sábado, 20 de febrero de 2016

Se recordó al caricaturista David Carrillo en la Feria del Libro de Ocasión

Se recordó al caricaturista David Carrillo en la Feria del Libro de Ocasión

El querido caricaturista David Carrillo González fue recordado en una amena charla-conferencia efectuada por el acucioso investigador Agustín Sánchez González, como parte de las actividades de la Feria del Libro de Ocasión, que en estos días se presenta en su XXVIII edición en la calle de Tacuba número 15.
El maestro Carrillo murió el pasado 17 de diciembre y llegó a ser, por un breve lapso, el caricaturista decano de México, ya que anteriormente había fallecido, por diferencia de unos cuantos días, el también querido Rafael Freyre “La Ranita”, quien partió al viaje sin retorno el 6 de noviembre de 2015 y era un genuino sobreviviente de épocas pretéritas en el periodismo nacional.
A David Carrillo se le recordó como un hombre amable, cordial, buen amigo que se hacía querer por quienes lo trataban. Un aporte fundamental en su vida es que fue el fundador, presidente y presidente honorario de la Sociedad de Caricaturistas de México, ya que tuvo el buen tino de resguardar la obra de muchos de sus compañeros caricaturistas y con esa visión, junto con otros compañeros, logró hacer esa institución que es uno de los puntos importantes de la difusión y apoyo a la labor del gremio de los también llamados “moneros”. Al respecto, Agustín Sánchez nos dejó muy claro que Carrillo fue “un hombre que hablaba poco, pero que hacía mucho”.
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Su obra fue muy vasta y abordó prácticamente todos los temas que le tocó presenciar en el México que vivió. David nació en Villaldama, Nuevo León, el 29 de octubre de 1920. Caricaturizó y retrató a políticos, toreros, cantantes, actores, líderes y todos los personajes que había que caricaturizar en su época, “sin llegar a ser panfletario”, como acotó el experto Agustín Sánchez.
Se recordó que estuvo casado con una de las cantantes que formaron parte de la época dorada de la canción romántica en México, Marina Herrera, mejor conocida como Marilú “La muñequita que canta”, y alguien del público hizo la observación de que generalmente los caricaturistas tienen esposas verdaderamente muy guapas, como lo es el caso de Marilú.
Un punto importante es que el investigador Sánchez destacó que al prolífico caricaturista norteño no se le ha valorado en su justa medida, pero que afortunadamente se le hizo una exposición homenaje hace aproximadamente 5 años en uno de los lugares más importantes de Monterrey para este tipo de asuntos, el Museo de Historia Mexicana. El propio Agustín Sánchez, amigo del finado maestro Carrillo, fue el curador de la muestra, que se montó prácticamente en todas las salas que para ese fin tiene destinadas el museo. El estado natal de David Carrillo, de esta manera, rindió un merecido homenaje a uno de sus hijos destacados.
Alguien del público preguntó si Carrillo copió o tuvo una marcada influencia de alguno de los caricaturistas señalados como grandes maestros en su especialidad, como el genial “Chango” García Cabral. El experto Sánchez González señaló que, para él, David Carrillo desarrolló un estilo propio, muy bien definido y acertado. Y en la conferencia apoyó su discurso con la proyección de ejemplos de portadas de revistas y caricaturas hechas por don David.
David Carrillo estudió arte en Monterrey y más tarde llegó al Distrito Federal, donde se incorporó a la Academia de San Carlos.
En 1939 publicó su primera portada, en la importante Revista de revistas. También publicó en El Universal Ilustrado y en el periódico La Tarde. Sin olvidar sus trabajos en El Heraldo de México, Novelas de la pantalla y la revista El Impresor.
Juan Terrazas, Agustín Sánchez, Israel Caleón y Edmundo Cruz
Juan Terrazas, Agustín Sánchez, Israel Caleón y Edmundo Cruz
En el homenaje pudimos saludar al amigo Juan Terrazas, directivo de la Sociedad de Caricaturistas de México, así como al también amigo Edmundo Cruz, quien del mismo modo llegó a publicar sus caricaturas en Revista de revistas y en Selecciones del Reader’s Digest.
Frida en interpretación de Carrillo
Al cordial investigador Agustín Sánchez se le otorgó un reconocimiento por su participación en la charla-conferencia, reconocimiento muy original diseñado al estilo antiguo, letra de imprenta añeja de tipos movibles, con amplio texto que explica puntualmente el motivo por el que se otorga y que es un sello distintivo de la organización de libreros de ocasión que expone cada año en ese espacio.
Redacción Voces del Periodista

Redacción Voces del Periodista

viernes, 19 de febrero de 2016

Reconocimiento por amor al libro

A la fecha, después de muchos años de trabajo, de libros publicados, conferencias, exposiciones, pocos reconocimientos públicos he  tenido. 


Pocos, pero valiosos, como ese primer premio a la investigación que me dio el INBA a pesar de las autoridades del CENIDIAP y del INBA mismo;  el diploma de egresado sobresaliente de los CCH o el reconocimiento que me fue otorgado ayer, 18 de febrero, por parte de la Coalición de libreros.
Este hermoso reconocimiento dice:

La Coalición de Libreros otorga el presente reconocimiento por su trayectoria personal, su labor de rescate de la memoria de esta noble y leal ciudad de México y por su labor y amor del rescate del libro y del oficio del librero Sumando a lo anterior; por su apoyo desinteresado al proyecto de la Coalición de Libreros y de la feria del libro de ocasión que buscan fomentar la lectura así como rescatar y dignificar el oficio del librero. 


Reconocimientos simbólicos, por labor y amor del rescate del libro y del oficio del librero, sumado a mis lectores de muchos años, me hacen sentir contento por el trabajo que realizo día con día.

jueves, 18 de febrero de 2016

Homenaje a David Carrillo en la Feria del libro de Ocasión


Especialista propone revalorar

al caricaturista

 David Carrillo


A dos meses de su muerte, el caricaturista 

mexicano David Carrillo será recordado

por el historiador Agustín Sánchez, quien

dijo que no obstante que se trató de un gran 

artista, fue menospreciado en su arte.

“Hace 20 años me interesé en su obra, pues me pareció que, desde entonces, ya era un personaje muy interesante a través de la historia y, al mismo tiempo, muy menospreciado”, comentó en entrevista con Notimex.
Sánchez, quien es especialista en la historia de la caricatura y autor de por lo menos 30 libros, consideró que David Carrillo fue un hombre que tuvo una visión interesante ante lo que ocurría a su alrededor.
“Resguardó su obra y la de sus compañeros, por lo que nació el Museo de la Caricatura. Su primera propuesta fue en 1939 y la última como en 2013. Tiene un trabajo muy vasto en el que refleja la visión independiente que tenía”, resaltó.
El monero, apuntó, no politizaba en ningún lado, por ello es que sus caricaturas tenían un mayor valor. David Carrillo falleció el 16 de diciembre de 2015.
Acerca de su historia y legado, con la proyección de diversas diapositivas, Agustín Sánchez dictará la tarde de este jueves horas la conferencia “Recordando a David Carrillo” en la Feria del libro de Ocasión, en la calle de Tacuba, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

David Carrillo nació el 29 de octubre de 1920 en Villaldama, Nuevo León; estudió pintura en la Academia de San Carlos y sus primeras imágenes fueron publicadas en la revista Diversiones”, más tarde en la publicación “Revista de Revistas”.
“Hace cinco años montamos en Monterrey una exposición en su honor y siempre se mostró agradecido. Él fue un caballero muy amable, siempre estaba contento y aunque él decía que nadie era profeta en su pueblo, él sí lo fue, aunque desgraciadamente no en Villaldama, que siendo una región tan pequeña nunca le hicieron un reconocimiento”, señaló.
Por fortuna, recordó, sí le rindieron un homenaje en Monterrey, en uno de los museos más importantes de México, que es el de Historia Mexicana, donde se montó una gran exposición de la cual Agustín Sánchez fue el curador.
“Le dieron un diploma, hubo una conferencia magistral y la Universidad de Nuevo León publicó un pequeño folleto. Sin embargo, siento que la sociedad no tuvo mucho aprecio por él, no se le dio la importancia que su caricatura merecía y él fue un gran artista”, subrayó.
David Carrillo fue fundador y presidente honorario de la Sociedad de Caricaturistas de México. Publicó los libros “Monos, monitos, monotes”, “Recordar es reír” en tres volúmenes, así como “Historia en caricatura y David Carrillo: 50 años”.

domingo, 14 de febrero de 2016

Martínez Carrión en tiempos de visita papal



La caricatura no sólo tiene una función estética, periodística  o hilarante, los monos que retratan nuestros caricaturistas son un testimonio histórico de gran valor, entre otras cosas, porque estaban hechos al momento y para el momento.

Ello implica que pueden ser fallidos, pero también que es lo que se pensaba en el momento.
Las grandes caricaturas lo son por la calidad estética y por la permanencia histórica.
Jesús Martínez Carrión fue un monero de combate, militante liberal, magonista, que nunca perdonó las traiciones de Porfirio Díaz al Estadio laico, a los principio juaristas que dieron origen a la separación Iglesia-Estado.

Su presencia en la caricatura tuvo un nivel excepcional y es, sin duda, uno de nuestros grandes caricaturistas que a través de su arte dejó un testimonio invaluable y una crítica tal que hoy, 1120 años después sigue vigente, sobre todo ante la sumisión presidencial al poder eclesiástico. Si el retrato de Fox hace unos años, hincado ante el papa y besando su mano, la comunión de Peña Nieto tiene un impacto igual: sumisión a la iglesia católica.

Tenemos una clase política vergonzosa. No hace mucho, el juarista Liopez fue hasta el Vaticano a entregar una medallita, mientras la señora Calderón se hace notar esperando al papa en la calle como cualquier persona o como cualquiera.
Las caricaturas de Martínez Carrión son demoledoras por la crítica a las obscenidades del clero, tema tan vigente hoy en día y que el aparato burocrática que gobierna el Vaticano (y el mundo católico) omite vergonzosamente, como por la sumisión porfirista (hoy priista-panista-perredista.morenissta, etc.) al Estado vaticano.



viernes, 5 de febrero de 2016

Cuatro grandes caricaturistas dibujados por otro grande: David Carrillo

Todos los meses publicó un cartón que rescato de la hemeroteca. 

En el número de febrero de 2016 presento un cartón que es un homenaje a una generación de grandes caricaturistas que, con enorme categoría, realizaron su trabajo en la primera mitad del siglo XX y fueron precursores de la televisión mexicana.

Alberto Isaac, Rafael Freyre, Ernesto Guasp y Ernesto García Cabral participaban en el programa de televisión llamado Duelo de dibujantes, y fueron retratados por un hombre excepcional, un gran caricaturista que se fue en diciembre del 2015: David Carrillo.

Sea pues un homenaje al quinteto de geniales artistas.

sábado, 23 de enero de 2016

La Familia Burrón y la cultura popular mexicana

La Familia Burrón y la cultura popular mexicana 

Por Agustín Sánchez González 

DuRante más de sesenta años, las aventuras de Regino y Borola fueron seguidas por miles de mexicanos que, semana a semana, esperaban la historieta. La Familia Burrón llegó a tira

Por Agustín Sánchez González
Durante más de sesenta años, las aventuras de Regino y Borola fueron seguidas por miles de mexicanos que, semana a semana, esperaban la historieta. La Familia Burrón llegó a tirar medio millón de ejemplares. Pocos autores han gozado del aprecio popular como Gabriel Vargas. En febrero del 2011, durante la XXXII Feria Internacional de Libro del Palacio de Minería, las ediciones de La Familia Burrón, sólo fueron superadas en ventas por el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
Alfonso Reyes declaró que Gabriel Vargas era el único que merecía ocupar un lugar dentro de la Academia Mexicana de la Lengua. “Él ha registrado como nadie los giros del habla popular. Y no sólo eso, sino que a partir de allí ha inventado frases que se han vuelto del dominio público”. Además de Reyes, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis y otros grandes personajes de la literatura le han rendido pleitesía y lo han considerado una expresión de culto.
Monsiváis fue gran promotor de la obra de Vargas y uno de los pocos personajes de carne y hueso inmortalizado dentro de la serie. En el número 1352 mantuvo un diálogo con el poeta Avelino Pilongano.
“Soy absolutamente citadino. Nací en Tulancingo, Hidalgo, una ciudad pequeña, tierra de valientes a caballo, muy matones y enamorados, pero llegué aquí a los cuatro años. Si hubiera un lugar más grande que el DF ahí estaría. De la ciudad de México me gusta todo. Es pintoresca y tiene gran variedad de matices para que uno pueda desenvolverse”, señaló Vargas en una entrevista.
Antes de cumplir diez años, Vargas, se sabía de memoria La Iliada, La Odisea, Don Quijote de la Mancha y otros textos a los que esa generación tuvo acceso gracias a Vasconcelos y susLecturas clásicas para niños. Fue considerado un niño prodigio. A los 16 años ya trabajaba en el Excélsior.
Recupero este fragmento de mi libro La prehistoria de la Familia Burrón: “Una de las grandes tragedias de la caricatura en el mundo es la desaparición tanto de de los dibujos originales como de las propias publicaciones. En el caso del maestro Vargas, prácticamente no existen archivos de buena parte de su obra anterior a la última etapa de La Familia Burrón, publicada por la editorial GyG (Guadalupe y Gabriel), fundada con su esposa, la escritora y periodista Guadalupe Appendini”. Gracias a ella, hoy contamos con un amplio archivo de la obra del maestro.

miércoles, 20 de enero de 2016

103 años de la muerte de don Lupe

Hoy 20 de enero se cumplen 103 años de la muerte de José Guadalupe Posada, en un oscuro cuarto de vecindad de Tepito. En el primer capítulo de mi libro, escribí una recreación imaginaria de cómo pudo haber sido esa última noche.


















SE MUERE DON LUPE


Toda la noche ha vomitado sin parar.

La oscura habitación tiene un olor nauseabundo pues la diarrea no se detiene con el atole de arroz, ni con tés de menta o de ruda, ni con ningún otro remedio de las vecinas.

A temprana hora Juan y Manuel han ido a buscar un doctor. De cualquier manera, los dos amigos de parranda saben que ya todo es inútil.

Don Lupe se acaba.

Lleva muchas semanas metiéndole al trago. Su rostro está más que demacrado y la deshidratación por la cagalera es más que obvia.

Hay colillas de cigarro forjado tiradas por doquier.

Danzan calaveras a su alrededor, los sueños se convierten en pesadilla.

Parece una película que se regresa al principio para repasar toda su vida, un viaje a la semilla. En quince días cumpliría 61 años, veintidós mil doscientos días.

Alrededor del petate donde se retuerce de dolor zapatean monstruos fantásticos, bocas con labios rojos que enseñan unos agresivos dientes listos para devorarlo, cuerpos con formas demoníacas, diablos, brujas, gritos lastimeros de la llorona, naguales, fantasmas.

El jolgorio empezó el día de su santo, el día de la Virgencita, el 12 de diciembre, cuando la ciudad, el país, el vecindario conmemoró la aparición del indio Juan Diego; siguieron las nueve jornadas de los santos peregrinos, continuó en la Noche Buena, la Navidad y celebró el fin del año 1912. Nacía uno nuevo, justo cuando la vida, su vida, se le apagaba.

Todo le duele, pero es el alma la que le hace insoportable la existencia. La ruda hierba, la ruda vida.

Cientos de cuartos componen la enorme vecindad ubicada a las orillas de la ciudad de México: es el barrio de Tepito, en la calle de la Paz. Son trescientos miserables cuartuchos, con más de mil almas que andan en la pena y en la pepena.

Cada uno de esos cuchitriles apenas mide tres por tres metros. Los excusados son colectivos, conformados por una larga fila sin puerta y un olor repugnante; afuera una pileta de agua que a veces, con un cubo, se usa para el excusado. Y de los tendederos, que parecen telarañas, cuelgan modestas ropas.

El otrora hombre regordete, ahora de cuerpo flácido y demacrado, parece mirar bailar las calaveras que dibujó hace muchos años, a los diablitos sonrientes, complacidos por su travesura, felices porque recibirán muy pronto a un huésped de lujo, su retratista favorito: don Lupe.

Una vecina le llevó una cazuelita con caldo de gallina y lo encontró llorando, lamentando no poder cerrar los ojos de su Juan Sabino, en ese treceavo aniversario de su muerte.

“¡Don Lupe se muere!”, es el clamor en los lavaderos esa mañana fría de domingo.

Él rememora los últimos días de su vida en el barrio de Tepito, a donde llegó cuando la ciudad lo fue expulsando, primero de Santa Teresa, luego de Santa Inés, más tarde del Cuadrante de Santa Catarina, para llegar a la calle del Carmen y terminar en este sitio donde viven hombres y mujeres que sobreviven en situaciones precarias.

Don Lupe sueña, como todos los días de su vida, pero hoy esos sueños se han tornado en pesadilla, como muchas otras noches más, como casi todas sus últimas noches, como todos sus últimos años.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...