¿Posada de la calidad de Goya? (Claro que sí, nota de ASG)
Cuando Diego Rivera equiparó la calidad del trabajo del grabador, ilustrador y periodista mexicano José Guadalupe Posada, con el de Goya, el mundo volteó su mirada al genio nacido en el barrio de San Marcos, en la ciudad de Aguascalientes. Hoy día, asegura el investigador del Instituto Nacional de Bellas Artes, Agustín Sánchez González, existe una euforia internacional por conocer su trabajo, el cual va mucho más allá que el de la famosa Calavera Garbancera.
La vitalidad de la singular obra de Posada queda de manifiesto en la exposición coordinada por Agustín Sánchez: Posada. Fantasías, Calaveras y Vida Cotidiana, que actualmente se exhibe en el Castillo de Santa Catalina, en Cádiz, España, donde permanecerá hasta el 7 de septiembre de 2014.
“Hice una curaduría que mostrara que Posada es más que La Catrina, que las calaveras sólo son una parte muy pequeña de su obra y que el impacto que tuvo en la vida de los mexicanos es por el resto de su obra, que es una expresión de vida cotidiana”, explicó en entrevista Agustín Sánchez González, historiador especialista en el estudio de la caricatura mexicana.
José Guadalupe Posada es considerado uno de los artistas mexicanos más importantes de la historia, un genio en el arte del grabado, un cronista de la realidad y un dibujante “tan culto como socavador de las normas de la sociedad”, a juicio de los especialistas.
El investigador Mercurio López, quien coordinó el libro José Guadalupe Posada. Edición conmemorativa, coeditado en 2013 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Gobierno del Estado de Aguascalientes, en el contexto del centenario de la muerte del artista, señala que José Guadalupe Posada fue en su época un modesto ilustrador de impresos, sin embargo, con el paso de los años su aportación resultó tan significativa que actualmente es considerado como el grabador que influyó a la mayoría de los artistas mexicanos del siglo XX.
“La vigencia de su obra continúa hasta nuestros días en el arte popular. Seguramente su legado permanecerá por muchos años como ejemplo para grabadores, artistas y diseñadores gráficos. Buena parte de sus creaciones se han tornado en íconos de la cultura mexicana. A nivel internacional, cualquiera de sus estampas representa orgullosamente nuestra identidad”, explicó Mercurio López.
José Guadalupe Posada –dice Agustín Sánchez– es autor de más de 20 mil obras. Se le conoce principalmente por La Calavera Garbancera, que luego Diego Rivera renombrara La Catrina y la incluyera en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. Sin embargo, Posada realizó tal cantidad de ilustraciones, que se atreve a decir que la gran mayoría de los mexicanos tenían en su casa una obra de la autoría del grabador.
“Ya sea a través de los juegos de mesa como la Oca, el Juego de las Gallinas, la Lotería, los Charros Contrabandistas, etcétera. También estaba en los rezos, porque él ilustró cientos de santos, vírgenes, cristos, iglesias; también tenía cuadernillos de amor ilustrados, los cancioneros, que eran muy populares, también estaban ilustrados por él, así como la nota roja y la caricatura política en los periódicos”.
Además, refiere Agustín Sánchez González, está su trabajo como caricaturista político. “Esa parte es muy importante y hay que rescatarla. Hasta ahora tengo localizados 70 periódicos con los que colaboró Posada. Una de las cosas que poco se ha visto es la publicidad y en el libro José Guadalupe Posada. Fantasía, calaveras y vida cotidiana, de Turpin Editores, publicado con el apoyo del Centro de Estudios de México en España, de la UNAM, se conocerá más de este tema”.
El caricaturista del periódico La Jornada, Rafael Barajas El Fisgón, quien es autor del libro Posada: Mito y Mitote. La caricatura política de José Guadalupe Posada y Manuel Alfonso Manilla, señala que Posada fue un hombre de su tiempo, un periodista modesto, defensor de la clase obrera; un artesano que puso su talento al servicio de un público de escasos recursos; un cronista gráfico de extraordinaria sensibilidad que retrató como nadie al pueblo pobre de México, y un artista que fue a contracorriente del canon artístico de su tiempo.
“El arte de Posada es profundamente local; está íntimamente ligado a su tiempo y a su gente y esto lo hace único y universal. Sin embargo, el mensaje universal del artista de Aguascalientes con frecuencia nos impide leer lo que él buscó decir en su momento”, aseguró El Fisgón.
En el libro José Guadalupe Posada. Edición conmemorativa, el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, reconoce la aportación de Posada al arte gráfico de México y el mundo. “Los ecos de Posada son nuestro presente, su ubicación en el tiempo se resuelve con su presencia constante, permanente, en nuestro horizonte visual y, también, con la fiel reminiscencia, cual intenso sueño poblado de calacas y ecos, de una parte de nuestra historia moderna”.
Agustín Sánchez cuenta que en 2013 abrió un blog en Internet sobre la vida y obra de José Guadalupe Posada, y las estadísticas de visita lo han dejado asombrado. “Los números me dicen que no sólo en México lo consultan, sino también usuarios de Alemania, Estados Unidos, Ucrania, Holanda.
“Es decir, hay una euforia por Posada. Es un artista del que se ha ido reconstruyendo una buena parte de su vida y las redes y la tecnología ayudan mucho para que se promueva su trabajo. Siguen siendo las calaveras lo que más se conoce, pero ahí vamos poco a poco logrando que se conozca su trabajo. Falta mucho que revelar sobre Posada, pero creo que en los últimos años se ha dado un gran paso de investigación y creo que va a seguir porque veo a los jóvenes muy interesados en el tema”.
José Guadalupe Posada nació el 2 de febrero de 1852. Ingresó a los 16 años de edad a trabajar en el taller profesional de Trinidad Pedroso, reputado maestro de quien aprendió los principios, métodos y secretos del arte litográfico. En estos primeros años de aprendizaje manifestó una facilidad innata para la caricatura, de tal modo que su mentor logró introducirle en el mundo del periodismo y de la prensa gráfica como dibujante; y logró publicar sus primeras viñetas en el periódico El Jicote (1871), cuando el artista acababa de cumplir los 19 años.
Fue considerado como un precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por algunos de quienes lo protagonizaron: José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez. En 1933, 20 años después de su muerte, fue redescubierto por el pintor Jean Charlot, quien editó sus planchas y reveló la influencia de Posada sobre artistas de las posteriores generaciones. Gran dibujante, trabajador incansable y un gran técnico del grabado, Posada murió, tan pobre como había nacido, en Ciudad de México, en 1913. Sus restos, que nadie reclamó, fueron sepultados en una fosa común.