viernes, 2 de marzo de 2012

ENTENDER

ENTENDER
(SEM)
Viernes, 2 de marzo de 2012
•A una sociedad.

Esther Acevedo Valdés (DF, 1944) es doctora en historia del arte por la UNAM y pionera en la investigación sobre la caricatura en México. Entre otros, es autora del Catálogo de retrato del siglo XIX del Museo Nacional de Historia, 501 caricaturas cuentan una historia: Constantino Escalante en La Orquesta y uno más sobre el hijo del Benemérito: Benito Juárez Maza (1852-1912), recientemente coeditado por el INAH y el Conaculta.

Agustín Sánchez González (DF, 1956) es licenciado en historia por la UNAM y autor de una vasta bibliografía sobre la caricatura mexicana, cuyos títulos son, entre otros, Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura en México, José Guadalupe Posada: un artista en blanco y negro y Gabriel Vargas, una historia chipocluda.

-¿Es cierto que durante el periodo cardenista no hubo grandes libertades para la prensa?

-Cárdenas es uno de los hombres más avanzados entre los presidentes mexicanos -comenta Sánchez González-; sin embargo, durante el periodo en que gobernó hubo mucha censura y casi no se publicaron revistas; las que hay son conservadoras más cercanas a la derecha como El Tornillo, donde hay caricaturas excepcionales. Posteriormente a Fantoche, revista de la que hablábamos, se integran los caricaturistas del exilio como Guasp, uno de los grandes vanguardistas, cercano a Picasso; o gente como RAM, muy cercano a Matisse por sus collages. Luego, hacia finales del siglo XX, La Garrapata es un hito, porque se convertirá en un semillero de grandes caricaturistas. Tuvo una segunda y una tercera etapas, de donde van a surgir prácticamente todos los caricaturistas de hoy en día.

-Usted quiso hacer un corte de caja hasta el año 2000. ¿A qué se debe esto?

-Quise darme 12 años de distancia, porque seguramente alguna de las críticas que tendré es: "¿Por qué no estoy yo?" La historia no recoge a todos. Los contemporáneos de Beethoven fueron muchos, pero él fue único. El criterio que utilicé fue incluir a personajes que tuvieran valor estético e incidencia en los medios desde hace muchos años. Es algo que tuve que hacer con gran frialdad. Quizá eso fue lo más complicado.

-¿Por qué es trascendental hacer esta clase de investigaciones?

-Porque la caricatura va mucho más allá del periodismo o la política, es fundamental para entender a una sociedad. En ese sentido, yo creo que este libro es una gran contribución, ya que permite ver la historia de México de una manera muy seria durante un periodo que comprende casi dos siglos.

http://impreso.elfinanciero.com.mx/pages/Ejemplar.aspx,

Porfirio maiceaba a la gente para que le pegara a Lerdo de Tejada (El Financiero)

Porfirio maiceaba a la gente para que le pegara a Lerdo de Tejada
Silvina Espinosa de los Monteros
Viernes, 2 de marzo de 2012


•Recuento histórico de la caricatura en México.


· RECUENTO DE LA CARICATURA NACIONAL

Como parte de una colección dedicada al humor gráfico en Hispa- noamérica, la Universidad de Alcalá en combinación con la editorial catalana Milenio acaban de publicar el volumen Historia de la caricatura en México de Esther Acevedo y Agustín Sánchez González, con quienes charlamos sobre un intenso periodo que comprende casi dos siglos.

Pese a que ambos especialistas llevan años publicando libros y dando conferencias sobre los protagonistas de la historia de la caricatura en México, no existía un libro que compilara lo sucedido entre 1808 y el año 2000, labor para la cual acordaron dividirse los materiales de investigación; mientras el siglo XIX le correspondería a Esther Acevedo, el siglo XX estaría bajo la responsabilidad de Agustín Sánchez González.

-¿Cuál es el rol que encarnan los medios impresos en plena época independentista?

-Una de las tareas fundamentales de los periódicos a principios del siglo XIX es educativa -dice Esther Acevedo-. Claro que también hay otros lugares donde se va diseñando la iden- tidad nacional de manera pedagógica, como los teatros, las escuelas y los museos; pero el periódico, en particular, se encargará de transmitir los valores que la República comenzaba a producir. Al principio se usan hojas volantes y grabados que contienen frases graciosas o críticas punzantes. Luego comienzan a aparecer periódicos, cuyo modelo de caricaturas va a ser tomado de los periódicos franceses. Desde aquel país comienzan a llegar publicaciones y los extranjeros que llegan a radicar aquí traen prensas litográficas entre 1835 y 1845. Antes, la única prensa de este tipo era la de la Academia de San Carlos, pero los caricaturistas no podían utilizarla.

-Incluso, los diarios ajustan su formato al tamaño de esas planchas litográficas...

-Sí, y creo que ese factor acota a los caricaturistas en cuanto a la forma; sin embargo, lo que los va transformando en cuanto a la línea, la perspectiva y el hecho de utilizar ciertos elementos, es el tiempo. En La Orquesta, que dura casi 16 años y es uno de los periódicos más sobresalientes del siglo XIX, tú ves las primeras caricaturas y sientes que el lápiz les tiembla, aún el dibujo es muy académico. Luego, poco a poco, se van soltando hasta tener una línea rápida y con mayor fluidez.

-En cuanto a la veta crítica, ¿cómo evolucionan?

-Conforme pasa el tiempo, la crítica se va haciendo más fuerte. Una de las propuestas que hago como historiadora de arte es que la caricatura fue sembrando la duda en el ciudadano. Y este dudar es una característica que nace en el siglo XIX: se comienza a dudar de la honestidad del presidente, de sus ministros, de las leyes... No existe una historia de la caricatura durante este periodo. Para ver cómo era recibida tienes que ir directo a los periódicos a fin de conocer qué comentaban sobre ellas y, en el caso de los diarios conservadores, te das cuenta de que les tiraban duro porque las consideraban muy groseras. Algo que evidencia que la sociedad no estaba acostumbrada a ellas. Con- forme pasa el tiempo la crítica se va haciendo cada vez mayor, y para la cuarta o quinta reelección de Benito Juárez ya está a todo lo que da.

-¿Qué tanta producción existe en el siglo XIX y quiénes son sus principales exponentes?

-Durante la primera mitad del siglo XIX hay censura en los periódicos. Sin embargo, después de la guerra de Reforma, que ganan los liberales en 1861, hay una gran apertura y surgen 18 periódicos que publican caricaturas. Algunos de los exponentes de ese momento son Constantino Escalante, Santiago Hernández, Alejandro Cazarín y Jesús Alamilla.

-¿Cuál es la característica que identifica la caricatura en este siglo?

-Serían dos. La primera es su nacimiento y la segunda que exhibe lo que se escucha en los corredores y se dice fuera de los círculos oficiales, algo que viene a contradecir o cuestionar lo que se publica en los periódicos. La importancia de la caricatura fue tal que muchos historiadores atribuyen el hecho de que Sebastián Lerdo de Tejada no se haya reelegido a la crítica que hubo en contra suya en El Ahuizote.

-¿Cómo se da la transición a los caricaturistas del siglo XX?

-Yo creo que lo que constituye el puente entre el siglo XIX y el XX es José Guadalupe Posada, ya que fue alumno de todo este grupo que publicaba en el periódico La Orquesta -responde ahora Agustín Sánchez González-. Por otra parte, creo que aún falta por investigar a fondo la cuestión de la censura y la represión. ¿Hasta qué punto la supuesta libertad de los caricaturistas era tal? O si más bien lo que había era una "línea" que, en el caso de Lerdo, es muy clara. Porfirio Díaz está maiceando a la gente para que le "pegue" a Sebastián. Otro caso es el de Madero. Prácticamente todos los caricaturistas de la época, incluso personajes que después se cargan a la izquierda como Orozco, lo van a aplastar; de tal suerte que toda la caricatura de la Revolución tiene una incidencia muy grande en la caída de Madero. No hay nadie que no haya criticado los errores que cometió. Es más, una hipótesis puede ser el que la caricatura haya ayudado a que no hubiera tantas protestas por el golpe de Victoriano Huerta. La gente estaba tan sensibilizada ante los errores de Madero, magnificados o no, que la reacción general no fue tan fuerte.

-¿Qué publicaciones aparecieron en ese momento?

-Multicolor es la gran revista del periodo revolucionario, donde publican personajes como El Chango Cabral, Clemente Islas Allende, José Clemente Orozco y Santiago R. de la Vega, entre otros. Contrario a la cantidad de publicaciones que surgieron en el siglo XIX, desde 1929 cuando se funda el Partido Nacional Revolucionario (PNR) hasta 1968 son muy pocas las revistas de caricatura que tuvieron gran impacto. Son seis o siete nada más, entre las que destaca Fantoche por su calidad estética. Ahí participaba gente como Miguel Covarrubias y Alfredo Zalce, quien firmaba como ERA. Algo curioso es que ciertos pintores que hicieron caricatura se ocultaron tras seudónimos. Otro caso es Chávez Morado, que firmaba como Chon.

viernes, 24 de febrero de 2012

Afirman que la caricatura en México es la realidad social del país

Cultura • 24 Febrero 2012 - 8:36pm — Notimex
En la edición XXXIII de la FILPM fue presentado libro especializado en el tema
“Historia de la caricatura en México” de Esther Acevedo Valdez.

Ciudad de México • Consistente de 244 páginas, hoy fue presentado en la XXXIII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) el volumen “Historia de la caricatura en México”, de los historiadores Esther Acevedo Valdez y Agustín Sánchez González.

Para la ocasión, en el Auditorio Sotero Prieto del Palacio de Minería, sus autores prepararon textos especiales: Esther Acevedo lo hizo con “Entre la risa y la rebelión. La caricatura en México”, y Agustín Sánchez en “100 años de humor gráfico en México 1900-2000”.

Los especialistas expusieron que en el libro se destacan revistas climáticas en el imaginario mexicano, como “La orquesta” (siglo XIX) y “EL hijo del Ahuizote” (XX), ésta publicación esencial para comprender la etapa de la Revolución Mexicana, como para conocer la lucha estudiantil de 1968 lo es “La garrapata”, dijeron.

Refirieron que un sinfín de artistas gráficos pueblan el texto, desde José Guadalupe Posada al “Chango” Cabral; de Escalante a Rius, hasta llegar a “moneros” como Naranjo.

Pionera del estudio de la imagen en México, Esther Acevedo trabaja el tema desde 1972, además que ha sido curadora de las exposiciones “Pinceles de la historia” y “Maximiliano. Testimonio artístico de un episodio fugaz”, montadas en el Museo Nacional de Arte.

También lo fue de “Revolución es”, presentada en el Laboratorio Arte Alameda. La coautora señaló que el presente proyecto fue muy fácil de trabajar junto con su colega.

Fiel a sus textos anteriores, “Gabriel Vargas. Una historia chipocluda” o “Posada”, Agustín Sánchez es poseedor de una visión crítica de la historia a partir de la obra gráfica.

Consultado el también autor de “La banda de automóvil gris”, sobre la afirmación de que la caricatura resume el tiempo, dijo que “la caricatura se construye diario, se elabora al día, como va, por lo tanto en el oficio periodístico es lo más cercano a la realidad. Lo que convierte al libro, ´Historia de la caricatura en México´, en un indispensable de la cultura nacional”, aseguró.

Apuntó que el libro es la primera historia seria de la caricatura mexicana, a través del cual se podrá comprender los últimos dos siglos del país.

domingo, 12 de febrero de 2012

El verdadero nombre de "La Catrina" y otros misterios de Posada


El verdadero nombre de "La Catrina" y otros misterios de Posada

La vida del caricaturista e ilustrador mexicano más afamado de finales del Siglo XIX y principios del XX, José Guadalupe Posada, está construida a base de historias de las que poco se puede comprobar

Por: Montserrat Arqué | 12 de Febrero, 2012 | 19:37

A finales de siglo XIX, México vivió un momento de sumo esplendor en el ámbito de las bellas artes, sobre todo en la pintura, escultura y arquitectura, que en la actualidad podemos apreciar en decenas de monumentos arquitectónicos que engalanan distintas ciudades del país.

En los primeros años del tercer milenio, dichas expresiones artísticas sufrieron un cambio radical, pues dejaron de ser simples expresiones de estética y belleza, para convertirse en un vehículo de denuncia social, basada en una práctica indígena que tuvo gran auge con artistas como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros: la pintura mural.

Junto con la figura de los muralistas, surgió otro artista enigmático y que ha sorprendido con su obra, tanto a propios como extraños, de la cultura mexicana y que cada noviembre sale a relucir. Nos referimos a José Guadalupe Posada.

José Guadalupe Posada fue un pintor, ilustrador y caricaturista mexicano, nacido el 2 de febrero de 1852, en la ciudad de Aguascalientes. Desde niño mostró habilidades en el dibujo, por lo que ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de su estado. Con 16 años de edad, se convirtió en ayudante y aprendiz de Trinidad Pedroza, uno de los litografistas más destacados de la época.


En un principio, Posada se dedicó a hacer caricatura política; colaboró con diversos medios impresos de la época, algunos famosos tales como "El Jicote", que fue el periódico encargado de publicar sus primeras viñetas y difundirlas a todo el público mexicano, cuando contaba con tan sólo 19 años.

Durante un tiempo vivió en León, en donde se desempeñó como docente en la Escuela Preparatoria de la ciudad guanajuatense; posteriormente se mudó a la Ciudad de México, en donde trabajó en distintas editoriales, quedando plasmados sus grabados en varios periódicos de aquella época.

Gracias a esto, su nombre saltó rápidamente a la fama, la cual creció aún más, cuando realizó un trabajo de crítica social y retrató con exactitud las creencias y forma de vivir de la sociedad mexicana, con un sentido del humor y lleno de sátiras.

La obra de Posada es bastante extensa; podemos encontrar caricaturas políticas, de escenas cotidianas, pero la más famosa y la que cada 2 de noviembre es recordada, son las famosas calaveras; las cuales se han convertido en todo un ícono de la cultura nacional.


El mismo diego Rivera alguna vez dijo que este hombre era "el prototipo del artista del pueblo" e incluso, se le considera como el precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por el resto de los pintores más importantes de la época revolucionaria.

Falleció en el Distrito Federal el 20 de enero de 1913, increíblemente en la pobreza, solo, rodeado de misticismo, a tal grado que fue sepultado en una fosa común, de la cual se desconoce su paradero, ya que nadie reclamó sus restos.

Agustín Sánchez González es un famoso historiador mexicano, especializado, precisamente, en la caricatura que ha sido parte de nuestra historia, siendo el personaje de José Guadalupe Posada, uno de los hombres que más le ha llamado la atención y al cual, le ha dedicado varios años de investigación.


Sánchez González publicó en 2008, el libro titulado "Posada", en donde tras un arduo trabajo, echa por tierra varias cosas que se daban por aceptadas en la vida del grabador e ilustrado, siendo los más dogmáticos los que rechazan toda la información contenida en este texto.

Según informador.com.mx, así como agusanvh.blogspot.com, estos son algunos de los mitos que rodean la vida, obra y muerte de José Guadalupe Posada, el mejor caricaturista mexicano.

Porfirista y conservador. Según Rafael Barajas, mejor conocido como "El Fisgón", señala que el artista le era leal a Porfirio Díaz, y que creía y practicaba fervientemente sus ideas. Sánchez González no cree en dicha afirmación, pues aunque Posada haya sido un reacio defensor del modernismo, siempre criticó la desigualdad e injusticia social derivada del gobierno porfirista.


El verdadero nombre de "La Catrina". Quizá esta sea la obra más popular y conocida por todos los mexicanos y con la que a Posada se le relaciona en el extranjero. El historiador descubrió que dicha caricatura originalmente fue titulada como "La Calavera Garbancera" y que fue Diego Rivera, quien finalmente le llamara "La Catrina", tras haber inmortalizado dicha imagen en su mural llamado "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central".


No tenía preferencias políticas. Resulta ser que un grabador de nombre Leopoldo Méndez, publicó en 1892 un dibujo sobre la represión porfirista, en donde retrata a Posada al lado de los hermanos Flores Magón, lo que generó que al ilustrador se le señalará como un anarquista radical. En realidad, jamás conoció ni coincidió con estos personajes de la Revolución y siempre se mantuvo en el centro, tratando de retratar la vida de las personas.


La muerte relacionada con nuestras raíces indígenas. Se cree que su obsesión con el tema de la muerte, se debe a que desde pequeño estuvo en contacto con ella. Primero, su casa en Aguascalientes se encontraba frente a un panteón, vivió de cerca una epidemia de cólera que cobró la vida de decenas de personas, fue testigo de cuando los bandidos asaltaron su ciudad natal, fusilando y colgando a gente a diestra y siniestra; dichos cadáveres fueron a parar cerca de su casa.


Su segundo apellido no es Ruiz. Debido a la poca documentación que se tiene del artista, mucho tiempo se creyó que su nombre completo era José Guadalupe Posada Ruiz; Agustín Sánchez tuvo la posibilidad de tener la fe de bautismo de este hombre en sus manos, en donde se percató que en realidad, su segundo apellido era Aguilar.


Su hijo. Se sabía que Posada llegó a la Ciudad de México acompañado de su hijo adolescente, del cual ya nada se supo. Sánchez González averiguó que el nombre del chico era Juan Sabino Posada Vela, que su madre había sido una señora de nombre María de Jesús Vela y que falleció en enero de 1900, a los 17 años de edad, al haber contraído tifo exantemático.


Relación con los Vanegas Arroyo. Se ha dado por hecho que José Guadalupe Posada llegó a la Ciudad de México exclusivamente para trabajar en el taller de litografía de la familia Venegas Arroyo. Sánchez afirma que en realidad, quien le invitó a venir a la capital fue Irineo Paz (abuelo de Octavio Paz), por lo que en realidad, el dibujante era una especie de freelance, pues sí que trabajó para los Vanegas Arroyo, pero no de manera exclusiva, pues al mismo tiempo, su trabajo fue publicado en más de 40 periódicos.

http://de10.com.mx/13502.html

El verdadero nombre de "La Catrina" y otros misterios de Posada

Se tienen muy pocas fotografías de Posada e incluso, sólo se conocen tres entrevistas de él



El verdadero nombre de "La Catrina" y otros misterios de Posada
La vida del caricaturista e ilustrador mexicano más afamado de finales del Siglo XIX y principios del XX, José Guadalupe Posada, está construida a base de historias de las que poco se puede comprobar

Por: Montserrat Arqué | 12 de Febrero, 2012 | 19:37

A finales de siglo XIX, México vivió un momento de sumo esplendor en el ámbito de las bellas artes, sobre todo en la pintura, escultura y arquitectura, que en la actualidad podemos apreciar en decenas de monumentos arquitectónicos que engalanan distintas ciudades del país.

En los primeros años del tercer milenio, dichas expresiones artísticas sufrieron un cambio radical, pues dejaron de ser simples expresiones de estética y belleza, para convertirse en un vehículo de denuncia social, basada en una práctica indígena que tuvo gran auge con artistas como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros: la pintura mural.

Junto con la figura de los muralistas, surgió otro artista enigmático y que ha sorprendido con su obra, tanto a propios como extraños, de la cultura mexicana y que cada noviembre sale a relucir. Nos referimos a José Guadalupe Posada.

José Guadalupe Posada fue un pintor, ilustrador y caricaturista mexicano, nacido el 2 de febrero de 1852, en la ciudad de Aguascalientes. Desde niño mostró habilidades en el dibujo, por lo que ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de su estado. Con 16 años de edad, se convirtió en ayudante y aprendiz de Trinidad Pedroza, uno de los litografistas más destacados de la época.


En un principio, Posada se dedicó a hacer caricatura política; colaboró con diversos medios impresos de la época, algunos famosos tales como "El Jicote", que fue el periódico encargado de publicar sus primeras viñetas y difundirlas a todo el público mexicano, cuando contaba con tan sólo 19 años.

Durante un tiempo vivió en León, en donde se desempeñó como docente en la Escuela Preparatoria de la ciudad guanajuatense; posteriormente se mudó a la Ciudad de México, en donde trabajó en distintas editoriales, quedando plasmados sus grabados en varios periódicos de aquella época.

Gracias a esto, su nombre saltó rápidamente a la fama, la cual creció aún más, cuando realizó un trabajo de crítica social y retrató con exactitud las creencias y forma de vivir de la sociedad mexicana, con un sentido del humor y lleno de sátiras.

La obra de Posada es bastante extensa; podemos encontrar caricaturas políticas, de escenas cotidianas, pero la más famosa y la que cada 2 de noviembre es recordada, son las famosas calaveras; las cuales se han convertido en todo un ícono de la cultura nacional.


El mismo diego Rivera alguna vez dijo que este hombre era "el prototipo del artista del pueblo" e incluso, se le considera como el precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por el resto de los pintores más importantes de la época revolucionaria.

Falleció en el Distrito Federal el 20 de enero de 1913, increíblemente en la pobreza, solo, rodeado de misticismo, a tal grado que fue sepultado en una fosa común, de la cual se desconoce su paradero, ya que nadie reclamó sus restos.

Agustín Sánchez González es un famoso historiador mexicano, especializado, precisamente, en la caricatura que ha sido parte de nuestra historia, siendo el personaje de José Guadalupe Posada, uno de los hombres que más le ha llamado la atención y al cual, le ha dedicado varios años de investigación.

Sánchez González publicó en 2008, el libro titulado "Posada", en donde tras un arduo trabajo, echa por tierra varias cosas que se daban por aceptadas en la vida del grabador e ilustrado, siendo los más dogmáticos los que rechazan toda la información contenida en este texto.

Según informador.com.mx, así como agusanvh.blogspot.com, estos son algunos de los mitos que rodean la vida, obra y muerte de José Guadalupe Posada, el mejor caricaturista mexicano.

Porfirista y conservador. Según Rafael Barajas, mejor conocido como "El Fisgón", señala que el artista le era leal a Porfirio Díaz, y que creía y practicaba fervientemente sus ideas. Sánchez González no cree en dicha afirmación, pues aunque Posada haya sido un reacio defensor del modernismo, siempre criticó la desigualdad e injusticia social derivada del gobierno porfirista.

El verdadero nombre de "La Catrina". Quizá esta sea la obra más popular y conocida por todos los mexicanos y con la que a Posada se le relaciona en el extranjero. El historiador descubrió que dicha caricatura originalmente fue titulada como "La Calavera Garbancera" y que fue Diego Rivera, quien finalmente le llamara "La Catrina", tras haber inmortalizado dicha imagen en su mural llamado "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central".

No tenía preferencias políticas. Resulta ser que un grabador de nombre Leopoldo Méndez, publicó en 1892 un dibujo sobre la represión porfirista, en donde retrata a Posada al lado de los hermanos Flores Magón, lo que generó que al ilustrador se le señalará como un anarquista radical. En realidad, jamás conoció ni coincidió con estos personajes de la Revolución y siempre se mantuvo en el centro, tratando de retratar la vida de las personas.

La muerte relacionada con nuestras raíces indígenas. Se cree que su obsesión con el tema de la muerte, se debe a que desde pequeño estuvo en contacto con ella. Primero, su casa en Aguascalientes se encontraba frente a un panteón, vivió de cerca una epidemia de cólera que cobró la vida de decenas de personas, fue testigo de cuando los bandidos asaltaron su ciudad natal, fusilando y colgando a gente a diestra y siniestra; dichos cadáveres fueron a parar cerca de su casa.

Su segundo apellido no es Ruiz. Debido a la poca documentación que se tiene del artista, mucho tiempo se creyó que su nombre completo era José Guadalupe Posada Ruiz; Agustín Sánchez tuvo la posibilidad de tener la fe de bautismo de este hombre en sus manos, en donde se percató que en realidad, su segundo apellido era Aguilar.

Su hijo. Se sabía que Posada llegó a la Ciudad de México acompañado de su hijo adolescente, del cual ya nada se supo. Sánchez González averiguó que el nombre del chico era Juan Sabino Posada Vela, que su madre había sido una señora de nombre María de Jesús Vela y que falleció en enero de 1900, a los 17 años de edad, al haber contraído tifo exantemático.

Relación con los Vanegas Arroyo. Se ha dado por hecho que José Guadalupe Posada llegó a la Ciudad de México exclusivamente para trabajar en el taller de litografía de la familia Venegas Arroyo. Sánchez afirma que en realidad, quien le invitó a venir a la capital fue Irineo Paz (abuelo de Octavio Paz), por lo que en realidad, el dibujante era una especie de freelance, pues sí que trabajó para los Vanegas Arroyo, pero no de manera exclusiva, pues al mismo tiempo, su trabajo fue publicado en más de 40 periódicos.

sábado, 11 de febrero de 2012

Un dulce sabor a muerte


Por Orquídea Fong

Uno de los epítetos más frecuentemente adjudicados a la mujer—aparte del de “loca”—ha sido, históricamente, “dulce”. Estereotipos que perduran a la fecha, en que todavía discutimos si las mujeres son de un modo o de otro y si los hombres son así o asá por el solo hecho de ser mujeres u hombres. Se ha creído en la existencia o se ha querido imponer a la mujer una intrínseca condición de suavidad y dulzura, que, de sobra está decirlo, pocas veces se cumple.

Tal vez con deseo de contrastar el estereotipo o simplemente, con ganas de desarrollar un excelente tema, el historiador mexicano Agustín Sánchez escribió el libro “Un dulce sabor a muerte”, que recoge historias de mujeres criminales mexicanas a lo largo de un siglo. Destaca, por la fama de su protagonista, el caso de María Teresa Landa, quien fue la primera Señorita México en 1928 y que, en un arrebato de celos, mató a su marido bígamo.

Landa, en un sonado proceso judicial, fue absuelta por el jurado. Sí, su proceso fue el último en la historia judicial mexicana que contó con un jurado compuesto de personas comunes, al estilo norteamericano e inglés. Tan arrebatador fue su efecto en ellos, tan bella y apasionada era, tan elegante y culta, tan sincera al confesar su arrebato asesino, que se la absolvió, no pudiendo culpar a quien enloqueció momentáneamente debido a “amar con delirio”.

Muchas historias más contiene el libro. La de la famosa Bejarano, la primera asesina serial mexicana de que se tenga registro,que secuestraba niñas y jovencitas humildes para torturarlas al más puro estilo lésbico-dominatriz y que fue condenada gracias al testimonio de su propio hijo.

“Un dulce sabor a muerte” es uno de muchos interesantes libros de Agustín Sánchez, autor también de una biografía sobre el caricaturista mexicano, Gabriel Vargas, creador de la adorable Familia Burrón.

El libro fue editado por Martínez Roca en el 2000 y se consigue en librerías y sitios electrónicos como Amazon Books.

viernes, 10 de febrero de 2012

Arias Bernal en Aguascalientes

Comunidad y cultura
10 de febrero de 2012

Aguascalientes, Ags.- El Gobernador del Estado, Carlos Lozano de la Torre, al recibir al investigador e historiador Agustín Sánchez González, estableció que Aguascalientes trabaja incesantemente en regresar con veracidad al más grande de sus artistas no sólo para rendirle homenaje, sino también para recuperar para las nuevas generaciones la esencia de pueblo con profundo linaje que trabaja por un mejor futuro.

Luego de recibir una colección de poco más de 80 caricaturas autoría de otro gran caricaturista aguascalentense, Antonio Díaz Bernal, que serán expuestas en el marco de la celebración del centenario del fallecimiento de Posada, el Jefe del Ejecutivo del estado dijo que se consolida cada vez más la propuesta para hacer un justo y merecido homenaje al mexicano que con sus creaciones proyectó al mundo entero a el México real, y esto implica también mostrar al hombre detrás del mito que, sin duda alguna, lo hace más relevante y más cercano a la gente y al país que retrató en sus grabados.

"Ahora celebramos los primeros cien años de la creación de la Calavera Garbancera, mejor conocida como La Catrina, y por eso es que estamos trabajando para qe todas las actividades que se preparan en el Museo José Guadalupe Posada harán honor al gran creador aguascalentense y a sus creaciones", dijo Lozano de la Torre.

Por su parte, el reconocido historiador Agustín Sánchez González felicitó a Carlos Lozano de la Torre por su iniciativa para que Aguascalientes celebre a uno de sus hijos más queridos, y sostuvo que la figura de Guadalupe Posada es tan grande que ni siquiera cabe en la entidad, por lo que abrirla a la nación es una decisión acertada.

El historiador agregó que es de reconocerse la iniciativa del Gobierno del Estado que busca abrir el legado de Guadalupe Posada haciéndose preguntas, y respondiéndolas, en torno a este personaje el mito que borra su historia real y que lo hace aún más grande, pues supo retratar a México a pesar de las terribles condiciones en las que se desenvolvía su propia vida.

Aguascalientes, a pesar de que es uno de los estados más pequeños del país, es uno de los más grandes de personalidades culturales. Me sorprende mucho la cantidad de grandes personajes que hay en Aguascalientes, y es de reconocerse que además cuenten con un gobierno que entiende a la perfección cómo deben de preservarse los espejos en los que se refleja su pueblo. Me parece espléndido y felicito al Gobernador por hacerlo", dijo Sánchez González.

Finalmente, el historiador dijo que también es de celebrarse que Aguascalientes busque retomar el reconocimiento a Antonio Díaz Bernal, quien nació en esta ciudad y quien es uno de los caricaturistas más importantes del mundo.

"En la guerra mundial fue considerado como el gran caricaturista de la guerra. Fue el primer mexicano que obtuvo el premio Maria Moors Cabot en Washington por sus caricaturas contra la guerra y contra el fascismo. Arias Bernal, obtuvo una larga y fructuosa vida como caricaturista, y es de reconocerse que su tierra natal lo recupere también como uno de los grandes artistas", concluyó.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...