miércoles, 12 de septiembre de 2012

Prevalece espíritu nacionalista en el país, aseguran historiadores

Cultura Prevalece espíritu nacionalista en el país, aseguran historiadores * Festejo del 15 de septiembre es una forma de defender la identidad, consideran Por: Manuel Bello Hernandez miércoles 12 de septiembre de 2012 actualizado hace 3 horas, 37 minutos México, 12 Sep. (Notimex).- La globalización, los cuestionamientos hacia el gobierno o las “malas noticias” no han hecho mella en el espíritu nacionalista que prevalece en México en muchos sentidos, tanto que el 15 de septiembre sigue siendo una fiesta en todos los pueblos y ciudades del país, coincidieron los historiadores Agustín Sánchez González y Álvaro Matute. Entrevistados con motivo de las fiestas patrias, ambos estudiosos refirieron que los Símbolos patrios (la bandera, el escudo y el himno nacional) están más que vigentes, por encima de cualquier circunstancia particular. Sánchez González consideró que dicha fiesta nacional es una forma de defender la identidad frente al proceso mundial de globalización. “Al final existe respeto y esta idea de aceptación de lo mexicano”, agregó. El también investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del INBA reiteró que este respeto hacia los Símbolos patrios, sigue vigente no sólo entre la sociedad mexicana, sino también en las futuras generaciones, tanto que en las escuelas primarias públicas y privadas, todos los lunes se hacen honores al lábaro patrio. “Aunque no existen estudios al respecto, lo siguen asumiendo aunque desconozco qué tan conscientemente de lo nacional, pues al final es una fiesta”, dijo. Considerado uno de los más importantes historiadores de la caricatura mexicana, Sánchez González se refirió al caso del caricaturista estadounidense Daryl Cagle, quien en el 2010 modificó el Escudo Nacional Mexicano al colocar al águila acribillada. Dijo que esa caricatura publicada en Estados Unidos y que circuló en Internet, aquí podría haber sido considerado un delito, pero es una situación normal en la caricatura. “A veces hay un pecado del nacionalismo trasmochado, de asumir casi como una ofensa nacional. Una crítica que todo mundo hace.”, comentó, al tiempo que subrayó que aunque no se trate de adorarlos, los Símbolos patrios “no son cualquier trapo, es lo que nos da identidad”. Por su parte, Matute destacó que el espíritu de identidad entre los mexicanos está vivo y agregó que la vigencia hacia el himno y la bandera mexicana se desarrolla desde la niñez. “Está presente desde que asistimos a la escuela y de que nuestros propios padres nos lo inculcan, es ahí donde se siembra”, afirmó. Para el ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008, en Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, el 15 de septiembre sigue siendo una fiesta nacional, no obstante los diferentes temas políticos por los que atraviese el país. “A pesar de ello, la fiesta popular adquiere otra dimensión que se separa de toda circunstancia particular y está por encima de lo que esté sucediendo en materia político-social”, dijo el doctor en Historia por la UNAM. Sobre el sentirse mexicano cada vez que juega la Selección Nacional de Futbol, Matute concluyó que “existe un desplazamiento interesante de parte de las figuras deportivas sobre otro tipo de figuras conmemorativas”.

martes, 10 de julio de 2012

Hablan de consecuencias de la muerte de Obregón

Hablan de consecuencias de la muerte de Obregón Además del nacimiento del Partido Revolucionario Institucional, la muerte de Álvaro Obregón en 1928 trajo a México un sistema político que tuvo una vigencia muy sólida hasta el año 2000. NTX 30-12-2008 More Sharing ServicesCompartir MÉXICO (NTX)._ Además del nacimiento del Partido Revolucionario Institucional, la muerte de Álvaro Obregón en 1928 trajo a México un sistema político que tuvo una vigencia muy sólida hasta el año 2000, cuando ese partido perdió la presidencia de la República, afirmó el investigador Agustín Sánchez González. A propósito de la tercera reedición de El general en la Bombilla, un ejercicio de documental en torno a la frustrada búsqueda democrática de los mexicanos, el especialista señaló que el deceso de Obregón significó la institucionalización de la Revolución Mexicana. A través de una ágil crónica, en el texto de 249 páginas y ocho capítulos editado por Planeta en su colección de bolsillo, Sánchez González presenta un mosaico de opiniones y anécdotas que recrean el contexto que rodea al crimen de quien fuera el 48 presidente de México. En cada una de sus páginas, vuelven los fantasmas de aquellos días que marcaron un parteaguas en la historia mexicana. "El libro es como una crónica de buenos y malos, lo que hago es detallar la vida de Obregón como la vida de su asesino José León Toral; la idea fue hacer un trabajo prácticamente policiaco. "Narro todo, desde el encuentro entre Obregón y Toral, hasta el asesinato del Presidente; se trata de una historia que está plasmada como un trabajo cinematográfico", explicó. El rumor de una conspiración de alto nivel y de una libre asociación de actores en un drama escandaloso, hace de este texto una pieza fundamental en la construcción de la memoria histórica de la Revolución y de sus componentes populistas. Y es que para el escritor, historiador y periodista, la idea era hacer una crónica narrada, en la que el lector vaya encontrando y sacando sus propias conclusiones. "No se trata de juzgar al asesino ni al asesinado, es más bien presentar lo que ocurrió. Obregón es un personaje que seduce mucho porque fue el único Presidente que fue solemne, capaz de hacer chistes por sí mismo", indicó. "Muchos de los capítulos se refieren a bromas y obras de teatro como La muerte de Don Adolfo, Las calles de Don Plutarco, El mocho muerto por un mocho, La concha madre, De calles y deportes y El desmoronamiento, es decir, juego mucho con el humor de la época", indicó.

miércoles, 4 de julio de 2012

Santiago Hernández: de Niño Héroe a caricaturista genial




Como casi nunca ha sucedido con los caricaturistas en la historia, la muerte de Santiago Hernández tuvo un gran impacto informativo; fue noticia, inclusive, en la primera plana de El Imparcial que señaló:   “Desde niño se enseñó a defender a la patria”, lo cual resulta sorprendente, pues Hernández fue un crítico político como pocos y, en cambio, este diario era vocero del porfirismo. 

También, La Patria le dio ocho columnas: “Muerte de un veterano. El último superviviente de los defensores de Chapultepec”; en ese mismo tenor informaban otros periódicos como El Chisme
      Curiosamente, la prensa de su época destacó su historia, pero habrían de pasar muchas décadas para que alguien escribiera sobre su vida y obra, pues también, como la mayoría de los grandes caricaturistas, su biografía apenas se conoce.
         En 1954, el grabador Erasto Cortés, uno de los pocos artistas que mantuvo una preocupación por escribir sobre sus colegas, publicó el 1 de agosto de 1954 en El Nacional, un artículo llamado “Santiago Hernández. Gran litógrafo mexicano”, donde señaló: “Muy poco se ha escrito sobre este extraordinario litógrafo.”

      Es curioso, pues a pesar de la reivindicación de muchos de nuestros artistas, su vida sigue siendo un misterio no obstante las decenas de imágenes que aún existen, y que ahora en una feliz coincidencia pueden apreciarse en el Museo Erasto Cortés, en Puebla, dentro de la exposición Caricatura mexicana del siglo XIX, una colección perteneciente a la Fundación de Arte y Música Multicultural de Northridge (MCMAFN), con sede en California, Estados Unidos, donde podrán verse también obras de Constantino Escalante, Jesús Alamilla y Alejandro Casarín, entre otros. 

Santiago Hernández, nacido el 25 de julio de 1832, desde niño tuvo una intensa actividad social, destacando su presencia a los trece años en el ataque y toma del convento de San Francisco, y al año siguiente participando en la defensa del Castillo de Chapultepec ante los invasores estadunidenses. La nota necrológica sólo destaca la parte militar y heroica, minimizando y olvidando otro aspecto fundamental para su vida: su gran calidad estética que lo llevó a convertirse en uno de los más importantes caricaturistas de nuestro país. “Más tarde cambió la milicia por el lápiz, y como caricaturista colaboró en diversos periódicos de aquella época.” Su obra comenzó a destacar cuando pintó al óleo los retratos de los Niños Héroes; autodidacta, a la muerte de su padre comenzó a ganarse la vida pintando cuadros, naturalezas muertas, retratos a lápiz e impartiendo clases. 

 El México caótico que le tocó vivir lo llevó a luchar en diversos frentes, criticando a los conservadores aliados a las potencias imperialistas, pero también a los liberales, con una honestidad combativa ajena a la complacencia política y al dogmatismo tan imperante aún en nuestros días. Ni siquiera Benito Juárez, a quien rendía gran admiración, se salvó de críticas terribles cuando cometió errores o cuando Hernández pensó que Juárez se equivocaba. 

 Tenemos dos ejemplos; en uno Juárez se asoma al Espejo de la conciencia pública, realizado luego de que el gobierno juarista promulgó las bases orgánicas que le otorgaban poderes extraordinarios. En el espejo está un Santa Anna con nariz de payaso y con un pendón señalando la séptima base. Ese es sería el futuro, señala Santiago Hernández con su cartón: terminar pareciéndose al dictador. 

Hernández, al contrario de la mayoría de los caricaturistas, jamás subordinó su simpatía política a la crítica sin tregua, todo lo contrario: cada error político era cuestionado, inclusive de una manera radical. 

 En Las horas en palacio, que ilustra esta nota, Hernández dibuja a un inusual presidente y su gran salario, donde se cuenta cómo pasan las horas Juárez y su gabinete. Ello no significó jamás que Santiago Hernández fuera un antijuarista, todo lo contrario, ya que no solamente defendió a la patria con el lápiz, pues llegó a tomar las armas ya como adulto al ser perseguido por las huestes de Maximiliano. Entonces se suma a las tropas del guerrillero Nicolás Romero hasta que puede volver a usar su lápiz, en 1865. Sus dones artísticos fueron intensos; Erasto Cortés señala que “como caricaturista muestra el contenido de su vasta imaginación, ligada a un profundo conocimiento de la litografía. Utilizó la caricatura como arma eficiente para ironizar acertadamente, con alegre expresión convertida en lenguaje de grandes alcances”. Para Alfredo Guati no hay duda de que Santiago Hernández es el más importante caricaturista mexicano. Sus trabajos claman con urgencia un estudio serio de su vida y obra. En 1868 Constantino Escalante sufrió un grave accidente y muere; entonces Hernández lo sustituye en La Orquesta, y en ese momento se puede mirar su consolidación como caricaturista, aunque ya desde 1862 había participado en La Pluma Roja y La Jácara. Además de las anteriores, tuvo una presencia importante en innumerables periódicos, como El Palo de Ciego, La Máscara, El Espectro, Juan Diego, Rascatripas, La Pluma Roja, El Ahuizote, El Hijo del Ahuizote, entre otros. Asociado a Hesiquio Iriarte, Hernández ilustró muchas de las obras escritas por Vicente Riva Palacio, como El libro rojo, Monja, Casada, Virgen y mártir, Martín Garatuza, Piratas del Golfo, Memorias de un impostor, Los ceros, etcétera; también ilustró otras obras importantes, como Historia del ferrocarril mexicano , Hombres ilustres mexicanos, El Episcopado mexicano. No existe un inventario de su obra; es una pena que genios como este hombre esperen el registro y la creación de una biografía que nos permita entender mejor una época tan compleja como la que le tocó vivir.

sábado, 30 de junio de 2012

La vida en México (1910-2010), un libro de Agustín Sánchez González


•La Ciudad de México, espacio donde se juega y se rifa la vida
•La capital, sorpresiva ruleta capaz de cambiar la suerte de quien vive en ella
•Domingo 27 de mayo a las 12:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes



El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) presenta La vida en México (1910-2010), prólogo y selección de Agustín Sánchez González, en la que participarán Humberto Musacchio, Mónica Lavín, Emmanuel Carballo y el autor, el domingo 27 de mayo a las 12:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México.
Apunta Agustín Sánchez González en el prólogo de La vida en México (1910-2010) que fue una ardua y compleja tarea compilar las múltiples visiones y memorias que sobre la Ciudad de México tienen (o han tenido) periodistas, cronistas, escritores, músicos y poetas.
Los más de cincuenta artículos que reúne este volumen reflejan con exactitud y amenidad las muchas ciudades que conjuga la capital de la nación, espejo de un país que es muchos países a la vez. Algunos de los autores seleccionados son Federico Gamboa, Alfonso Reyes, José Juan Tablada, Ricardo Garibay, Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Juan Villoro, Fabrizio Mejía Madrid y muchos más.

El objetivo fue integrar una selección fresca rica y diversa que mostrara con viveza la cotidianidad de la ciudad durante un siglo, un siglo que comenzó tarde ─con la celebración del Centenario de la Independencia y el fin del porfiriato─ y que terminó con la conmemoración del Bicentenario. El resultado: un mirador de las transformaciones de México y el mundo.

El curioso lector encontrará en este libro lo mismo la puntual crónica de la Decena Trágica que la del culto a san Juditas, los días 28 de cada mes, en la iglesia de San Hipólito, a la que bandas de chavos acuden para cumplir con una dinámica tradición “mazahua-skatopunk”, en la que santería y drogas se juntan abigarradamente.
Se lee aquí cómo ha evolucionado el consumo de drogas y la venta al menudeo en unos cuantos años, y también cómo se ha degradado el queso, sí, el queso que se consume ahora no se compara con el que probara el periodista José Alvarado en su época.

Está en el libro la dinámica puntual que se vivió en las calles de Madero, 5 de Mayo y Masaryk, en las colonias Roma y Anáhuac, en el Hipódromo, la Merced, Lecumberrri y en Xochimilco, o en el famoso festival de rock en Avándaro y en el Centro Histórico el 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 horas de la mañana. A fin de cuentas, este libro producirá fascinación y espanto, un efecto como el de la misma ciudad, según lo expresa Juan Villoro: México es una suerte de mujer barbuda, de cuyo abrazo sus habitantes no se pueden desprender.

Agustín Sánchez González (Ciudad de México, 1956) Es licenciado en Historia por la UNAM. Desde hace 15 años es investigador del CENIDIAP/INBA. Uno de los más importantes especialistas en la caricatura mexicana, autor del clásico Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana. Su obra ha sido compilada en varias antologías literarias y ha recibido diversos reconocimientos por su trabajo literario y de investigación, como el segundo lugar del Premio de Crónica Bernal Díaz del Castillo en 2002.
Es autor de un sinfín de libros donde combina la historia, la literatura y el periodismo. Entre sus obras más destacadas se encuentran La banda del automóvil gris, Juárez en tres tiempos, 7 moneras, Terribilísimas historias de crímenes y horrores en la Ciudad de México en el siglo XIX, Historia de un señor que una vez fue grillo, El General en La Bombilla y La nota roja en 1910.

viernes, 29 de junio de 2012

ESOS CARICATURISTAS

domingo, 26 de junio de 2011
Humberto Musachio y Verónica García, en su programa La república de las letras, de Radio Red, entrevistaron esta mañana a Agustín Sánchez González, autor del Diccionario biográfico ilustado de la caricatura mexicana (Limusa, 1997) y 27 libros más.
El autor comentó que su José Guadalupe Posada : un artista en blanco y negro (Conaculta, 1996) ha vendido 20 mil ejemplares y 6 mil Gabriel Vargas: una historia chipocluda (Conaculta, 2010).

A su parecer hay muy pocas caricaturistas mujeres (porque no tienen sentido del humor, dijo irónico) y que la mejor de todas es Cecilia Pego, quien ahora está realizando historieta.

Comentó que Tu-Tan-Kamen (1924) y El Turco (1931), fueron las últimas revistas de caricaturas que atacaron el presidencialismo, en este caso a Plutarco Elías Calles, hasta la aparición de La Garrapata (1968).

Los anfitriones estuvieron regalando entre el público el libro Medallistas olímpicos vistos por los moneros (2004), del mismo Sánchez González. 


Publicado por MIGUEL ANGEL MORALES en 10:06 Etiquetas: Caricaturistas, Radio Red http://moralex-cine.blogspot.mx/2011/06/esos-caricaturistas.html

domingo, 27 de mayo de 2012

Presentan en Bellas Artes recopilación de testimonios de más de 50 autores

Cultura • 27 Mayo 2012 - 4:44pm — Notimex En el libro se encuentran textos de personalidades como Parménides García, Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis y Jorge Ibargüengoitia, entre otros. • Una crónica de Elena Poniatowska acerca del sismo de 1985, otra sobre el Festival Avándaro en 1971, por Parménides García, y una más de Federico Gamboa sobre las fiestas del Centenario de la Independencia en 1910, se pueden leer en el libro “La vida en México (1910-2010)” presentado hoy en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Se trata de un trabajo del historiador y periodista Agustín Sánchez González, quien presenta los testimonios de más de 50 autores, entre los que se encuentran Jorge Ibargüengoitia, Alfonso Reyes, Carlos Monsiváis, Ramón López Velarde y José Emilio Pacheco, quienes conducen por la cotidianidad del siglo pasado. Los artículos que reúne este volumen reflejan con exactitud y amenidad las muchas ciudades que conjuga la capital de la nación, espejo de un país que es muchos países a la vez. “Se trata de una lectura de 100 años que inicia con un crónica de Federico Gamboa en las fiestas del Centenario de 1910 y termina con el Paseo de los Héroes, una crónica de Jacobo Zabludovsky. “Esta obra, no es sino una antología que recoge las diversas formas de ver la vida mexicana, desde muchas perspectivas”, dijo Sánchez, quien es también investigador del Centro Nacional de Investigación, documentación e información de Artes Plásticas. Refirió que el objetivo del volumen fue integrar una selección fresca, rica y diversa que mostrara con viveza la cotidianidad de la ciudad durante un siglo, un siglo que comenzó tarde con la celebración del Centenario de la Independencia y el fin del Porfiriato, y que terminó con la conmemoración del Bicentenario. El resultado: un mirador de las transformaciones de México y el mundo. Invitado por la entonces coordinadora de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes, Enzia Verdiqui, entonces quien le propuso a partir de su experiencia, realizar un libro sobre la lectura 100 años de México, el autor comentó que esta publicación, “es una búsqueda de calidad y no de cantidad, de buscar la excelencia y de una serie de elementos”. “Es un juego de espejos, en donde se muestra el pasado y el presente; es un juego entre mexicanos”, mencionó Sánchez González, al tiempo que agregó que el texto es una especie de agradecimiento a sus lecturas y a dos grandes personajes que en su vida fueron fundamentales: Carlos Monsiváis y Paco Ignacio Taibo I. La puntual crónica de la Decena Trágica que la del culto a San Juditas, los días 28 de cada mes, en la iglesia de San Hipólito, a la que bandas de chavos acuden para cumplir con una dinámica tradición “mazahua-skatopunk”, en la que santería y drogas se juntan abigarradamente, son otras de las crónicas que se presentan. Editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, en 400 páginas se lee cómo ha evolucionado el consumo de drogas y la venta al menudeo en unos cuantos años y también cómo se ha degradado el queso, sí, el queso que se consume ahora no se compara con el que probara el periodista José Alvarado en su época. Para su autor, el presente libro producirá fascinación y espanto, “un efecto como el de la misma ciudad”, dice Juan Villoro: “México es una suerte de mujer barbuda, de cuyo abrazo sus habitantes no se pueden desprender”.

Honran memoria de don Gabriel Vargas

Mantienen viva la memoria del historietista tulancinguense. Foto: El Sol de Hidalgo. El Sol de Hidalgo 27 de mayo de 2012 Por La Redacción Pachuca, Hidalgo.- En homenaje a Gabriel Vargas, creador de la Familia Burrón, se develó una placa conmemorativa en el que fuera su domicilio en la colonia Cuauhtémoc de la Ciudad de México. A dos años de la partida del historietista tulancinguense, a iniciativa de su viuda, la periodista Guadalupe Appendini, se refirió al reconocimiento que se encuentra en la calle Carlos J. Finlay, donde estuvo el taller del artista hidalguense los últimos 40 años. Un comunicado del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (Cecultah) afirma que al acto asistieron amigos, colegas y familiares de Gabriel Vargas (1915-2010). Entre ellos, el escritor e historiador Agustín Sánchez González y
el periodista Alberto Carbot. Guadalupe Appendini dio muestras de agradecimiento y exhortó a recordar a "Gabriel, siempre, no sólo cada año". Al hacer uso de la palabra, Agustín Sánchez González apuntó que se trata de una placa alusiva en el sitio donde prácticamente se realizó toda la segunda etapa de La Familia Burrón. Comentó que la idea de colocar esta placa fue a raíz de un artículo que publicó en la revista Relatos e Historias de México: Una calle de la colonia Cuauhtémoc, de la Ciudad de México, recuerda al médico y científico cubano Carlos J. Finlay, que murió en 1915; en ese mismo año nació, en Tulancingo, Hidalgo, uno de nuestros grandes genios: Gabriel Vargas Bernal. "Tener una placa, significa que Vargas está vivo y que ese lugar (su domicilio) es, para muchos de los admiradores del maestro, un espacio que van a poder convertir en lo que yo alguna vez llamé la fábrica de sueños", concluyó. La placa fue diseñada por Jorge González Arce. Es de bronce y contiene algunos de los personajes de La Familia Burrón, así como la caricatura de quien fuera considerado uno de los sociólogos contemporáneos más importantes del mundo, por retratar fielmente la vida urbana de México por más 70 años, a través de la historieta.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...