricatura mexicana, pues Luis, hijo del fallecido monero, continúa la labor de su padre.



Cuando el gobierno se carranceó una hora

El 29 de octubre de 2005, hace ya doce años, publiqué en Confabulario, de El Universal, un texto en torno al cambio de horario que ocurrió, por vez primera, en 1921. Se los dejo, tan vigente como cuando lo escribí.

EL GOBIERNO SE CARRANCEÓ UNA HORA

                         Por Agustín Sánchez González

En febrero de 1921, hace casi 85 años, la sequía provocada por la falta de lluvias en la Sierra de Necaxa, la famosa planta eléctrica que surtía de energía a la Compañía de Luz y Fuerza, dejó de llegar la luz a la ciudad de México, provocando una severa crisis de alumbrado en la metrópoli.
Por ello, la Secretaría de Industria y Comercio y la Presidencia Municipal de la Ciudad de México acordó, como medida de economía, para resolver dicho conflicto, adelantar una hora todos los relojes públicos de la capital.
La gente, obviamente, lo tomó a chunga, no faltó quien la llamara “la Hora Malora”; los epigramistas se dieron vuelo, el Abate Benigno, escribió en El Universal:
Tiembla la mecanógrafa al pensar que las 7
Son las 8; los jefes de sección, en brete
Están porque a la una dan las doce; el pito
Saca el guardián mucho antes de las 9,
Y el grito de los revendedores de boletos proclama
Apenas obscurece, que la tanda nos llama
Al goce hondo y pácifico de las majaderías
Conque se ha enriquecido la escena en estos días...

El Señor Nicolás Ramos, EL relojero de Palacio Nacional hizo sonar el reloj de Catedral a medianoche; eran las once, unos instantes después, once y cuarto, la media, las tres cuartos y las doce. Todo un tiempo fugaz,  un santiamén, una hora perdida en unos cuantos segundos.
            A las 11 ya eran las 12 y las críticas seguían: “los únicos que en realidad resultaron víctimas son quienes se ven obligados a trabajar a las siete de la mañana; somos tan perezosos, que los lecheros a esa hora, apenas comienzan a sacar la leche de los establos”.
            Quizá el gremio más perjudicado fue el de los teatreros pues el Ayuntamiento ordenó que todos los espectáculos públicos cerraran a las doce de la noche.
Como obscurecía antes de tiempo y se apagaban las luces de la calle, la gente ya no quería acudir a ver a los actores que hacían su mayor esfuerzo por distraer a la diezmada y pobre población; los teatros deberían cerrar a las 12 de la noche y los cines mucho antes; María Conesa estrenó, en esos días, México a obscuras, en el Teatro Colón.
            Las pérdidas en cines y teatros fueron cuantiosas pues la gente no quería salir a las calles obscuras: con el control del alumbrado, aumentó la delincuencia. Las calles se quedaban vacías y el tráfico disminuía a casi cero.
            Sánchez Filmador, escribía en Zig-Zag:
Son las siete...
- No es cierto, hijito, son las seis.
-  Son las 7, hora oficial!
- Mire, señor, yo no sé de relojes
- Pero aquí no hay cuestión
Yo observo por la luz que horita son las seis
Aquí y en China
Y que diga el gobierno lo que quiera

            El pueblo debió aceptar el cambio de horario debido a los chantajes del  gobierno obregonista que señalaba que si se mantenía el derroche, “En abril no habrá luz ni fuerza”, como anunció, a ocho columnas, El Universal.
            Los comerciantes también acataron la orden, no sin criticarla. El Presidente de los comerciantes franceses, el señor Galard, señaló que “con gusto vamos a acatar las nuevas disposiciones, aunque esto representa una pérdida efectiva de una hora de las ventas pues es muy dudosa que la clientela se someta a los cambios de costumbre”. No obstante, entendían que al suprimir el alumbrado público la ciudad se torna peligrosa.
            Pero, así las cosas, Sánchez Filmador decía una gran verdad:
No me vengan a mí con tus pamplinas
Apagarán la luz en las esquinas
Pero a mí quien me obliga
A adelantar una hora en mi barriga
Y a acostarme cuando me dé la gana...

            Los teatreros ni se inmutaron pese a la crisis, en los días siguientes presentaron obras como El Jardín de Obregón (jugando con el apellido del nuevo presidente gringo, Harding, que en esos días tomaba posesión) o Las calles de don Plutarco, referida a quien sería presidente de México.
Y en resumen, concluye Sánchez Filmador, que todo sigue igual excepto los relojes, que en revancha, siguen marcando la tremenda plancha de la hora oficial.
También Rafael López escribió en ese tenor: “para el que esto escribe no hay problema solar: el reloj que posee se atrasa espontáneamente o se adelanta en igual forma, por no clocar bien su registro. Es un reloj medio reaccionario con sus manecillas levemente socialistas”.
La gente deseaba que un aguacero torrencial hiciera recobrar los tiempos idos y echara atrás estos tiempos caóticos.
            En los días siguientes, esta medida fue olvidándose, sobre todo en septiembre, cuando el General Obregón comenzaron a los festejos del Centenario de la Consumación de Independencia y las fiestas y los  concursos, donde destacó el Certamen de La India Bonita.

No obstante, los mexicanos, tan buenos para el bien decir, recordaron que aunque Venustiano Carranza  había sido asesinado un año atrás, la memoria popular conservaba el verbo Carrancear, como sinónimo de robar y entonces, solía decir que “el gobierno se había carranceado una hora”.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...