‘Posada era un artista que no se creía tal’: Agustín Sánchez
por Irma Idalia Cerda
Se calcula que José Guadalupe Posada realizó a lo largo de su vida unas 20 mil ilustraciones plasmadas en diferentes superficies tales como cajas de cerillos, etiquetas para vinos, portadas de recetarios de cocina, juegos de azar, además de una innumerable cantidad de caricaturas que publicó en periódicos como “El Nuevo Siglo”, “Sufragio Libre”, y “El Combate”, entre muchos otros.
Aunque poco se sabe de Posada, quien nació en el Barrio de San Marcos de Aguascalientes, trascendió que fue de origen humilde, de formación autodidacta, que le gustaba la bebida y que era conocido simplemente como Don Lupe.
“Hace falta un inventario de la obra, no tenemos aún cuántas de las imágenes impresas de Posada existen. Hay quien dice que como hay 20 mil, pero también quien dice que es imposible porque para los 60 años que vivió, no le hubiera alcanzado a hacer tantas.
“En los casi 18 años que llevo de investigación, yo sí creo que estamos cercanos a los 20 mil piezas, pero eso no sabremos con exactitud hasta que se haga un inventario muy serio y muy profesional que nos va a llevar algunos años”, señaló Agustín Sánchez González, el especialista en la vida del humorista gráfico cuya obra fue valorada hasta después de su muerte.
Desde el pasado 14 de noviembre se exhibe en el Museo de Historia Mexicana, “José Guadalupe Posada. El gran Ilustrador de lo Mexicano”, una muestra de más de 200 piezas que provienen de de las colecciones privadas e instituciones públicas, seleccionadas por el historiador Sánchez González, quien ha realizado una profunda investigación alrededor del artista fallecido en enero de 1913.
A un centenario de su muerte, Posada será recordado en diversos homenajes póstumos que se le realizarán en todo el país, por lo que el Museo de Historia Mexicana se adelantó a los eventos conmemorativos con la exposición que se divide en seis módulos temáticos.
A decir de Sánchez González, autor de “José Guadalupe Posada. Un artista en blanco y negro” (1997), “Posada” (2008), “La caricatura en el siglo XIX y Gabriel Vargas. Una historia chipocluda” (2010), “Historia de la caricatura en México” que realizó en coautoría con Esther Acevedo (2011), entre otros, Posada era un narrador del acontecer cotidiano a finales del México del siglo XIX.
“Era un cronista excepcional que pintó la comedia humana, la tragicomedia mexicana de un siglo que terminaba y otro que nacía”, afirmó durante el recorrido especial para los medios de comunicación locales.
Aunque poco se sabe de Posada, quien nació en el Barrio de San Marcos de Aguascalientes, trascendió que fue de origen humilde, de formación autodidacta, que le gustaba la bebida y que era conocido simplemente como Don Lupe.
“Hace falta un inventario de la obra, no tenemos aún cuántas de las imágenes impresas de Posada existen. Hay quien dice que como hay 20 mil, pero también quien dice que es imposible porque para los 60 años que vivió, no le hubiera alcanzado a hacer tantas.
“En los casi 18 años que llevo de investigación, yo sí creo que estamos cercanos a los 20 mil piezas, pero eso no sabremos con exactitud hasta que se haga un inventario muy serio y muy profesional que nos va a llevar algunos años”, señaló Agustín Sánchez González, el especialista en la vida del humorista gráfico cuya obra fue valorada hasta después de su muerte.
Desde el pasado 14 de noviembre se exhibe en el Museo de Historia Mexicana, “José Guadalupe Posada. El gran Ilustrador de lo Mexicano”, una muestra de más de 200 piezas que provienen de de las colecciones privadas e instituciones públicas, seleccionadas por el historiador Sánchez González, quien ha realizado una profunda investigación alrededor del artista fallecido en enero de 1913.
A un centenario de su muerte, Posada será recordado en diversos homenajes póstumos que se le realizarán en todo el país, por lo que el Museo de Historia Mexicana se adelantó a los eventos conmemorativos con la exposición que se divide en seis módulos temáticos.
A decir de Sánchez González, autor de “José Guadalupe Posada. Un artista en blanco y negro” (1997), “Posada” (2008), “La caricatura en el siglo XIX y Gabriel Vargas. Una historia chipocluda” (2010), “Historia de la caricatura en México” que realizó en coautoría con Esther Acevedo (2011), entre otros, Posada era un narrador del acontecer cotidiano a finales del México del siglo XIX.
“Era un cronista excepcional que pintó la comedia humana, la tragicomedia mexicana de un siglo que terminaba y otro que nacía”, afirmó durante el recorrido especial para los medios de comunicación locales.
SUS PRIMEROS “MONOS”
José Guadalupe Posada nació el 2 de febrero de 1852 en el barrio de San Marcos de la ciudad de Aguascalientes. Su padre, Germán Posada, era panadero, pero su hermano mayor, José Cirilo, fue profesor y dirigía la escuela municipal.
Agustín Sánchez mencionó que de pequeño José Guadalupe acompañaba a su hermano a la escuela y ahí entretenía a los niños haciendo dibujos de santos que copiaba de algunas estampas religiosas.
Agregó que el propio Cirilo lo llevó a la Academia Municipal de Artes y Oficios de Aguascalientes, dirigida por Antonio Varela para que su hermano menor tomara lecciones formales de dibujo.
Pero fue hasta en 1871 a los 19 años de edad que empezó a publicar en la revista “El Jicote”, y a esa edad creó la primera calavera, la más antigua de su obra.
Y a esa edad, Posada ya hacía caricaturas a personajes de la política nacional y don Benito Juárez fue uno de los inmortalizados por el dibujante hidrocálido en sus viñetas.
Consideró que Posada fue un artesano, un artista que no se creía tal. Hizo caricaturas a favor y en contra de Porfirio Díaz; a favor y en contra de la Revolución; no fue un retratista político en el sentido estricto de la palabra.
Sánchez González mostró una de las ilustraciones donde aparece el general Bernardo Reyes bailando con don Porfirio Díaz.
Fue también en 1871 que José Guadalupe se fue a vivir a León, Guanajuato, donde contrae nupcias con María de Jesús Vela, de cuya unión nació Juan Sabino, el único hijo del matrimonio.
José Guadalupe Posada nació el 2 de febrero de 1852 en el barrio de San Marcos de la ciudad de Aguascalientes. Su padre, Germán Posada, era panadero, pero su hermano mayor, José Cirilo, fue profesor y dirigía la escuela municipal.
Agustín Sánchez mencionó que de pequeño José Guadalupe acompañaba a su hermano a la escuela y ahí entretenía a los niños haciendo dibujos de santos que copiaba de algunas estampas religiosas.
Agregó que el propio Cirilo lo llevó a la Academia Municipal de Artes y Oficios de Aguascalientes, dirigida por Antonio Varela para que su hermano menor tomara lecciones formales de dibujo.
Pero fue hasta en 1871 a los 19 años de edad que empezó a publicar en la revista “El Jicote”, y a esa edad creó la primera calavera, la más antigua de su obra.
Y a esa edad, Posada ya hacía caricaturas a personajes de la política nacional y don Benito Juárez fue uno de los inmortalizados por el dibujante hidrocálido en sus viñetas.
Consideró que Posada fue un artesano, un artista que no se creía tal. Hizo caricaturas a favor y en contra de Porfirio Díaz; a favor y en contra de la Revolución; no fue un retratista político en el sentido estricto de la palabra.
Sánchez González mostró una de las ilustraciones donde aparece el general Bernardo Reyes bailando con don Porfirio Díaz.
Fue también en 1871 que José Guadalupe se fue a vivir a León, Guanajuato, donde contrae nupcias con María de Jesús Vela, de cuya unión nació Juan Sabino, el único hijo del matrimonio.
DESCUBRIENDO A POSADA
Más de 15 años le ha llevado a Agustín Sánchez González estudiar la vida del artista mexicano. Además de su invaluable obra, se enteró que Posada se sacó una vez 100 pesos en la lotería; también que solía donar 25 centavos para una Iglesia y que era un trabajador compulsivo.
Comentó que se presume que luego de haber vivido 16 años en León, Posada se trasladó a la ciudad de México, en donde conoció a Ireneo Paz, quien era abuelo de Octavio Paz.
“Habrá que investigar más sobre el vínculo que tuvo con el abuelo y el tío de Octavio, Arturo Paz, quien llegó a profetizar que Posada sería el más importante caricaturista mexicano, y aquí tenemos de la obra de Ireneo Paz ‘La Patria Ilustrada’, una portada maravillosa realizada por el ilustrador.
“Posada, a pesar de ser autodidacta, fue un hombre que seguramente estudió mucho y leyó mucho. Yo estoy convencido que todas estas maravillas no las pudo haber hecho un analfabeta, ni las pudo haber hecho de la nada.
“Posada vivió muy cerca de La Academia de San Carlos y seguramente iba mucho a ver esas imágenes”, apuntó.
Imaginó que Posada seguramente ha de estar muerto de la risa, de verse en galerías o museos tan importantes, porque él trabajaba sin pensar que -por ejemplo- los juegos de mesa que ilustró iban a estar exhibiéndose en un museo.
Pero lo más importante para Sánchez González, es subrayar que Posada va más allá de las calaveras, como lamentablemente lo han encasillado, pues en todo su legado se puede apreciar la valiosa aportación que hizo para el país y que su obra sigue vigente.
“La idea era mostrar un Posada más allá de la catrina; un Posada inmerso en la vida cotidiana de los mexicanos y de paso hacer un rápido recorrido de la gráfica mexicana en cerca de 150 años.
“A mí me gustaría que fuera conocido por su obra total y que no le dijeran Posadas, como también lo han nombrado muchas veces”, concluyó Agustín Sánchez González.
http://www.horaceronl.com/vida-y-cultura/posada-era-un-artista-que-no-se-creia-tal-agustin-sanchez/
Más de 15 años le ha llevado a Agustín Sánchez González estudiar la vida del artista mexicano. Además de su invaluable obra, se enteró que Posada se sacó una vez 100 pesos en la lotería; también que solía donar 25 centavos para una Iglesia y que era un trabajador compulsivo.
Comentó que se presume que luego de haber vivido 16 años en León, Posada se trasladó a la ciudad de México, en donde conoció a Ireneo Paz, quien era abuelo de Octavio Paz.
“Habrá que investigar más sobre el vínculo que tuvo con el abuelo y el tío de Octavio, Arturo Paz, quien llegó a profetizar que Posada sería el más importante caricaturista mexicano, y aquí tenemos de la obra de Ireneo Paz ‘La Patria Ilustrada’, una portada maravillosa realizada por el ilustrador.
“Posada, a pesar de ser autodidacta, fue un hombre que seguramente estudió mucho y leyó mucho. Yo estoy convencido que todas estas maravillas no las pudo haber hecho un analfabeta, ni las pudo haber hecho de la nada.
“Posada vivió muy cerca de La Academia de San Carlos y seguramente iba mucho a ver esas imágenes”, apuntó.
Imaginó que Posada seguramente ha de estar muerto de la risa, de verse en galerías o museos tan importantes, porque él trabajaba sin pensar que -por ejemplo- los juegos de mesa que ilustró iban a estar exhibiéndose en un museo.
Pero lo más importante para Sánchez González, es subrayar que Posada va más allá de las calaveras, como lamentablemente lo han encasillado, pues en todo su legado se puede apreciar la valiosa aportación que hizo para el país y que su obra sigue vigente.
“La idea era mostrar un Posada más allá de la catrina; un Posada inmerso en la vida cotidiana de los mexicanos y de paso hacer un rápido recorrido de la gráfica mexicana en cerca de 150 años.
“A mí me gustaría que fuera conocido por su obra total y que no le dijeran Posadas, como también lo han nombrado muchas veces”, concluyó Agustín Sánchez González.
http://www.horaceronl.com/vida-y-cultura/posada-era-un-artista-que-no-se-creia-tal-agustin-sanchez/