sábado, 10 de diciembre de 2016

La tarde que lloré en Lisboa




Me encanta perderme por las calles de los lugares que visito, ya sean grandes ciudades o pequeñas poblaciones; me encamino hacia donde me late el corazón. 

Más de una vez he tenido que andar muchas horas para encontrar algo o para saber cómo regresar.

En ciudades como Madrid, con calles circulares, he descubierto innumerables sitios que no existen ni en las guías, por eso los paseos con autobuses o con "guías" de turismo me causan escozor. 

Mirar las ciudades, para mí, tiene que ser a pie, hasta cansarse, hasta que la mirada se pose en algo, en alguien, en alguna cosa, y luego como premio, encontrar una tabernita donde tomar una cerveza, un vinito, o toparse con una fonda, una pastelería (como en Lisboa donde los pastelitos de Belem son un orgasmo)

La delicia de la caminata, en Lisboa, tuvo un momento mágico.

Buscábamos la terminal del tranvía 28, el más famoso de la ciudad, el que transita por una pequeña calle, de subida, una experiencia única, cuando vimos una bella fachada de iglesia y entramos... columnas en ruinas, desgajadas, cuadros ahumados, un sitio impactante y sombrío: el dolor, la angustia, la tristeza, todo se juntó en mi alma e hizo que mi corazón quedara estrujado. 

De pronto mis ojos se nublaron, creo que de nuevo sucede, mientras escribo, por la sensación del momento.

La Iglesia de Santo Domingo de Lisboa es ese lugar que les cuento.  
A la salida aparecía la nota del periódico acerca de la quemazón habida en agosto de 1959 y que dejó al edificio en esas condiciones. 

Sin embargo, investigando más, me entero de que en ese sitio han ocurrido otras desgracias, por lo que le llaman, la iglesia de las tres tragedias. 

Un par de ellas las leí en http://travellingdijuca.com/2012/12/15/la-igreja-de-sao-domingos-y-la-masacre-de-lisboa-de-1506/

La primera habla de una masacre a judíos conversos en 1506. Resulta que tras su expulsión de España, llegaron miles de ellos a Portugal y ese momento coincidió con varias desgracias, lo que llevó a creer que era su culpa y hubo una matanza de judíos azuzados por los dominicos del lugar. (Después se instaló ahí la Santa Inquisición con el consecuente dolor y persecución a los que no pensaban como los católicos.


La segunda, ocurrió el "1 de noviembre de 1775 un terremoto y posteriormente un tsunami que afectó a la zona de Baixa, destrozó el convento de Santo Domingo del que formaba parte la iglesia dejando en pie solamente la capilla. Ese terremoto es de los más fuertes que habido en toda la historia y obligó a reconstruir toda esa zona lo que se aprovechó para crear avenidas y plazas más anchas que hay hoy en día. Y en el caso de la iglesia reconstruida según el estilo barroco de la época en vez del gótico que le corresponde por ser su primera construcción del siglo XIII".


La tercera se refiere a la quemazón del 13 de agosto de 1959 cuando se destruyó el interior gravemente.

Total, entrar a esa iglesia estruja el corazón.

Tal parece que, en efecto, ese lugar recibió el castigo divino por la mala fe ocurrida.


Aun lo recuerdo y me llena de pesadumbre; de cualquier manera, hay que ver el testimonio directo de una tragedia, de un lugar que queda ahí, como muestra de la maldad humana y de los estragos
naturales. 


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