miércoles, 30 de abril de 2014

Ciudad Crónica

En la ciudad de los sordos

Esta noche de finales de abril de 2014, y desde la tarde, cuando andaba por Ciudad Universitaria, me entró una fuerte nostalgia por los tiempos, por las décadas que han pasado, por aquellos momentos cuando llegaba a la redacción de El Universal y me encontraba a un hombre bigotón, con una sonrisa amable y un encanto tal, que hubiera obedecido hasta la más extraña consigna que me diera.
Nunca fue así, salvo cuando no tenía reporteros y ordenaba gentilmente fuera a cubrir la nota, a entrevistar a alguien o a escuchar su nota diaria u opinar sobre su Gato Culto.
Si, era Paco Taibo I, don Paco, Paco, Taibo.
Recuerdo la primera mañana que acudí a la redacción. Entonces no era nada complicado entrar y salir (hoy es un bunker) El corazón latía a cien, en mi mochila de sexto de primaria (no es que estuviera en ese grado, pero era de ese tipo) llevaba dos cuartillas que había escrito dos días antes y había pulido.
Quería escribir en la sección cultural de Taibo.
Ya había publicado en El Sol de México en la Cultura, en el Así es, periódico del PSUM, donde dirigía la sección de cultura y en algunos periódicos estudiantiles.
Pero Taibo y El Universal eran otra cosa, era un gran reto, era el periódico.
Tímidamente, me acerqué a don Paco, apena volteó en cuanto me vio a un paso. Volvió a buscar, no sé que buscaba pero revolvía todo. Yo en silencio, él me pidió recoger una hoja que se le cayó al piso. Hasta ese momento me volvió a mirar y a sonreír con esa risa extrañamente dulce y socarrona. 
- Dime
- Quiero publicar en su, en tu, en su sección.
- Te daré un consejo, uno sólo, nunca doy. Si quieres publicar algo, no lo digas, escribes,  entrega tu nota y ya.
De mi mochilita de sexto, saqué mis dos cuartillas y se las entregué.
- Déjalas ahí encima de ese montón de colaboraciones. Tengo mucho trabajo, adiós, me guiñó un ojo.
Dejé el periódico entre alegre y desconcertado al ver el montón de gente que quería escribir con Taibo.
Y temí que mi artículo terminara en ese montón...
Al día siguiente apareció mi nota: "Paraguas metafísicos en la ciudad".
Era enero de 1987.
27 años después, quiero volver a escribir esa columna. 
Como a la prensa cultural actual no le interesa la crónica, ni quiero andar pidiendo espacios, la escribiré por acá. 
Hoy, tras la nostalgia, quería escribir de esta ciudad de sordos, pero Taibo se me apareció. 
"Ai pa´lotra"

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