Preocupante.
Han pasado más de cien días y la huelga sigue y no sé ve cuándo terminará.
Algo resulta sospechoso.
Me pregunto qué se estará jugando durante este largo periodo en el que, por ejemplo, se ha perdido ya un trimestre.
Recuerdo en 1972, recién acaba de ingresar al CCH cuando el STUNAM congregó a una serie de personajes nefastos que medio siglo después siguen cabalgando la UNAM, encabezados entonces por Evaristo Pérez Arreola e hicieron una larga huelga que trajo consigo la renuncia de don Pablo González Casanova, el único rector de izquierda que ha tenido la UNAM y la coronación del grupo de médicos que curiosamente, como los actuales charros de STUNAM, siguen en el poder.
En estos tiempo en que gobiernan el país grupos conservadores enmascarados de izquierda resulta preocupante la pasividad académica y estudiantil ante una huelga que parece interminable y ante el "error" del mal llamado gobierno de izquierda que sigue ocultando la palabra autonomía en las universidades.
Preocupa.
Por la educación que se pierde para miles de jóvenes, por el amor que le tengo a esta universidad de la que fui alumno y después profesor.
Señores de SITUAM, levanten la huelga ya. No sigan lastimando un gran proyecto.
Historias de José Guadalupe Posada, notas de prensa, crónica literaria y periodística
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jueves, 18 de abril de 2019
miércoles, 10 de abril de 2019
¿Cómo retrató José Guadalupe Posada a Emiliano Zapata?
¿Cómo retrató José Guadalupe
Posada a Emiliano Zapata?
Por: Agustín Sánchez González
En este centenario del asesinato de Emiliano Zapata,
hay que decir que en su época no tuvo la
glorificación que tendría años más tarde. De
hecho, los caricaturistas lo criticaron de una
manera cruel, acusándolo de bandolero.
En una de sus últimas calaveras, José Guadalupe
Posada, en el periódico Gil Blas, dibujó a Zapata
al lado de treinta personajes que formaban parte
del acontecer político de entonces. El caudillo
suriano aparece con el ceño fruncido y un rostro
de maloso, imagen que es acompañada por la
letra de una parodia de los versos del Juan
Tenorio de José Zorrilla, obra que por esos días,
como aún hoy se hace, se representaba
en los teatros de la capital mexicana
La imagen y los versos están muy lejanos al
Zapata mítico que hoy se venera y que, sin duda,
merece una mirada diferente a través del humor.
"El Cartón del Mes" de Agustín Sánchez González
domingo, 7 de abril de 2019
Emiliano Zapata: la metamorfosis del maloso al héroe
Mi artículo de este domingo 7 de abril de 2019, en Confabulario, de El Universal
/
El trabajo de José Guadalupe Posada,
José Clemente Orozco y “el Chango” Cabral, son testimonios de las lecturas
críticas que la prensa humorística hizo de la Revolución mexicana y de Emiliano
Zapata
/
POR AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ
Si
una persona que vivió hace cien años resucitara, quedaría desconcertada al
mirar las estatuas, el nombre de calles, las películas, decenas de libros y
otros homenajes que, año con año, se le dedican a Emiliano Zapata y es que hace
un siglo se le consideraba un bandolero, “El Atila del sur”, se le llamaba. La
prensa, durante la revolución, lo miraba así, como un bandolero, un asaltante,
un asesino, sobre todo cuando rompió con Francisco I. Madero, ante los embates
del gobierno de Francisco León de la Barra, que asumió la presidencia tras la
renuncia de Porfirio Díaz.
Las
caricaturas de entonces muestran al morelense ajeno al personaje al que el
gobierno mexicano ha homenajeado al nombrar 2019 como el año de Zapata. “El
caudillo del sur”, cuya turbulenta vida tuvo ataques militares de envergadura,
pues su rebeldía nunca cesó, es una caja de sorpresas y, como muchos otros
personajes, es más lo que se ignora de lo que se conoce.
El villano de la Revolución
Zapata nació en Anenecuilco, Morelos, un pequeño poblado que tenía siglos luchando por la defensa de la tierra comunal. Pocas veces se ha mencionado que, pese a compartir el panteón de los héroes nacionales, esta visión choca con la de Juárez que, al contrario, buscó romper las tierras comunales y generar la propiedad privada. De hecho, la frase con que empieza el libro Zapata y la Revolución mexicana, de John Womack Jr., es una verdadera revelación. Dice así: “Este es un libro acerca de unos campesinos que no querían cambiar y que, por lo mismo, hicieron una revolución”.
Zapata nació en Anenecuilco, Morelos, un pequeño poblado que tenía siglos luchando por la defensa de la tierra comunal. Pocas veces se ha mencionado que, pese a compartir el panteón de los héroes nacionales, esta visión choca con la de Juárez que, al contrario, buscó romper las tierras comunales y generar la propiedad privada. De hecho, la frase con que empieza el libro Zapata y la Revolución mexicana, de John Womack Jr., es una verdadera revelación. Dice así: “Este es un libro acerca de unos campesinos que no querían cambiar y que, por lo mismo, hicieron una revolución”.
Zapata
fue su líder y ante el nacimiento del movimiento armado, se lanzaron a la
revuelta con la esperanza de conservar sus tierras ante los terratenientes
porfiristas que las querían. Los zapatistas pronto se adhirieron al Plan de San
Luis, pero al mirar que Francisco I. Madero sólo buscaba la democratización del
país, y poco le importaba la tierra, siguieron su lucha y se le enfrentaron,
como hicieron después con Victoriano Huerta y con Venustiano Carranza, hasta
que el gobierno de este último lo traicionó y fue asesinado en Chinameca.
Los diarios anunciaron su muerte como un
triunfo: había muerto el “Atila del Sur”. Como pocos personajes ajenos al poder
del Estado, Zapata fue encarnizadamente caricaturizado. La revista Multicolor,
una de las más importantes publicaciones de humor gráfico en nuestra historia,
fue una piedra en el zapato para el gobierno maderista y para Zapata. Las
caricaturas de Ernesto García Cabral, “el Chango”, son unas joyas desde el
punto de vista estético y unos dardos desde el punto de vista político. Existe
una docena de obras que Cabral dedicó al caudillo del sur que son de un gran
trazo, que lo muestran siempre cargado de armas, cartucheras y cadáveres. Con
la caricatura podemos dar continuidad tanto a su proceso de rebeldía, como al
de la institucionalización.
No tenía un año de comenzar la
revolución cuando la “opinión pública” tenía una idea clara de lo que era
Emiliano Zapata. Publicaciones como El Mero petatero, Sucesos
Ilustrados, El Ahuizote, entre otras, lo mostraban con una
característica en común: un bandolero que asolaba los pueblos. Mirar una imagen
de ese momento, ante la santificación posterior de Zapata, tal vez resulta
incomprensible. No lo es cuando se sabe que la prensa de entonces lo criticó
con saña. En estos años, los medios de comunicación fueron usados para instigar
a sus lectores para avivar la nostalgia del porfirismo. En una sociedad cuyo
analfabetismo alcanzaba un porcentaje enorme y por tanto, casi analfabeta, el
humor fue utilizado para la contrarrevolución.
En la prensa se dio una campaña
anti-maderista, que tocaba con frecuencia a Zapata; las publicaciones
humorísticas se multiplicaron. En mi Diccionario biográfico Ilustrado de la
caricatura en México (Limusa, 1998), muestro que entre 1911-13 hubo quince
publicaciones y al año siguiente, siete más: ¡Ahí va!, El
Ahuizote, Don Quijote, El Mero petatero, Juan
Panadero, Multicolor, El Padre Eterno, El
Padre Padilla, El Perico, Rigoletto, Ypiranga, La
Porra y Ojo Parado. Es un fenómeno único, pues nunca han
existido tantas publicaciones de humor en ningún periodo histórico (hoy sólo
existe una revista de humor acrítica y con tendencia gubernamental).
Empero, es Multicolor la
que destacará, pues durante tres años se mantendrá en la palestra y contará en
sus filas con grandes caricaturistas como Ernesto García Cabral, Santiago R. De
la Vega, Clemente Islas Allende y Atenedoro Pérez y Soto, entre otros.
García
Cabral es quien realizará caricaturas donde retrata a Zapata como un juguetito
para distraer a Madero, que se muestra como bebé en brazos de León de la Barra
ante los nubarrones que se aproximan (el general Bernardo Reyes), mientras el
Plan de San Luis yace descuartizado en el suelo. “No te duermas, Panchito, que
viene el coco”.
“La nana”. Revista Multicolor. 10 de agosto de 1911 |
Un año después, a Zapata ya se le mira
siempre con espadas, pistolas, calaveras y siempre se le relaciona con la
muerte, con el crimen. Se da hasta la parodia de los versos de Don Juan Tenorio
que retrata el momento y la imagen del zapatismo en noviembre de 1911: “y en
todas partes dejé memoria amarga de mí”. Esta obra, e incluso estas frases, se
vuelven rutinarias en muchas caricaturas, de hecho, Posada también las
utilizará). En otro, aparece una pulquería con nombre La Piedad,
donde Zapata le comenta a Madero “pacificando, D. Panchito”, mientras se miran
cuerpos mutilados.
Otro
autor, José Clemente Orozco, más conocido como un gran muralista, retrata a
Zapata y a Gustavo A. Madero como dos personajes que entorpecen la revolución.
Orozco es único como caricaturista y sus trazos son desgarradores y de una
belleza estética, a pesar de la fealdad, que lo muestra como un vanguardista.
Hizo una corta carrera como caricaturista, que suspendió para dedicarse al
muralismo. Habría de reconvertirse para ser uno de los artífices de la
mitificación de Zapata al retratarlo ya como el héroe inmaculado que hoy
conocemos.
José Clemente Orozco, “Tal para cual”, El Ahuizote, 18 de noviembre de 1911. |
.
La obra de José Guadalupe Posada es una
muestra de cómo el monstruo se convierte en héroe gracias al trazo genial de un
autor. En la Monografía publicada en 1930 aparece una cincografía
basada en la fotografía de Zapata de pie, tomando sus rifle, portando
cartucheras y que a la postre se convertiría en una suerte de icono del
morelense (Diego lo pinta en un nicho dentro de los murales de la SEP). Ese año
de mitificaciones, Diego Rivera coloca a Posada como precursor de Flores Magón,
Zapata y Santanón.
Hay otras cincografías más en un tono
mitificador. Sin embargo, existen muchas otras caricaturas realizadas por
Posada donde Zapata está muy lejos de esa imagen idílica. No sabemos si Rivera
no las conoció o las omitió para no interrumpir el mito que se comenzaba a
gestar. Posada realiza media docena de caricaturas donde se ensaña con el
Caudillo del sur. En una lo dibuja montado en el rostro del presidente Madero,
se le sube a las narices; en otra, terrible, se le mira con Madero y con Pino
Suárez en un texto que dice: “¡Trinidad sombría!… álzanse los muertos como
ebrios de susto, de sangre y de vino”. Finalmente, el fiero rostro de Zapata
asoma entre una veintena de personajes que recoge el periódico Gil Blas,
en las calaveras de 1911, una imagen acompañada de una parodia con los versos
de Don Juan Tenorio.
“Don Juan
Tenorio”. El ChangoCabral. Revista Multicolor, 2 de
noviembre de 1911.
Las
imágenes de Posada muestran, igual que las de García Cabral y José Clemente
Orozco y muchos grandes artistas más, un rostro sanguinario de un bandolero que
estaba muy lejos del héroe que hoy se venera. Estas caricaturas críticas
conjugan un medio centenar. Son cartones olvidados, suprimidos ante la
oficialidad, ajenos a la visión contemporánea que se puede mirar en la estación
del metro Zapata, donde el héroe morelense aparece inmaculado, con trazos
excepcionales de artistas como David Carrillo o Rogelio Naranjo, entre una
veintena más. Una imagen que, como decía al principio, sorprendería a uno de
sus contemporáneos que viajara en el tiempo cien años después.
Leer
la historia a través de la caricatura muestra como el héroe se convierte en
villano, y viceversa, como el caso de Emiliano Zapata. Ello nos enseña cómo los
personajes, al final de cuentas, son seres humanos cuya glorificación, por
cierto, sale sobrando.
FOTO: José Guadalupe Posada, “Los
fantasmas de la noche nacional”, Gil Blas, 3 de noviembre de 1911.
/ Archivo Agustín Sánchez González
lunes, 1 de abril de 2019
Zapata en el Cartón del mes
Como cada mes, presentó mi cartón en la revista Relatos e historias en México. Este abril se conmemora el centenario del asesinato de Emiliano Zapata y muestro como o vio José Guadalupe Posada hace 100 años, no el grabado-retrato que es casi un icono, sino desde un punto de vista crítico.
Este centenario se ve ensombrecido por el asesinato de Samir Flores que ha pasado desapercibido y que no debemos dejar de mencionar pues fue asesinado en tierras zapatistas antes de la farsa de consulta del gobierno de AMLO.
¡Justicia para Samir!
domingo, 31 de marzo de 2019
Historia para principiantes
Mi texto de Confabulario, del domingo 31 de marzo de 20119
Historia para principiantes
Desde el inicio de este sexenio, la historia de México ha sido un tema recurrente los discursos de López Obrador, siempre desde una visión maniquea, nutrida por la obra del monero Rius
/
POR AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ
Tal vez fue Carlos Monsiváis el primero que escribió que Rius era la verdadera secretaría de educación pública. No estaba errado, mi generación creció y se nutrió de las historietas, primero, y de los libros, después, escritos por Rius. Hace unos años, pude convivir de cerca con el monero, en la Universidad de Alcalá. Fuimos a una escuela primaria y vi la cara de asombro y terror de los niños españoles que eran acusados, con dedo flamígero, pues sus antepasados habían violado mujeres, asesinado a niños y explotado a nuestros antepasados durante varios siglos. Tuve que entrar al quite para aclarar que ello no era tal, que se trataba de fenómenos históricos y que ni ellos, ni nosotros, éramos responsables de un hecho así. Nos salvó la campana y nos fuimos a comer, sin mayores comentarios. He manifestado mi admiración por Rius, pero siempre he dicho que hay un pendiente: la revisión de su visión histórica y política.
En uno de sus últimos libros 2010 ni independencia ni revolución queda claro el maniqueísmo que nos brindó durante décadas. El propio título lo dice, negar esos movimientos equivale a negar que respiramos. Durante décadas mi generación lo leyó; en los CCH miles de estudiantes tuvieron como texto de consulta Marx para principiantes (creo que ese es uno los pilares de la visión errónea de Marx, en nuestra izquierda derrotada hoy, por ejemplo), a los cual me negué a dejar leer a mis alumnos cuando fui profesor de historia, en el plantel Vallejo.
López Obrador es parte de esta generación de lectores de una historia maniquea, anti-hispana, como la manifestada por Rius, quien señala que la base de nuestra nacionalidad “es la violación de las indias por los españoles, que somos hijos no deseados, de padres desconocidos, hijos, no del amor, sino de la fuerza bruta y animal, hijos rechazados por ambos lados. Esa fue la base de nuestra nacionalidad”. Este libro, como muchos otros, muestra una enorme ignorancia del momento histórico: “curiosa y alarmante reacción de aquellos pueblos mexicas ante el temor de los gallegos… en vez de unirse a Cuauhtémoc para combatir contra Cortés, ¡se unen al pinche conquistador!”.
Los mexicanos no hemos entendido que el territorio sobre el que hoy vivimos, fue un espacio fragmentado por decenas de pequeñas (y no tanto) nacionalidades en donde los mexicas, a quienes tenemos en un nicho, generaron una masacre y opresión a otros pueblos originarios a quienes aplastaron y esclavizaron, contrariamente a la visión que nos dio la historia oficial, en donde los llamados aztecas eran nuestros antepasados, la raíz de lo que somos, una historia que mi generación, la misma que AMLO, aprendió de los maravillosos libros de texto gratuito y que Rius machacó con mayor fuerza en toda su obra. Recuerdo que en 1992 me invitaron a un evento en la Universidad de Campeche, junto con un náhuatl, un maya, un hijo de exiliados españoles; el primero planteó la exigencia de que e idioma náhuatl se convirtiera en la lengua oficial, le respondí que me parecía una osadía enorme decirlo en tierras mayas y le aclaraba que todos le habíamos entendido gracias que hablábamos el castellano.
La historia de la antigüedad mexicana se ha leído así. Una historia donde sólo hay dos sopas, donde todo es blanco y negro, donde hay bueno y malos, fifís y chairos. Una graciosa historia a partir del verbo chingar lo demuestra: “Hace un chingo de años los indios éramos bien chingones, Cuauhtémoc era el gran chingón, pero llegaron un chingo de españoles y nos chingaron y desde entonces nos llevó la chingada”. La historia no puede leer con ojos contemporáneos; hacerlo así, no es historia, es hacer política, es mantener la mirada en una campaña política permanente.
Ojalá que los nuevos libros de texto sean realizados con una visión desde la nueva historia reflexiva e inteligente, y no desde el neopostivismo rencoroso, que busca el enfrentamiento, en lugar de entender que la historia es una manera de encontrarnos con nosotros mismos desde nuestro pasado.
jueves, 28 de marzo de 2019
Entre España y México. Poema de Pedro Garfias
Entre España y México
Este poema fue escrito por Pedro Garfias, hace casi 80 años, cuando viajaban a México a bordo del Siania, huyendo de la derecha fascista que parece renacer en el mundo.
Es un poema clave para entender el amor entre dos pueblos: México y España, España y México.
A bordo del Sinaia
Qué hilo tan fino, qué delgado junco
—de acero fiel —nos une y nos separa
con España presente en el recuerdo,
con México presente en la esperanza.
Repite el mar sus cóncavos azules,
repite el cielo sus tranquilas aguas
y entre el cielo y el mar ensayan vuelos
de análoga ambición, nuestras miradas.
España que perdimos, no nos pierdas;
guárdanos en tu frente derrumbada,
conserva a tu costado el hueco vivo
de nuestra ausencia amarga
que un día volveremos, más veloces,
sobre la densa y poderosa espalda
de este mar, con los brazos ondeantes
y el latido del mar en la garganta.
Y tú, México libre, pueblo abierto
al ágil viento y a la luz del alba,
indios de clara estirpe, campesinos
con tierras, con simientes y con máquinas;
proletarios gigantes de anchas manos
que forjan el destino de la Patria;
pueblo libre de México:
como otro tiempo por la mar salada
te va un río español de sangre roja,
de generosa sangre desbordada.
Pero eres tú esta vez quien nos conquistas,
y para siempre, ¡oh vieja y nueva España!
—de acero fiel —nos une y nos separa
con España presente en el recuerdo,
con México presente en la esperanza.
Repite el mar sus cóncavos azules,
repite el cielo sus tranquilas aguas
y entre el cielo y el mar ensayan vuelos
de análoga ambición, nuestras miradas.
España que perdimos, no nos pierdas;
guárdanos en tu frente derrumbada,
conserva a tu costado el hueco vivo
de nuestra ausencia amarga
que un día volveremos, más veloces,
sobre la densa y poderosa espalda
de este mar, con los brazos ondeantes
y el latido del mar en la garganta.
Y tú, México libre, pueblo abierto
al ágil viento y a la luz del alba,
indios de clara estirpe, campesinos
con tierras, con simientes y con máquinas;
proletarios gigantes de anchas manos
que forjan el destino de la Patria;
pueblo libre de México:
como otro tiempo por la mar salada
te va un río español de sangre roja,
de generosa sangre desbordada.
Pero eres tú esta vez quien nos conquistas,
y para siempre, ¡oh vieja y nueva España!
sábado, 23 de marzo de 2019
El humor y los gatitos o la primera rechifla en serio
El poder desgasta. Hablar todos los días, sin decir nada, también.
Ningún presidente en el mundo puede presumir de haber arrasado con una votación abrumadora, como AMLO. Pero la realidad es única.
Tras prometer y prometer, la realidad empieza a imponerse a la demagogia de la campaña y hoy, lejos de cumplir, cada día anuncia nuevas medidas contrarias a sus promesas.
Recuerdo un chiste de hace dos décadas, dedicado a Fox que hoy se hace vigente, apenas cien días después de que tomara posesión.
En los últimos días de junio nacieron unos gatitos (según la página https://www.curiosfera.com/cuando-abren-los-ojos-los-gatitos-recien-nacidos/ Los gatitos recién nacidos no ven, ya que nacen con los ojos cerrados y es por eso que dependen completamente de su mamá. Pero no só
lo no pueden ver, sino que tampoco pueden oír, es por todo ello que no se alejan de la cama o el cobijo en el que han nacido ni se separan de su madre)
lo no pueden ver, sino que tampoco pueden oír, es por todo ello que no se alejan de la cama o el cobijo en el que han nacido ni se separan de su madre)
Ese día les preguntaron por quién votarían y en coro dijeron "Por Andrés Manuel, por Andrés Manuel". Uno de ellos dijo: no es perfecto, más se acerca a lo que siempre soñé.
Ciento diez días después, ya en la realidad, les preguntaron: La respuesta fue, no sabemos, pero por Andrés, desde luego que no.
El entrevistador preguntó la causa:
"Es que ya abrimos los ojos".
¡¡Play ball!
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