En su libro Crímenes y horrores en el México del siglo XIX, de Ediciones B, Agustín Sánchez González revisa diversos sucesos de nota roja ocurridos durante el primer siglo del México independiente.
Este ejemplar es una edición corregida y aumentada de otro libro del mismo autor, Terribilísimas historias de crímenes y horrores de la Ciudad de México en el siglo XIX, trabajo que pasó por un proceso de “talacha” de alineación y balanceo, según nos cuenta el autor: “Gracias a que la UNAM tiene hemeroteca en línea fue más fácil. Corregimos datos y fuentes. Y le quitamos algunas historias que pensamos que no correspondían y les pusimos tres o cuatro nuevas. Algunas muy terribles”.
Una de las fuentes principales para esta edición fue el trabajo de José Guadalupe Posada, quien junto con su editor Antonio Vanegas Arroyo, publicaron impresos conocidos como “hojas volantes” y la Gaceta Callejera, donde se escribían noticias escandalosas, con cabezas como la Horrorosa historia del horroroso hijo que mató a su horrorosa madre.
Agustín Sánchez González es amante de la literatura del siglo XIX, puesto que es en esta época en que se dan la construcción de los nacionalismos a través del romanticismo: “La literatura te lo da de una manera ejemplar, sin caer en rollos teóricos y definiciones. Te lo va dando”.
La importancia de aquello que se escribía fue enorme para la formación del país: “El siglo XIX es la gran construcción de la historia de México. No en el XVIII porque ahí somos novohispanos. El siglo XIX es el siglo de la literatura, la ideología, el nacionalismo... El libro es un compendio de lecturas literarias donde se da un enfoque particular de la tragedia. Un poco la lectura de la cultura mexicana es de una sociedad muy tragicómica”.
“Hay una historia que a mí me gusta mucho, se llama Se compran noticias, donde un pelado se aparece en un periódico para vender su noticia. Cuando le preguntan por ella, el sujeto dejó caer sus tripas. Ahora ocurren otros crímenes, vivimos crímenes industrializados, son otras historias que no tienen que ver con la cotidianidad, sino con la mascare, crímenes de narcos, feminicidios. Es algo que no existía tan colectivamente. En el siglo XIX estaban Los bandidos de Río Frío y Chucho el roto, pero tiene que ver con el bandido generoso, idealizado, que repartía a los pobres”, nos comenta el autor.
Para Sánchez González, durante muchos años, la historia de la humanidad se ha construido para el poder y desde el poder: “En mi trabajo he intentado mostrar sucesos de la vida cotidiana, de las cosas chuscas, de lo que pasa en la sociedad. Vivimos aplastados por el poder pero nos rebelamos de distintas maneras, con humor, con crímenes... no todo es política, también es dolor, horror, pasión, amor”.
Sánchez González lamenta que algunos políticos lancen su mirada al pasado para hablar de nacionalismo, y pone el ejemplo de López Obrador, quien habla de un pasado idílico que nunca existió: “Todo nacionalismo me parece conservador (...) Los nacionalismos siempre han sido conservadores y han sido sectores radicales que salen a buscar un edén perdido... Como quienes en México buscan en los aztecas ese edén perdido que nunca existió, y piensan que era una sociedad bella y hermosa, pero eran tan hijos de puta como los españoles, y nosotros somos mezcla de ambos grupos”.
Por último, el autor comentó lo siguiente con respecto a la formación del México independiente: “México es un país en construcción... aún no se ha acabado de construir y ya estamos en la globalización. Pero uno nunca termina de construirse. Al final uno va pasando por diferentes etapas y ésa es la transformación que se da en la vida”.
@faustoponce