jueves, 26 de junio de 2014

JUNCO

Hace cuatro años, en 2010, mientras se realizaba el Campeonato Mundial de futbol, en Sudáfrica, el 24 de junio inauguramos la exposición Nosotros los otros, de Manuel Álvarez Junco en la Biblioteca del Centro Nacional de las Artes, en la ciudad de México.

Entonces no imaginamos que, cuatro años después, en pleno mundial de Brasil, tuve el gusto y el honor de participar, no sólo en la inauguración de la muestra El espejo y el martillo, en la Biblioteca María  Zambrano, de la Universidad Complutense, también formé parte de una mesa redonda denominada Reflexiones desde el arte y el humor con el artista.

La obra de Junco es una caja de sorpresas, un encuentro con la realidad más allá de la mirada costumbrista y/o cotidiana.


Todo el arte, de acuerdo a la original definición de caricatura (del italiano caricare, cargar, exagerar) es una caricatura, todas las expresiones estéticas nos muestra una exgeración de la realidad, inclusive el propio realismo.







 Pero, el humor gráfico, la caricatura en trazos, como la que práctica Junco, es una forma de lectura, incendiaria que nos permite leer, soñar y encontrarnos con una realidad más absurda que la realidad misma.
Esta nueva muestra, El espejo y el martillo, es un encuentro onírico con la realidad. La complejidad de los trazos se muestran de una manera coloquial, lo que genera una complejidad en la mirada.











Además, mirar la obra de Junco en el ámbito de una biblioteca, uno de mis sitios favoritos en la vida, es un goce sobrecogedor sobre todo cuando este espacio, como lo es la moderna biblioteca María Zambrano, resulta una innovadora manera de estar y de ser.

Privilegios de la vida (y de la vista) no son muchos, este fue, para mi, uno de ellos. 

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