domingo, 10 de mayo de 2015

10 de mayo


Como el 12 de diciembre, la fiesta del 10 de mayo se ha convertido en una fiesta nacional. 

Todo empezó en los años en que el país comenzaba a cerrar el telón de la revolución y emprendía su marcha a la institucionalización.

En 1982, Martha Acevedo publicó un espléndido libro llamado El 10 de mayo, donde va a los orígenes de la historia de esta fecha que fue una respuesta a las campañas realizadas en Yucatán a favor de las mujeres.

Salvador Alvarado, un hombre de izquierda, lector de Flores Magón, gobernaba ese Estado y ahí  promovió una serie de reformas muy avanzadas, como apoyar que se llevara a cabo el "Primer Congreso Feminista en Yucatán, al que asistieron 617 delegadas con una propuesta central: "arraigar en los ciudadanos la convicción de que los estímulos a las mujeres deben constituir el máximo orgullo de todo hombre libre".

Al término el gobierno del Gral. Alvarado, fue sustituido por Felipe Carrillo Puerto, quien implanta la enseñanza del español a los mayas, funda diversas instituciones de educación, promulga la Ley del Divorcio, combate a la Iglesia sectaria, impulsa las Ligas Feministas y se opone a la existencia de espacios denominados "sólo para hombres": cantinas, prostíbulos y palenques.

Sigue Martha Acevedo:
El Congreso Feminista de 1916 había aportado valiosas reflexiones sobre la educación tradicional a las mujeres, y las yucatecas lograron, en 1922, una cierta organización en las Ligas Feministas, estableciendo los "lunes rojos", esto es, grupos de lectura mixtos que arrojaron experiencias ricas sobre la educación racionalista.

La respuesta nacional llegó con el director de Excélsior, del periodista Rafael Alducin, las damas de la Cruz Roja y la Cámara de comercio quienes “promovieron el 10 de mayo como la manifestación del amor filial y el levantamiento de un "monumento de ternura a la que nos dio el ser".  (Que se realizó en la época del presidente católico Manuel Ávila CaMocho)

El miércoles 10 de mayo de 1922, la primera plana de Excélsior la dedicó a exaltar la labor de las madres en los trabajos domésticos, dejando de lado el trabajo remunerado.

Así, este diario capitalino invirtió el papel que el socialismo del sureste propuso a las mujeres. De un papel activo de discusión y participación, a uno que consagraba su pasividad y sus "atributos congénitos".
Dice Martha Acevedo.


Esa es la historia.

(En 1971 hubo una protesta contra el mito de la madre.  Ese fue el volante, con las caricaturas de Magú)

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